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Cartularios de Valpuesta



Los Cartularios de Valpuesta son una serie de documentos del siglo XII que, a su vez, son copias de otros documentos, algunos de los cuales se remontan al siglo IX, si bien la autenticidad de algunos de ellos es discutida. Están escritos en un latín muy tardío que trasluce algunos elementos propios de un dialecto romance hispánico que ya se corresponde con las características propias del castellano. El preámbulo del estatuto de autonomía de Castilla y León los menciona junto a la Nodicia de Kesos como testimonios que contienen «las huellas más primitivas del castellano».[1]​ En noviembre de 2010, la Real Academia Española avaló los cartularios, escritos en «una lengua latina asaltada por una lengua viva», como los primeros documentos en los que aparecen palabras escritas en castellano, anteriores a las Glosas Emilianenses.[2]​ Sin embargo, la diferencia más destacable entre estos dos documentos, es que las glosas presentan estructura gramatical romance, algo que no se da en los Cartularios de Valpuesta, los cuales son textos escritos en latín y de gramática latina, en los que se incluyen algunas palabras romances. Por tanto, las Glosas Emlianenses son los textos en romance ibérico (del área geográfica actual de lengua castellana) más antiguos de los que se tiene noticia, en los que están presentes todos los niveles lingüísticos.[3]

Los Cartularios de Valpuesta llamados «Gótico» y «Galicano» (este último copiado en 1236) son documentos latinos referentes al Monasterio de Santa María de Valpuesta en la localidad de Valpuesta de la provincia de Burgos. Abarcan textos fechados desde el año 804 hasta 1200, año a partir del cual aparecerán textos escritos en pleno romance castellano, al igual que sucede con otras lenguas iberorrománicas, que mostrarán sus primeros testimonios de un romance plenamente desarrollado a comienzos del siglo xiii.

Estos documentos latinos entreveran rasgos propios de lo que serán las lenguas romances que permiten aproximarse al protorromance hablado en esta zona desde el siglo ix al xii. Como señala Emiliana Ramos Remedios:[4]

Rasgos romances del texto latino de los Cartularios:

De entre estos elementos comunes a varias lenguas iberorromances, hay algunos que caracterizarán expresamente el castellano medieval del siglo xiii, y reflejan, por tanto, un protorromance castellano:

A la vista de estos rasgos Emiliana Ramos concluye que «los documentos de Valpuesta el que sean los primeros en dar fe de elementos lingüísticos del primitivo dialecto castellano como tal».

Comprenden varios manuscritos en que se copiaron documentos de los archivos de la corona, de los obispados, de los monasterios, que tratan de donaciones, juicios, ventas, cambios, y otros tipos de contratos. Los más antiguos datan de los años 804, 844, 864 y 875.

Son dos cartularios con los mismos textos:

Contienen los mismos textos, pero el galicano latiniza algunas expresiones castellanas del gótico.

El siguiente texto del año 844, escrito en estilo gótico:.

Otro texto del año 1107:

Estos documentos fueron publicados por primera vez en 1900 en la prestigiosa revista Revue Hispanique ("Chartes de l´église de Valpusta du IX au XI siécle") por el hispanista francés Luciano Barrau-Dihigo, que limitó su edición a los documentos entre 804 y 1087. Posteriormente en 1970, María Desamparados Pérez Soler publicó otra edición del Cartulario de Valpuesta bastante fiel a la de Barrau-Dihigo.

El franciscano Saturnino Ruiz de Loizaga, paleógrafo del Archivo Vaticano, que ha sido el principal investigador en el estudio y difusión de los manuscritos valpostanos, en 1995 publicaba Los cartularios Gótico y Galicano de Santa María de Valpuesta (1096-1140), donde se contiene el resto de documentos (1090 hasta 1200) que no publicó Barrau-Dihigo en su trabajo.

El cartulario es un códice visigótico de 113 páginas transcrito por 32 amanuenses diferentes, 87 de las páginas están escritas en visigótica y el resto en carolina. Su contenido es la recopilación de documentos relacionados con la propiedad en el condado de Castilla. Se denomina al cartulario becerro por el material soporte de la escritura, piel. Así se puede definir este término como la reunión de todos los documentos encontrados en el archivo valpostino.

Ha habido diferentes actuaciones a favor de la recuperación del patrimonio cultural de Valpuesta. Sus asociaciones culturales: Amigos de Valpuesta y Amigos de Valdegovía, nacidas en 1996, han sido las principales artífices de esta recuperación. En 2004 se celebró el MCC aniversario de la fundación de la villa con diversos actos culturales. En octubre de 2008 se celebró en Miranda de Ebro un congreso titulado Valpuesta: en los orígenes que versó sobre la importancia de los Cartularios de Valpuesta. El director del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua catalogó la ciudad como la capital de las comarcas que se convierten en decisivas para los orígenes del español. En este mismo congreso se llegó a la conclusión de que el origen del castellano escrito se encuentra en el cartulario burgalés de Valpuesta.[6][7][8]

El 27 de diciembre de 2009, la agencia EFE informó de un estudio del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua (ILCYL), que afirma que los Cartularios son textos clave para entender «la disolución del latín y la formación de las estructuras prerromances».[9]

Existe una edición facsímil elaborada por Siloé.



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