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Centro Cultural Kirchner



El Centro Cultural Kirchner (CCK) es un espacio para artes plásticas, espectáculos musicales y exposiciones, inaugurado el 21 de mayo de 2015 y ubicado en el edificio que fuera anteriormente sede del Palacio de Correos y Telecomunicaciones de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. Es el más importante en tamaño de América Latina y el tercero a nivel mundial junto al Centro Pompidou, de Paris; el Foro Internacional de Tokio; y el Lincoln Center, de Nueva York.[4][5][6][7]​ Su nombre rinde homenaje al expresidente argentino Néstor Kirchner. El centro, conocido como CCK, es la mayor inversión en un proyecto cultural hecha en la Argentina en toda su historia.[8]

Al acercarse las conmemoraciones del bicentenario de la Revolución de Mayo, el gobierno nacional (presidencia Cristina Fernández de Kirchner) resolvió instalar en el edificio histórico del Correo Central el «Centro Cultural del Bicentenario» y llamó, en 2006, a un concurso internacional de anteproyectos a fin de decidir qué nuevo uso darle para concretar tal propósito. El edificio había sido construido por encargo de Ramón J. Cárcano, director nacional de Correos en 1890, según un proyecto del francés Norbert Maillart (Colegio Nacional de Buenos Aires-1910-1938-, Palacio de tribunales-1905-1942-). Maillart, formado en la École des Beaux-Arts, fue convocado por Cárcano en el marco de una renovación edilicia de Buenos Aires financiada con los enormes recursos del modelo agroexportador.[8]

En el concurso para el centro cultural, se presentaron más de 340 estudios de arquitectura de más de 20 países. El primer premio se otorgó en noviembre de ese año, por decisión unánime del jurado, a los estudios de arquitectura Bares y Asociados (B4FS), de La Plata, y Becker-Ferrari, de Buenos Aires.

El jurado consideró acertada la sintética propuesta de ordenar el espacio público, complementando en forma ortogonal el eje este-oeste Plaza de Mayo-Congreso con el Parque lineal del Bicentenario en sentido norte-sur. El proyecto propone una solución integrada para el borde del área central, de sencilla comprensión y visión totalizadora, con una línea de espacios cívicos peatonales y naturales "que propenden a revertir la condición de fragmentacion y deterioro del área" y buscan generar un paseo público aglutinante y libre a la vez.[9]

La idea para el área consistió en la creación del Parque del Bicentenario como pulmón para el área micro-centro y a la vez un lugar de encuentro y sociabilidad ciudadana, donde puedan conocerse las novedades culturales, artísticas y recreativas.[10]

Las obras comenzaron en los primeros meses de 2010 y estuvieron a cargo de la empresa constructora argentina Esuco. Avanzaron en la etapa de restauración de fachadas, transformación de la cúpula en un mirador vidriado y en la adaptación de la llamada "parte noble" en salas de exposiciones. En el marco de los festejos del Bicentenario de la Revolución de Mayo, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner inauguró este primer sector del centro cultural el 24 de mayo de 2010. Se realizó una exposición temática sobre personajes históricos de la gesta emancipadora, retratados por el artista plástico Ariel Mlynarzewicz. Ese 31 de mayo, el centro cultural fue cerrado para continuar más cómodamente con los trabajos internos.

Durante 2012, las obras de construcción continuaron en la otra mitad del edificio que incluye los auditorios y salas de conciertos.[11]​ El 21 de noviembre de 2012 el Congreso Nacional promulgó la ley N.º 26.794, donde se rebautizó el lugar como “Centro Cultural Dr. Néstor Carlos Kirchner”.[12]​ La remodelación demandó un presupuesto de 3.811 millones de pesos (700 millones de dólares a la fecha de la inauguración).[13]

El centro cuenta con más de 100 mil metros cuadrados, más de diez salas de múltiples usos y una capacidad de hasta 5000 visitantes. Su inauguración definitiva se realizó el 21 de mayo de 2015, en el marco de las celebraciones por la Revolución de Mayo. Del jueves al domingo de la primera semana de apertura el CCK fue visitado por 28.828 personas.[14]

El día de su inauguración se descubrió una placa en honor al expresidente Néstor Kirchner que dice: "Es un edificio con valor histórico y patrimonial colmado de un alto contenido simbólico para la comunidad en general y para Néstor Kirchner en particular, ya que era hijo de un trabajador postal, quien en sus viajes desde Río Gallegos a Buenos Aires solía visitar el edificio y recorrer sus instalaciones".[15]

