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Catarroja



¿Dónde nació Catarroja?

Catarroja nació en Catarroja.


Ayuntamiento de la localidad

Catarroja es un municipio y localidad de España, en la Comunidad Valenciana. Perteneciente a la provincia de Valencia, en la comarca de la Huerta Sur.

El topónimo es híbrido, puesto que deriva del árabe إقطاع (ʾiqṭāʿ) «terreno» y del valenciano roja («roja»).[4]

Situado en la comarca de la Huerta Sur, se encuentra a 8 km de la capital Valencia y a orillas del lago valenciano por excelencia, La Albufera de Valencia. Su puerto de L'Albufera es famoso, gracias a él se ha convertido en la cuna del all i pebre (plato típico valenciano preparado a base de anguila).

Se extiende por una amplia llanura aluvial hundida desde el Mioceno, que se eleva desde el mar Mediterráneo hacia los cerros del Oeste.

El clima de la zona es mediterráneo.

La Albufera, con las barcas, la huerta y el marjal -localmente llamado "la marjal"- es el elemento más destacado del paisaje junto a los campos de arroz y las pequeñas construcciones que albergan los motores de agua, además de los huertos de naranjos que conforman el paisaje agrario en la actualidad.

El término municipal de Catarroja limita con las siguientes localidades: Torrente, Picaña, Benetúser, Alfafar, Masanasa, Albal, y Valencia.

Se accede a esta localidad desde Valencia, por carretera, tomando la CV-400 o bien la V-31, más conocida como la Pista de Silla. También cuenta con estación de ferrocarril de la línea de Cercanías Valencia, C-1 y C-2 de RENFE y con líneas de autobuses regulares que realizan los trayectos: Valencia - Albal, Valencia - Silla y Valencia - Alcasser / Picassent.

Los restos más antiguos del término proceden del Puerto de Catarroja: como consecuencia de un dragado del canal, apareció una amplia colección de fósiles de moluscos que se remontan alrededor de 8000 años atrás hasta la actualidad, desde antes del cierre de la Albufera hasta que fue mezclándose con el agua dulce. Hoy se puede visitar dicha colección en el centro de interpretación del parque natural de la Albufera: el Racó de l'Olla, cerca de El Palmar.

Donde actualmente es el polígono industrial de la localidad, se encontraron restos de un hábitat romano republicano destruido en la guerra sertorio-pompeyana en el año 75 adC. Restos de una lucerna de barniz negro campaniense y otras cerámicas, restos de ánforas, así como la presencia de abundantes restos de madera quemada, señalan un nivel de destrucción. Por su situación junto a la vía, debió ser una mansión republicano-romana de carretera, es decir, un hostal de carretera, probablemente destruido por las tropas que se dirigían a la ciudad de Valentia, atacada en ese momento.

Destaca la villa romana de El Huerto de Pepica, detrás del actual ambulatorio. Cuando aún no estaba señalada en los libros, un vecino acaudalado el Tío Colic, compró unos campos, sabiendo que había restos, y los excavó hacia 1930. Vendió todo lo que recuperó a coleccionistas de fuera de la localidad. Años después el cronista local Pelegrí Llorenç cita este lugar, aunque con un error de localización, ya que lo confunde con el Salt del Llop.

De la época musulmana destaca la torre árabe del siglo XI-XII y destruida en 1996, una de cuyas paredes es anexa a la Iglesia de San Miguel. Se conservaban 10 metros de altura. En la calle de la Font y en la plaza llamada popularmente del Porro, se documentan restos habitacionales musulmanes. La Plaza de la Llotgeta, en el centro histórico del pueblo, contiene restos cerámicos desde la época musulmana hasta la época actual.

La Iglesia de San Miguel se construyó en 1700. En el interior de la Casa Abadía, excavada en 1993, apareció una fosa con restos humanos del siglo XIV, posiblemente víctimas de la peste de 1348.

