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Carta astral



La carta astral, también llamada carta natal, mapa natal, radix, o natividad es un diagrama usado por los astrólogos que representa, desde una perspectiva geocéntrica, las posiciones planetarias en signos y las casas astrológicas que ocuparon en determinado lugar (latitud y longitud) y tiempo (hora sidérea local) en relación a la fecha de nacimiento de cada persona, con la finalidad de realizar, bajo un cierto número de técnicas,[1]​ interpretaciones psicológicas o incluso predecir el futuro del consultante.

El diagrama de la carta astral está diseñado bajo la forma de anillos concéntricos divididos en 12 sectores de 30º de amplitud cada uno, que mediante la identificación de elementos y sus relaciones, permiten valorar las situaciones preponderantes en la vida tanto presente como futura del consultante. Estos elementos son:

Se basa en la división de la Eclíptica en doce sectores de 30º cada uno. Cada sector cuenta con un significado simbólico basado en el concepto del ciclo y en la posición relativa de cada uno dentro del periodo de traslación de Marte.

Los nombres de los signos del zodiaco corresponden a los mismos usados para designar las 12 constelaciones de la eclíptica, pero que no necesariamente guardan relación con estos, debido a los cambios producidos en el eje terrestre, producto de la Precesión de los equinoccios, y la Nutacion.

Los astrólogos consideran que los signos zodiacales representan el ropaje psicológico que adquieren los planetas por su presencia en ellos. Cada signo tiene unas características o energía dependiendo de la posición de su sector en la eclíptica e históricamente han sido agrupados y clasificados en elementos o energías.[2]

Los signos se clasifican en primer lugar, tomados de dos en dos, en Positivos y Negativos comenzando por Aries, que es positivo, se van alternando. Básicamente, a los positivos se les atribuye extroversión y acción, mientras que a los negativos se les atribuye introversión y pasividad. También se denominan masculinos (los primeros) y femeninos (los segundos).

Si los agrupamos de tres en tres, tendremos las Triplicidades, en las que cada signo está representado por un elemento: fuego, tierra, aire o agua.[3]

Tomados de cuatro en cuatro, tenemos las Cuadruplicidades o cualidades. Según estas, los signos pueden ser: cardinales, fijos o mutables.

Los signos

Los planetas en la astrología son los actores principales dentro del tema de la carta astral, y es necesario advertir que la palabra planeta, en astrología, no tiene el mismo significado que en astronomía. Para los astrólogos la denominación planeta incluye, desde los planetas astronómicos conocidos en el sistema solar (Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno) hasta los que por convenciones astronómicas ya no poseen esta definición (Ceres y Plutón), La astrología también incluye una serie de objetos menores como asteroides (Palas, Vesta, Juno) y cometas (Quirón) que junto con los mayores El Sol y La Luna (llamados luminarias) refuerzan la posible interpretación del tema natal.

En astrología cada planeta tiene varios significados,[4]​ dependiendo del área existencial que se enfoque. Los significados son los que siguen:

Las dignidades

Dependiendo de su emplazamiento en los signos zodiacales, los planetas tienen una serie de afinidades o vinculaciones específicas que son contempladas bajo términos cualitativos y son básicas a la hora de realizar la interpretación de la carta natal. Son, entre otras, la regencia, la exaltación, el detrimento y la caída.

Las casas astrológicas son divisiones que se realizan del espacio angular existente entre las líneas del Meridiano local y del Horizonte, tanto sobre el cielo (semimeridiano superior) como bajo la Tierra (semimeridiano inferior). De la intersección de estos ángulos o ejes, resultan cuatro espacios: Horizonte Este, parte visible y parte invisible y Horizonte Oeste, visible e invisible. Cada uno de estos cuatro espacios se subdivide, generalmente, en tres partes, dependiendo del sistema de casas usado, con lo cual se obtienen doce casas. Históricamente ha habido muchos cambios en el sistema de cálculo y se conocen hasta veinte sistemas de división de casas.