En 2016 tras la asunción del gobierno de Mauricio Macri, el ministro Hernán Lombardi desafectó al 85% de la planta de trabajadores y advirtió que los restantes tendrían contrato por entre uno y tres meses, lo que algunos medios denunciaron como un vaciamiento del Centro Cultural Kirchner.[16]​ Estas medidas provocaron movilizaciones y un abrazo que tuvieron como consignas "contra el desmantelamiento del centro cultural" y "en contra del pensamiento único".[17]​ Por decisión del gobierno nacional, en enero se les prohibió el ingreso al establecimiento a unos 450 empleados, y se decretó que el centro permanecería cerrado por tiempo indefinido.[18]​ Aun así, el miércoles 4 de mayo de 2016 se hizo un concierto de 'pre-apertura' del CCK.[19]

El proyecto proponía la restauración, reciclaje y puesta en valor de un edificio histórico, por un lado; y la incorporación de nuevos elementos arquitectónicos, por otro. Así, la intervención sobre el edificio se dividió en dos partes: el Área Histórica o Ceremonial, sobre la calle Sarmiento, que recibió los procesos de restauración al igual que la fachada; y el Área Industrial, sobre Avenida Corrientes, que es objeto de múltiples transformaciones en su interior con el propósito de albergar amplias salas de música y exposiciones dotadas de la más alta tecnología. En su hall de entrada sobre la calle Sarmiento cuelga una obra móvil de Julio Le Parc compuesta por pequeñas placas rectangulares de color azul.[20]

La propuesta entiende al nuevo centro cultural como una pieza clave en la conformación del nuevo Parque del Bicentenario. El viejo Correo se convierte así en un espacio activo, permeable y vibrante transformando su condición de edificio-objeto en edificio-ciudad. Un sistema de espacios públicos, las ¨plazas temáticas¨ vinculan los programas culturales contemporáneos con las áreas más significativas del edificio histórico.[10]

En el Área Histórica las intervenciones sobre este sector potencian el valor histórico y patrimonial del edificio sin desvirtuar su naturaleza, con el objetivo de lograr un óptimo aprovechamiento de los espacios, permitiendo a su vez, apreciar la arquitectura y el mobiliario de época. En esta área se destacan los salones: de Los Escudos, el de Honor, el de los Buzones y el Eva Perón. Este último, en la década del 40 sirvió como despacho de la esposa del entonces Presidente Juan Domingo Perón. También, las obras de las fachadas, respetan el estilo arquitectónico delineado por Norbert Maillart.

El Área Industrial se resignifica con la incorporación de nuevos elementos arquitectónicos, lo que genera un contraste con el área Histórica combinando la elegancia neoclásica del edificio con un sector de modernidad. Incluye una jaula tectónica de columnas metálicas que delinean una nueva fachada interior que permite conservar la estructura envolvente original, y a su vez, soportar la inserción de múltiples espacios donde se desarrollan las actividades culturales de mayor convocatoria. Los tres elementos más importantes de este sector son: El Chandelier, una Gran Sala de Conciertos y una sala de música de cámara para 600 espectadores en el primer subsuelo. Además, contará con diversas salas para exposiciones artísticas y auditorios de menor capacidad. El Chandelier, aparecerá como una estructura vidriada colgando desde el techo, semejante a los grandes candelabros suspendidos en halles y salas teatrales y es además un museo de arte contemporáneo que permite a nuevos artistas exhibir sus obras.

La Gran Sala de Conciertos ocupa un lugar central en este espacio. Se la puede apreciar exteriormente como un gran volumen que ocupa el interior del edificio. Se trata de una sala sinfónica con capacidad para 1950 espectadores, nueva sede de la Orquesta Sinfónica Nacional de Argentina. Su gran tamaño, las columnas que la sostienen, la jaula de Faraday que la reviste y su forma ovalada y curva, recuerdan a una ballena, de allí que se la conozca informalmente como “La Ballena Azul”. Esta sala tiene un nivel acústico de excelencia y cuenta con un órgano de tubos, de 4 teclados y pedalera, 3500 tubos y 46 registros con 51 voces y 30 toneladas métricas de peso, diseñado especialmente en Alemania por la firma Klais Orgelbau e instalado en el país bajo la dirección de Philip Klais. El 22 de mayo de 2015 fue inaugurada con la asistencia de la presidenta Cristina F. de Kirchner, y el 24 de mayo de 2015 y con la presencia de importantes autoridades nacionales e invitados especiales la Orquesta Sinfónica Nacional hizo su concierto inaugural allí.

