El caso Martín Guerre es un famoso caso de impostura judicial. Un hombre en todo semejante a Martín Guerre se hizo pasar por él y yació incluso con su mujer, y al regresar el verdadero, no hubo manera de saber quién era el marido legítimo de la mujer, pues ambos contestaban bien a las mismas preguntas.
El suceso aconteció así, según Jean de Coras, De L´arrét mémorable du parlament de Toulouse, contenant une histoire prodigieuse. Por el año 1539, se casaron Martín Guerre, nacido Martín Daguerre (Agerre, un apellido vasco) en Hendaya alrededor del año 1524 y asentado en Francia en 1527, y Bertrande de Rols, en Artigat, diócesis de Rieux, en Gascuña. Tuvieron un hijo y en 1548, al ser acusado de un robo de grano, desapareció abruptamente el marido sin dar señal alguna de vida.
En 1556 se presentó en el lugar un hombre completamente igual a él, del mismo tamaño, de las mismas facciones y señales particulares: una cicatriz en la frente, un defecto dental, una mancha en la oreja izquierda etc. y que se hacía pasar por el verdadero Martín Guerre. La mujer, que no había podido volver a casarse legalmente, se puso muy contenta, así como su hijo, y le dio crédito. Le acogió en sus brazos y en su tálamo y todo fue a maravilla. Este individuo conocía muchos detalles de la vida de Martín Guerre y así convenció a la mayor parte de sus paisanos, su tío, sus cuatro hermanos y a Bertrande y a su hijo de que era el verdadero Martín Guerre, aunque algunas dudas subsistieron. El nuevo Martín Guerre vivió tres años con su familia y tuvo dos hijas, de la que una sobrevivió. Reclamó además la herencia de su padre, muerto durante su ausencia, e incluso entabló un pleito contra su tío por una parte de esta herencia. El tío, Pierre Guerre, que estaba casado con la madre de Bertrande vuelta viuda durante la ausencia de Martín, se volvió de pronto y súbitamente suspicaz, quién sabe si por perder su derecho a la herencia. Él y su mujer intentaron convencer a Bertrande de que Martín era un fraude, ya que el verdadero había perdido una pierna en la guerra. Pierre intentó incluso asesinar al nuevo Martín, pero Bertrande se lo impidió. En 1559 Martín fue acusado de incendio premeditado y de impostura; Bertrande permaneció a su lado y fue absuelto.
Pero pasados tres años, gracias a las pesquisas de Pierre, se supo que este marido de pega se llamaba Arnaud du Thil, alias "Pansette", vivía en un pueblo vecino, poseía un milagroso parecido con Martín Guerre y había sabido embaucar a todo el mundo y principalmente a la esposa de Martín Guerre. El proceso quedó indeciso y pasó de Rieux a Toulouse, donde el escritor Michel de Montaigne sirvió de abogado al impostor. Allí reapareció el verdadero Martín Guerre con su pierna de madera. De veinticinco a treinta testigos, nueve o diez aseguraron que el impostor era Martín Guerre y siete u ocho que era Du Thil, y el resto, vacilaba. Al fin se resolvió el caso y el impostor fue colgado ante la casa del verdadero Martín Guerre. Al cabo reconoció que había tenido la idea después de que dos personas le confundieran con Martín Guerre y había procurado saberlo todo sobre él, fuera de haberse ayudado con dos cómplices para los detalles. El verdadero Martín Guerre había ido a España para servir a un cardenal, y después había ingresado en el ejército de Pedro de Mendoza. Participó en la campaña de Flandes y perdió la pierna en la batalla de San Quintín.
Este suceso dio motivo a numerosas narraciones literarias y cinematográficas y a todo tipo de disquisiciones jurídicas. Dieron cuenta del proceso Guillaume "le Sueur" y el ya citado Jean de Coras, que fue uno de los jueces en Toulouse. Menciona el caso Montaigne en sus Ensayos, Alejandro Dumas escribió una novela sobre él, así como Janet Lewis (La esposa de Martín Guerre), Rubén Darío un cuento y Frank Cossa una obra teatral. Actualmente se piensa que Bertrande tomó parte pasiva o activa en el fraude, ya que tenía necesidad de un marido y fue bien tratada por Arnaud.