La casa comienza en la llamada cúspide (o grado inicial) y se extiende por un sector circular variable hasta la siguiente cúspide.

No todas las casas se consideran igualmente importantes, ya que algunas lo son especialmente, éstas son las 4 casas angulares (las casas asociadas a los signos cardinales) :

Los aspectos son las distancias angulares que existen entre dos o más planetas. Indican cómo se relacionan diferentes facetas de nuestra vida de acuerdo a los planetas implicados, así como los signos y casas relacionados con dichos planetas.

Existen aspectos mayores, que son los que resultan de dividir el círculo entre 1 (conjunción), entre 2 (oposición), entre 3 (trígono) y entre 4 (cuadratura). Los aspectos menores son los que resultan de dividir el círculo entre 5 (quintil), entre 6 (sextil), etc...

Los aspectos mayores son los más importantes.

Aspectos mayores:

Si la distancia angular entre dos planetas o entre un planeta y un punto sensible no es exactamente la de un "aspecto", es decir, cuando sobra o falta algún grado, se habla de "orbe", término de origen astronómico. En astrología natal se admite que los planetas siguen aspectados incluso cuando el aspecto no es exacto, esto es el orbe, la cantidad de grados que propician la activación de estos aspectos, aunque se pone un límite admitido, dependiendo del planeta y el aspecto que se haga con el planeta. Hay astrólogos muy estrictos y otros que lo son menos. En astrología predictiva (direcciones y progresiones) se suelen admitir orbes más estrechos o exigentes.

Los aspectos se clasifican en benéficos o armónicos y en maléficos o inarmónicos. La primera nomenclatura es arcaica y actualmente se considera en desuso por la mayoría de los astrólogos. La escuela dominante hoy día aboga por considerar que los aspectos inarmónicos (normalmente los derivados de divisiones pares del círculo) provocan más tensión y obligan a superar pruebas, con lo que el beneficio es mayor, aunque se "sufra" más.[5]

Para calcular una carta astral es necesario saber con exactitud la fecha (día, mes y año) y la hora (hora y minutos) del nacimiento de la persona o del evento. También es imprescindible conocer la latitud y la longitud del lugar (tanto del nacimiento como del evento). Si no se conoce la hora o el lugar, es imposible establecer la posición exacta de las casas, las cuales son indispensables para conocer, entre otras tantas cosas, el signo ascendente. La posición de los planetas puede calcularse a partir de las efemérides planetarias sin conocer la hora, porque para la mayoría de ellos basta con saber su posición a 0h de Tiempo Universal, que es como modernamente se publican estas.

El objetivo de los cálculos que siguen es encontrar la llamada A.R.M.C o Ascensión Recta del Mediocielo, o cúspide de la Casa X, para poder situar las casas en el mapa natal.[6]

Si la hora de nacimiento no se puede obtener, o no es precisa, algunos astrólogos tratan de encontrarla mediante una serie de técnicas conocidas como rectificación. Esto se hace generalmente realizando una lista de eventos importantes en la vida de la persona, y calculando a qué hora del nacimiento daría las progresiones más apropiadas y/o los tránsitos para estas fechas. Otro método, a menudo combinado con el anterior, es buscar el Ascendente que parece describir a la persona con mayor precisión - especialmente en lo que se refiere a la apariencia física. Sin embargo, no todos los astrólogos aprueban los sistemas de rectificación, dado que suelen ser técnicas inexactas.[7]

La validez de los horóscopos que se publican diariamente en la prensa ha sido intensamente debatida por diversos investigadores incluso por aquellos que creen o consideran una influencia planetaria por cada sector. Basados en el hecho de que esta información (la que es publicada regularmente en medios impresos o virtuales) solo se basan en la posición de los planetas y sus aspectos a cada signo en particular, puede que esto solo sea válido para 1/12 de la población que los lee. Haciendo que la credibilidad de todo el sistema planetario sea puesto en duda por la población en general aumentado la cantidad de objetores por cada información errónea o no consecuente a las expectativas o circunstancias de quienes la leen.



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