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Casa de Liechtenstein



La dinastía Liechtenstein, de donde el principado toma su nombre, es la familia que reina por derecho constitucional y hereditario en la nación de Liechtenstein. Solamente los miembros dinásticos de la Casa de Liechtenstein son elegidos para heredar el trono, y los miembros de la dinastía, derechos y responsabilidades son definidos por una ley de la familia, que es impuesta por el príncipe reinante y puede ser modificada mediante votación entre los miembros dinásticos de la familia, pero que no puede ser alterada por el gobierno de Liechtenstein o parlamento de Liechtenstein.[1]

El origen de la familia proviene del Castillo de Liechtenstein en la Baja Austria, que la familia poseía por lo menos desde 1140 hasta el siglo XIII, y desde 1807 en adelante. A través de los siglos, la dinastía adquirió vastas extensiones de tierra, predominantemente en Moravia, Baja Austria, Silesia y Estiria, aunque en todos los casos, esos territorios eran mantenidos bajo feudo de otros señores feudales mayores, particularmente bajo varias líneas de la familia de los Habsburgo, a quienes varios príncipes de Liechtenstein sirvieron como consejeros cercanos. Así, sin ningún territorio controlado directamente bajo el trono imperial, la dinastía Liechtenstein no pudo cumplir un requerimiento principal para alcanzar a un asiento en la Dieta Imperial (Reichstag).

La familia suspiraba gravemente por el poder añadido que significaría un asiento en el gobierno imperial, y por lo tanto buscó adquirir tierras que fueran inmediación imperial, o poseídas sin ningún otro personaje feudal que no fuera el emperador del Sacro Imperio con derechos sobre estas tierras. Finalmente, el jefe de la familia pudo comprar de la familia condal de Hohenems el minúsculo señorío de Schellenberg y el condado de Vaduz, en 1699 y 1712 respectivamente. Schellenberg y Vaduz poseían exactamente el estatus requerido, sin ningún señor feudal por encima fuera de la soberanía condal y suzeranía del emperador.

El 23 de enero de 1719, después de que la compra fuera debidamente presentada, Carlos VI como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico decretó que Vaduz y Schellenberg fueran unificadas y elevadas a la dignidad de Principado con el nombre de "Liechtenstein", en honor a [su] verdadero siervo, "Antonio Florián de Liechtenstein". Es en esta fecha cuando Liechtenstein se convirtió en un estado miembro del Sacro Imperio Romano Germánico. Irónicamente, y como testimonio de la pura conveniencia política de las adquisiciones, los Príncipes de Liechtenstein no pusieron un pie en su nuevo principado hasta después de varias décadas.

De acuerdo con la Constitución de la Casa Principesca de Liechtenstein de 26 de octubre de 1993, todos los miembros, a excepción del príncipe reinante, llevarán el título de Príncipes o Princesas de Liechtenstein y Condes o Condesas de Rietberg.



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