x
1

Casa tomada



Casa tomada, es un cuento del escritor argentino Julio Cortázar. Se publicó por primera vez en 1946, en número 11 de la revista dirigida por Jorge Luis Borges Los Anales de Buenos Aires[1]​; y después fue recogido en el volumen Bestiario, de 1951.[2]​ El cuento —un ejemplo temprano de las narraciones fantásticas cortazarianas— comienza de manera realista e introduce paulatinamente un ambiente de distorsión de las leyes naturales.

Es quizá el cuento de Cortázar que mayor cantidad de estudios ha generado.[3]​ Entre los recursos que se harían habituales en el cuento de Cortázar se cuentan el uso de signos gráficos (en este caso, paréntesis) como reflejo de la censura. Cortázar se basó en una casa de la ciudad de Chivilcoy —todavía en pie sobre las calles Suipacha y Necochea— para la casa presente en el cuento.[4]

En la narración de uno de los protagonistas (narrador autodiegético) se nos cuenta la historia de dos hermanos (Irene y el narrador), quienes siempre han permanecido juntos en una casa colonial muy antigua, a la cual han dedicado su vida para mantenerla y cuidarla. Ninguno de los dos se ha casado bajo el pretexto de cuidar la casa y les asquea la idea de que un día, cuando ellos mueran, primos lejanos la vendan para enriquecerse. Después de una detallada descripción de la casa y de las meticulosas costumbres de sus habitantes, encontramos el nudo: a causa de unos extraños ruidos imprecisos (susurros lejanos, el volcar de una silla), estos dos hermanos tienen que ir abandonando partes de la casa las cuales son «tomadas» por los intrusos. Las incursiones de estos acaban por tomar toda la casa y los hermanos tienen que irse, tirando la llave por la alcantarilla.

¿De qué naturaleza son estos intrusos? De todos modos es sorprendente con qué facilidad y resignación los dos hermanos abandonan la casa, su casa, la que los ha mantenido unidos y a la que han dedicado tanto tiempo, sin siquiera intentar luchar o averiguar quienes «tomaron» la casa.

Al narrador, al igual que a su hermana, le gusta la casa por ser espaciosa y antigua y, además, por guardar los recuerdos de su familia. Él es un hombre culto, amante de la literatura francesa, lo que reflejaría su admiración por la cultura europea y, en cierto modo, su oposición a la cultura popular rioplatense. Ella, una mujer tranquila y sencilla a la que le gusta pasar el día tejiendo. Ambos viven la situación como si nada estuviera pasando, no se sienten asustados, se toman la apropiación de la casa por lo desconocido como algo normal e irremediable.

Viven solos, tan solo acompañados por lo que se apodera de la casa. Realizan las tareas de limpieza juntos, cooperando por igual. No trabajan, el dinero les llega de los campos que, posiblemente, poseen y explotan sus trabajadores. En vez de hermanos, su relación parece más bien la de una pareja bien avenida.

Los dos se caracterizan por no evolucionar en carácter a lo largo de la obra. Siempre se comportan igual, siguiendo la rutina del día a día, como ajenos a la situación que están viviendo.

La casa está ubicada en Argentina, por lo tanto la acción transcurre en ese país, pero esto no aporta ningún significado a la obra. Las indicaciones espaciales son mínimas, solo se conoce el país por lo que comenta el protagonista en algunas ocasiones, lo único que importa de que la acción ocurra en Argentina es que, a causa de esto, el protagonista no puede comprar novedades en literatura francesa, que tanto le gusta, porque desde 1939 no llega nada valioso a causa de la Segunda Guerra Mundial. Esta fecha es también la única que nos sitúa un poco en el tiempo histórico.

A lo largo de Casa tomada, Irene y el narrador se encuentran amenazados por un murmullo externo y en vez de enfrentar este conflicto, se repliegan cada vez más hasta finalmente quedar fuera. Esta acción de repliegue restringe la rutina que poseían originalmente los personajes. Viendo esto desde un aspecto sociológico de la época del peronismo según Luis Alberto Romero, uno ve que el fragmento hace alusión a la relación de la sociedad normalizada con el orden instalado. Casa tomada, cumple el protocolo típico de un cuento neo-fantástico de Cortázar ya que hay un elemento externo, no necesariamente sobrenatural, que distorsiona un orden preestablecido.

En cuanto al tiempo narrativo, la acción que narra transcurre en más tiempo del que aparenta, tan solo cuenta los hechos más importantes, es decir, el avance en la posesión de la casa, y, también, la descripción de esta y de su hermana. El tiempo es lineal ya que sigue un orden cronológico.

Casa tomada expresa una sensación de invasión. Sin embargo, la particularidad de este cuento reside en la existencia de múltiples análisis; algunos análisis incluyen elementos psicoanalíticos al sugerir que la casa representaría para los hermanos el útero materno del cual no quieren salir por miedo al exterior. También puede ser que esos hermanos representen a las generaciones intolerantes con las nuevas generaciones o con la juventud que los desplaza lentamente en el tiempo; o tal vez huyan asustados ante la «presencia» de antepasados que los atormentan. Por otra parte, existen análisis que le otorgan una atmósfera de religiosidad a través de la observación de los «rituales» u ocupaciones cotidianas y el enclaustramiento de los hermanos. Y hasta se llegaron a establecer analogías entre estos dos hermanos con la historia bíblica de Adán y Eva expulsados del Paraíso.

Ya sea que se considere a esa amenaza (ruidos extraños) como algo interno o externo, todas las hipótesis coinciden en el elemento dual «invasión-expulsión» como central en el relato. [cita requerida]

Otra interpretación de este relato es la llamada «hipótesis Sebreli», atribuida al intelectual argentino Juan José Sebreli que data de comienzos de la década de 1960. Se trata de una interpretación antiperonista de los hechos que será retomada luego por el escritor Germán Rozenmacher en su cuento Cabecita negra, en este último caso como crítica a los sectores sociales medios y pequeñoburgueses de Buenos Aires. Según la lectura de Sebreli, la casa no es otra cosa que el país (Argentina), las fuerzas extrañas que toman la casa serían los sectores populares sobre el poder político de la época, concretamente representados por el peronismo, y los hermanos que viven de la renta agraria y admiran la cultura europea serían los miembros de la clase aristocrática en decadencia e impotente frente a ese avance. El hecho de que los dueños de la casa sean hermanos hablaría a su vez de una relación incestuosa (o, en términos de una clase social, de relaciones endogámicas, propias de las élites que tienden a comportarse más como castas). La imagen de Irene tejiendo incesantemente remite, finalmente, a Penélope en espera de Ulises. En una entrevista Cortázar aceptó esta interpretación simbólica aunque aclaró que no había sido su idea original.



Escribe un comentario o lo que quieras sobre Casa tomada (directo, no tienes que registrarte)


Comentarios
(de más nuevos a más antiguos)


Aún no hay comentarios, ¡deja el primero!