El primer señor de Catarroja fue el aragonés Pelegrí d'Atrossillo, este lo vendió a Berenguer Dalmau, de origen catalán y que ha dado nombre al instituto local. Bajo su señoría, y apoyado por el pueblo, tuvo lugar el enfrentamiento con la iglesia de Valencia por negarse a pagar el diezmo (delme) correspondiente, por lo que fue excomulgado. A su muerte, su hijo Berenguer Dalmau restituyó los diezmos a la iglesia. De esta señoría destaca la división de los términos de Torrent y Catarroja (1315) y sobre todo la Carta Puebla otorgada el 28 de mayo de 1355. El tercer Berenguer Dalmau obtuvo el Privilegio de Franquicias otorgado por Juan II de Aragón. En el siglo XV, la señoría pasó al linaje de los Sangonera al fusionarse estos a los Dalmau y, posteriormente, en el siglo XVI a los Calatayud, convirtiéndose también en Condes del Real por alianza matrimonial. De este siglo data el proyecto de construcción del Camino del Puerto.

Un siglo más tarde, concretamente el año 1631, tuvo lugar un importante enfrentamiento entre el pueblo y el señor Ximén Pérez de Calatayud, al serle otorgado a este por Felipe IV el Privilegio del Mero y Mixto Imperio, aunque finalmente el proceso se decantó a favor del primero.

El 17 de septiembre de 1801 se inició en Catarroja un motín que tenía posiblemente como motivo el pago de los derechos señoriales, aunque se extendió rápidamente para concluir por fin el 2 de octubre. Durante la Guerra de la Independencia, Harispe instaló en este pueblo su cuartel general.[5]

Las alquerías situadas en la huerta se llaman: El Huerto de Vivanco, El Huerto de los Maestros, El Huerto de San José, El huerto del Engaño, El Huerto de Estrella o El Huerto de Ferris, de la más antigua a la más moderna. El Huerto de Vivanco, es la casa señorial de Catarroja del siglo XVIII y la actual sede del Ayuntamiento.

El 12 de septiembre de 1905 murieron catorce personas en Catarroja debido a la riada.[6]

El municipio tiene una superficie de 13,04 km²,[7]​ cuenta según el padrón municipal para 2017 del INE con 27 752 habitantes y una densidad de 2128,22 hab./km². La siguiente tabla recoge su evolución demográfica a lo largo de toda la época estadística:

     Población de derecho según los censos de población del INE.[8]      Población según el padrón municipal de 2017.[9]

Es un pueblo de tradición pesquera, aunque poco a poco se va perdiendo. Tiene una zona de huerta extensa donde destaca el cultivo del arroz, se puede encontrar en la ribera de la Albufera o en el Camino del Puerto.

En cuanto a la industria destaca de manera importante el sector del mueble.

Hay un fuerte tejido empresarial en su polígono industrial, donde se encuentran importantes empresas, como por ejemplo Pescanova.

Es uno de los principales accesos a la Albufera. Ha sido punto de enlace y de unión a través de la navegación con otras localidades en la época en que el resto de las comunicaciones eran insuficientes. Uno de los lugares más importantes con el que cuenta el Port es el embarcadero que ejerce de eje del Port y del paseo.

Este puerto es el lugar ideal para acceder a la Albufera y disfrutar de la naturaleza.

La construcción del llamado Camí del Port data del s. XVI, cuando las necesidades de la población hicieron que se quedase pequeño el puerto original. Históricamente el Port de Catarroja siempre ha sido punto de enlace y unión de Catarroja con otras localidades, puesto que las infraestructuras existentes eran insuficientes para el desplazamiento de personas y materiales, así como para el desarrollo de múltiples actividades. Por lo tanto, era el punto de unión social y económico de los primeros habitantes de Catarroja. El port de Catarroja representó uno de los canales más importantes de acceso a la Albufera desde el asentamiento romano en Valencia, época en que ya existía un puerto originario que se utilizaba principalmente para la actividad pesquera, ya que la red de acequias primitiva se utilizaba para regar cultivos hortícolas hasta la introducción del arroz a la península ibérica por los árabes en el siglo VII. Este puerto originario estaba situado al final de la acequia de la Rambleta, la cual desapareció con la construcción del actual puerto en el siglo XVI cuando las necesidades de la población aumentaron, principalmente por el gran volumen de cultivo de arroz, por lo que se precisaba de una más grande.

