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Carolina Otero



Agustina Carolina del Carmen Otero Iglesias,[2]​ más conocida como Carolina Otero o La Bella Otero (Valga, 4 de noviembre de 1868-Niza, 12 de abril de 1965), fue una bailarina, cantante, actriz y cortesana española afincada en Francia y uno de los personajes más destacados de la Belle Époque francesa en los círculos artísticos y la vida galante de París.[1]

Hija de una madre soltera y muy pobre (Carmen Otero Iglesias, 1844-1903) y de un oficial de la armada griega llamado Carasson,[3]​ apenas tuvo acceso a una educación académica. Tuvo cinco hermanos: Gumersindo, Valentín, Adolfo y Francisco, y una hermana gemela, Francisca. En julio de 1879, a los diez años, fue violada por Venancio Romero "Conainas", zapatero del pueblo, a causa de lo cual quedó estéril y huyó de casa unos meses después y no volvió nunca más a su pueblo natal, Valga. Tras la fuga decidió usar su segundo nombre: Carolina, en lugar del primero Agustina.

A los trece años conoció a su primer amante, Paco, un joven tres años mayor que ella, quien la enseñó a bailar flamenco, a cantar, a ejercer de comediante en los salones de cantantes, sin embargo, él fue quien la indujo a la prostitución. Cuando ella enfermó, el médico denuncia la situación de la menor de edad; la traen a casa, pero su madre la rechaza. Ella se une a Paco en Lisboa.

Trabajó en una compañía de cómicos ambulantes portugueses. Al dejar la compañía se vio obligada a ejercer oficios muy humildes para salir adelante, como trabajar de doméstica, bailar en locales de la más diversa índole, e incluso llegar a ejercer la prostitución.[4]

En 1888 conoció en Barcelona a un banquero llamado Ernest Jurgens que la quiso promocionar como bailarina en Francia y la llevó a Marsella. En cualquier caso casi en seguida empezó a promocionarse a sí misma hasta llegar a ser una bailarina conocida en toda Francia como La Bella Otero. En la promoción enfatizaba su origen español (muy exótico en Francia por entonces) y se presentaba artísticamente como andaluza y de origen gitano. La construcción del personaje artístico de Otero está tan llena de mitos que incluso han perdurado hasta nuestros días y aún hay biógrafos que sitúan su nacimiento en Cádiz, hija de una gitana, tal y como ella afirmaba en su autobiografía.

Actuó en Nueva York en 1890 y realizó giras por todo el mundo como bailarina exótica y actriz, consiguiendo fama internacional. Argentina, Cuba y Rusia fueron algunos de los países que visitó y actuó más veces. En este último llegó a conocer a Rasputín. Otero actuó durante muchos años en París en el Folies Bergère, donde era la estrella y en el Cirque d'été. Se puede decir que fue la primera artista española conocida internacionalmente.

Otero no era una bailarina profesional y su arte era más instintivo que técnico. Sus danzas eran una mezcla de estilos flamenco, fandangos o danzas exóticas. También era una cantante competente y tenía calidad como actriz. Representó a Carmen de Bizet y piezas teatrales como Nuit de Nöel.

A pesar de sus éxitos profesionales, Otero había conseguido ascender en el mundo artístico prostituyéndose y haciéndose amante de hombres influyentes.[4]​ No era una práctica extraña que las artistas ejercieran de cortesanas para aumentar sus ingresos. En la Belle Époque era habitual y los hombres que podían pagar las astronómicas sumas que cobraban estas cortesanas conseguían prestigio. Otero era una de las más famosas y cotizadas de la alta sociedad parisina. Fue amante de Guillermo II de Alemania, Nicolás II de Rusia, Leopoldo II de Bélgica, Alfonso XIII de España, Eduardo VII del Reino Unido y Aristide Briand —con quien tuvo una relación entrañable hasta la muerte del político—, entre otros. Otero llegó a reunir una fabulosa fortuna que, debido a la ludopatía que padecía, fue dilapidando en los casinos de Montecarlo y Niza.[4]

Retirada de los escenarios en 1910, se estableció en Niza, donde vivió hasta su muerte en 1965 totalmente arruinada y sola. Vivía de una pensión que le pasaba el Casino de Montecarlo en agradecimiento por los millones de francos que en él dejara.[4]​ Nunca se casó.

Falleció de un infarto fulminante en su humilde departamento el 12 de abril de 1965, con noventa y seis años. A su entierro solo asistieron varios crupieres y el gerente del Casino de Montecarlo para despedirla.

De su vida se han escrito varias biografías y se han hecho películas y series para la televisión. Debido a que Otero inventó parte de su pasado para ocultar hechos como su violación o sus orígenes extremadamente humildes, muchas biografías, películas u otros trabajos en torno a su persona tienen datos inexactos y hechos que nunca sucedieron de verdad.



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