Las bases del concurso establecían que la sala de conciertos debía presentar las siguientes características: capacidad para alojar 2000 a 2200 espectadores y un escenario para 120 ejecutantes y un coro de 150 coreutas. El tiempo de reverberacion debía ser de 1,9 segundos con un apartamiento de más o menos 0,1 segundos. También se especificaba que el nivel de ruido debía ser correspondientea un NC- 15/20.

El proyecto ganador plantea una variedad de soluciones formales. La sala principal tiene una planta rectangular con un volumen de 20300 metros cúbicos y contiene cómodamente a 2006 espectadores. La distancia entre palcos- bandejas laterales es de 25,1m, lo cual asegura flexiones laterales con adecuados retardos.

El cielorraso esta conformado por un casetonado de madera que sobre la zona cercana al escenario tendrá una altura conveniente para redirigir las ondas sonoras hacia la sala.

Las paredes laterales, también de madera, dispondrán entre bandejas, por encima y por debajo de ellas, de una textura conveniente para producir difusión.

Este tipo de planta rectangular es apreciada por sus antecedentes, tales como los obtenidos en prestigiosas salas como Viena, Boston, o Ámsterdam, y más recientemente, la de Lucerna.[9]

En la oportunidad se ejecutó el Concierto N° 5 para piano y orquesta de Ludwig van Beethoven, con el pianista Horacio Lavandera como solista, Fuga y Misterio de Astor Piazzolla, Pachamama de Esteban Benzecry, la Suite de Danzas del ballet "Estancia" de Alberto Ginastera y el Himno Nacional Argentino interpretado por la cantante Elena Roger junto al Coro Polifónico Nacional y el Coro Nacional de Jóvenes. Todas las obras bajo la batuta de Pedro Ignacio Calderón.

En el primer subsuelo, junto a las 5 mil casillas del antiguo correo que fueron restauradas y colocadas allí, funciona un museo que rememora el pasado del edificio. Asimismo, la revalorización de la cúpula principal del edificio tiene el objeto de convertir un espacio residual en uno de los puntos más significativos del Centro Cultural Kirchner. En este sector se conservó la estructura metálica y su ornamentación, pero se reemplazaron las pizarras por una superficie de doble vidrio facetado que cuenta con un sistema de luces de led de alta tecnología; permite combinar diversos colores y componer formas y banderas de diferentes países. El avance de las obras en esta parte se pueden observar desde el exterior, durante fechas especiales en que la cúpula se ilumina para sumarse a alguna celebración patria, o bien dar la bienvenida a un mandatario de otro país mediante la confección de su bandera.

En este mismo nivel, una terraza mirador es el primer punto panorámico público de la ciudad, junto a un sector gastronómico y otros servicios complementarios que se desarrollan en ese piso.

Las obras para recuperar la cúpula se hicieron en tiempo récord: 4 meses y medio. Originalmente el proyecto incluía toda una terraza mirador donde la cúpula era la protagonista revestida con vidrio y protegida con un sistema de parasoles móviles. Posteriormente hubo algunas objeciones debido a su valor patrimonial y la Dirección Nacional de Arquitectura entendió entonces que la restauración debía devolverle su aspecto original.[21]

El revestimiento de aluminio y vidrio se colocó sobre la misma estructura de hierro de la antigua cúpula. Se colocaron cristales con protección solar de capa blanda, de color gris oscuro. Con la luz del día, la elección del tono permite que las cuatro caras vidriadas se asemejen a la cubierta de pizarra que había antes y, de ese modo, propone una solución disputa sobre el conjunto por su valor patrimonial.

La cúpula fue armada con el sistema Geode MX como si fuera un techo inclinado, de trama vertical, con tapas verticales y junta de silicona con presores puntuales en los travesaños que evitan la deformación de los vidrios por acción del viento. La recuperación y evacuación de aguas de eventuales filtraciones se realiza a través de los canales que forman las ranuras de la estructura interna. La estanqueidad se completa con juntas EPDM y, en el lado externo, por una lámina de butilo sobre los montantes y travesaños.

Para realizar el montaje, a unos 60 metros de altura, se utilizaron los andamios que ya estaban armados para los trabajos de restauración de la fachada principal. Cada cara vidriada tiene 18 metros de altura y reproduce exactamente la forma original de la cúpula, incluidas las terminaciones en las aristas verticales y el perímetro superior. Por su parte, el techo a cuatro aguas del gran esqueleto se restauró a su versión original.

Los mil metros cuadrados de vidrio cámara, de 32 mm en total, se fabricaron en Brasil durante el mes de enero. Llegaron a la obra con el tiempo justo, por lo que no se realizaron tareas de pre armado en el taller, como usualmente se hace. En este caso, las placas se montaron directamente sobre la estructura de aluminio para poder cumplir por el plazo de la entrega.



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