Gracias a la prosperidad que experimentó el puerto, se creó una cultura muy rica alrededor del mismo, con varias actividades que con el paso del tiempo se han convertido en un referente de tradición y vida albuferenca. A finales del siglo XIX, empezaron a funcionar varias tascas y tiendas que cubrían las necesidades de los trabajadores y visitantes del puerto, de las cuales actualmente se conservan tres: Casa Sulema, Casa Baina y Casa Primitiva, convertidos ahora en restaurantes especializados en la gastronomía autóctona. La abundancia de fauna piscícola y avícola, junto a la potencialidad de las zonas húmedas, perfectas para el cultivo de arroz, constituyó un gran atractivo para el asentamiento de las primeras comunidades que empezaban a modificar el paisaje y la vida en el puerto. Los Aterraments que hacían disminuir la dimensión del lago, para ganar terreno para el cultivo de arroz, fue crucial tanto para el lago, como para el avance socioeconómico a la localidad, dado al gran mercado del arroz, el cual era fruto de las necesidades de la época. Ya a principios del siglo XX, el pueblo tenía 1723 casas y estaba dividido en tres barriadas: Barracas (dedicada sobre todo a la pesca a la Albufera), Centro (agricultura) y Arrabal (escobas y comercio de tela). La actividad del Port de Catarroja a lo largo de la historia siempre ha sido muy importante como motor de la economía local y por el interés comercial que suponía para los pueblos de los alrededores hasta medios del siglo XX, puesto que de este salía gran parte de la pesca y producción de arroz de la Albufera, así como a puerto de referencia donde se practicaba el oficio de Calafat. A finales del siglo XIX, se sumó un motivo más por el que disfrutaría de más importancia, empezaría a utilizarse como punto de salida de las barcas destinadas al transporte de pasajeros y materiales, las cuales comunicaban Catarroja con otras zonas pobladas cercanas a la Albufera, como método alternativo a la insuficiencia de infraestructuras de transporte que existía a la época. La embarcación que atravesaba el lago para este fin, que hacía el recorrido hasta el Palmar y el Perelló, era el conocido como Ravatxol desde finales del s. XIX hasta la mitad del s. XX.

En la actualidad, el Port de Catarroja y el conjunto de elementos diferenciados de los cuales dispone, proporcionarán una gran experiencia a su visita al paraje natural de la Albufera. Desde la entrada, recorriendo el paseo del puerto hasta el final del recorrido, encontraremos dos restaurantes: La Primitiva y Casa Baina, reconocidos para ofrecer a sus comensales nuestra gastronomía local, destacando el allipebre, plato de origen catarrogense, típico de los pueblos cercanos a la Albufera. Se encuentran las dos asociaciones que pertenecen al puerto: l’Associació de Vela Llatina de Catarroja y l’Associació de pescadors de Catarroja. Las dos asociaciones disfrutan del prestigio que les otorga la experiencia y los años de historia como usuarios del Port de Catarroja y como verdaderos conocedores del lago y sus especies. Desde sus inicios hasta ahora, siempre han vivido para mejorar el Port, haciendo perdurar en el tiempo nuestras costumbres y tradiciones. La “Comunidad de Pescadores” también realiza muchas actividades en el Port, podréis encontrar información en su sede.

Por último, una de las infraestructuras más importantes con las que cuenta el Puerto es el embarcadero, el cual dispone de amarres y ejerce de eje del Puerto y del paseo, por el cual se puede disfrutar de la proximidad con la naturaleza.