El filme de 1982 Le Retour de Martin Guerre, realizado por Daniel Vigne con Gérard Depardieu y Nathalie Baye es una versión fiel salvo el fin ficticio en que Bertrande cuenta sus motivos. Un remake de esta película es el fin estadounidense Sommersby, protagonizado por Jodie Foster y Richard Gere.
Este largometraje despertó mucho interés en sus contemporáneos. Se pueden observar cómo son las relaciones interpersonales; el problema de la identidad colectiva y personal, es decir, la capacidad de acción, libertad y decisión; puede salirse de aquello común y preestablecido y a qué precio.
La historiografía tradicional ha abordado el tema de la sociedad campesina a lo largo del siglo XVI y lo ha valorado o clasificado bajo un interés marginal, con un componente inmóvil, laborioso y pasivo, en contra de una sociedad dinámica, próspera e innovadora. Aparecen tanto en el imaginario colectivo urbano como en la película, como personas incultas, ignorantes, feas, como personas que no tienen cabida alguna en las ciudades del tiempo.
En cuanto a la tierra, se observa que aquella perteneciente a la familia de Martin Guerre es un alodio, es decir, un recinto alrededor de la casa que se usa como huerto particular. Este tipo de tierra es privada, no perteneciente a una autoridad superior. Igualmente, los campesinos pueden usar los campos abiertos y libres para el uso común.
El machismo está presente en toda la obra, apareciendo en mayor o menor grado. De esta forma, se observa en una de las escenas, cómo la esposa de Martin lava sus pies. También se muestra con la siguiente frase: "cuando manden las mujeres en la guerra, será el fin del mundo".
En el caso de la familia, se observa una familia común del Antiguo Régimen con el autoritarismo del pater familias y la frialdad de las relaciones entre el padre y los hijos, que muchas veces incluso derivan en unas relaciones machistas y violentas. Por otro lado, se observa una familia múltiple o comunitaria, ya que además de Martin y Bertrande, en la misma casa conviven también su madre y el tío de éste.
El matrimonio sigue un modelo precoz, común para la Europa oriental, sur-oriental y el área mediterránea. Ambos conviven en casa del padre del novio.
En cuanto al momento de contraer nupcias, se observan características propias del periodo después del decreto de Tametsi (1563), en el cual se establecen las bases del matrimonio moderno. Los anillos, por ejemplo, se entregan por el párroco: de esta forma, la Iglesia queda como testigo y garante del vínculo entre los novios. Además, se ve el carácter sacramental del matrimonio, como pacto entre dos seres humanos, Dios y la Iglesia. Por otro lado, se observa que la dote de Bertrande se anota ante un notario, y aquí es cuando el padre del novio afirma que se está haciendo un "trato bien encaminado".
La película muestra elementos de la vida cotidiana campesina de una manera muy realista, constituyendo de esta forma, un documento histórico muy verídico y digno de consulta. En este largometraje se pueden observar elementos muy diversos presentes en la sociedad del momento, que pueden ayudar a entender de una forma más clara y concisa las personas y sociedad del siglo XVI.
Aparte de en la historia, donde ha habido numerosos impostores asociados con frecuencia a posturas redentoras (véase por ejemplo Sebastianismo o Mesianismo), o bien ha sido explotado para debilitar la legitimidad o el poder de los gobernantes (falsos zares, falsos héroes, falsos emperadores, gemelos desconocidos de reyes, etc.), el tema del impostor ha dado siempre mucho juego literario y metaliterarios se encuentra ya en Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes, en Jorge Luis Borges y en el tema de la poesía anglosajona del doble, surgido en el siglo XIX como manifestación de la represión victoriana y las dudas de identidad existencial de la mesocracia burguesa.
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