En la Albufera, y en sus puertos, la vida no se entiende sin los usos de las barcas -bien con pértiga o cuerda- para la pesca, la caza, el transporte, la agricultura, etc. Según los usos de estas embarcaciones, se construían diferentes tipos de barcas, como la barca, el barquet, el barquetot, el marimatxo o el ravatxol. Alrededor de la construcción de las barcas existen varios oficios, como el carpintero de ribera o maestro de aixà, el calafat, el velero y el cordeller. En esta tarea se utilizan diferentes herramientas como las garlopes, l'aixa, les barrenes, els gats, el rosset, les serres, les esquadres, el punta corrent, les paletes i el martell de calafat. El abandono progresivo de este medio de transporte, fruto de la aparición de los medios de comunicación terrestre y el progresivo deterioro del medio natural en el cual se desarrollaba la barca como medio de transporte, ha ayudado al hecho que, tanto  la profesión de calafat, como los usos de la barca sean casi exclusivos de unos pocos, que por herencia  o por un interés particular han conservado este medio de transporte y de vida. La embarcación más emblemática de la zona era la Vela Latina que se utiliza en la zona desde el s.II a.C. Esta embarcación a vela triangular aprovechaba las características del lago con las corrientes de vientos que lo caracterizan. A día de hoy, este elemento se intenta recuperar, buscando su conservación para mantener la tradición con una finalidad recreativa. En Catarroja, cuando llega septiembre, se produce una cita ineludible en el calendario que centra las miradas en el Puerto de Catarroja. Varias embarcaciones llegadas desde Silla, El Palmar y la propia Villa de Catarroja, se remontan a los antiguos sistemas de pesca y navegación para competir con habilidad y dominio del viento en la exhibición de Vela Latina.

La pesca era uno de los recursos principales del Port. El condicionante del entorno natural ha hecho que los usos de aparatos y las artes de pesca utilizadas sean específicos, debido a la  morfología del lago, que es de poca profundidad. La pesca se realiza a la luz, con caña larga o corta, y con diferentes clases de redes como por ejemplo: mornella, mornells, mico, monot, etc. El Port cuenta con varias asociaciones ligadas a la pesca y la navegación de la albufera que mantienen esta tradición.

El cultivo del arroz tiene un interés más allá del gastronómico. Durante su ciclo, hace cambiar el Port y el espacio donde se encuentra. Cuando se prepara el campo para su siembra por el fangueig, la mezcla del barro y la paja son un reflejo de la esencia de esta tierra. Después, la inundación convierte los campos en espejos donde se refleja el cielo de la Albufera. En enero y febrero empieza el ciclo del arroz vaciando los campos de agua. Se empieza a fanguejar, labrando y mezclando la paja de la cocida anterior con el barro y se deja descansar la tierra hasta abril. Cuando llega la primavera y hasta julio, se vuelven a inundar los campos de agua y se prepara para la siembra. Es en este momento cuando el marjal recibe el mayor número de visitas de aves en su ciclo migratorio en busca de alimento. Desde final de verano hasta septiembre se secan los campos y se hace la cosecha del arroz. Después, los campos vuelven a inundarse de agua al cerrar las compuertas de la Albufera, finalizando de este modo el ciclo del arroz.

Catarroja es el lugar idóneo para probar la cocina típica valenciana, dado que la gastronomía autóctona posee un recetario tradicional con una gran variedad de platos elaborados con productos de la huerta y, sobre todo, arroces. La combinación de alimentos típicos permite cocinar platos basados en el arroz que son sensacionales y un placer incluso para los paladares más exigentes, como la sartén, el arroz con judías y nabos o el clásico arroz negro. Pero el plato más característico del Port de Catarroja, como hemos dicho anteriormente, es el allipebre. Por ello, Catarroja tiene una marca, siendo así que el pueblo sea conocido como: la Cuna de l'allipebre. Catarroja, celebra cada mes de septiembre, desde 1970, el internacionalmente conocido como Concurso de Allipebre, pero siempre con la receta tradicional.

En las fiestas patronales destacan también el Concurso Internacional de All i pebre en el Puerto de Catarroja, la regata de vela latina, deporte autóctono en el parque natural de l'Albufera, a punto de ser declarado Bien de Interés Cultural (BIC), la Fiesta de la Siega del Arroz y la procesión de San Miguel, donde participan las 15 imágenes -llamadas andas- veneradas en el municipio.

El plato típico es el all i pebre, guiso hecho a base de anguila procedente de la Albufera y patatas.



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