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Cerradura



Una cerradura es un mecanismo de metal que se incorpora a puertas y cajones de armarios, cofres, arcones, etcétera, para impedir que se puedan abrir sin la llave y así proteger su contenido.

Este mecanismo se puede accionar mediante una llave de metal, antiguamente de hierro y bronce. La llave encaja en la cerradura por el llamado «ojo», que es un agujero situado normalmente en la parte central del cilindro de la cerradura. En la actualidad, aparte de las cerraduras mecánicas, existen otras como las electro-mecánicas o electrónicas, donde la llave se ha sustituido por una tarjeta de plástico o PVC.

También para asegurar lugares, casas, establecimientos.

En la actualidad, aproximadamente el 80% de las cerraduras que tienen cilindros mecánicos (con llaves de dientes de sierra o de puntos) e incluyendo entre éstas a las puertas de seguridad y acorazadas, han dejado de ofrecer la seguridad con la que fueron creadas a causa de la difusión por internet de técnicas como el bumping - hasta ahora utilizada en asaltos por bandas organizadas pero hoy accesible a todo tipo de delincuentes - que suponen un riesgo evidente para sufrir accesos indeseados, robos y hurtos. Por ello la tecnología ofrece soluciones aplicadas a las cerraduras que aportan verdadera seguridad, como el caso de las cerraduras con cilindros electrónicos, con el sistema BlueChip o similar.

Por otra parte, cabe agregar que el sistema de cerraduras con llaves de diente de sierra es superado - en términos de factibilidades de violación- por las llamadas cerraduras doble paleta.

Las cerraduras doble paleta son cerraduras cuyo bocallave u «ojo» corresponden a llaves del tipo doble paleta: las llaves doble paleta son llaves de dos paletas que por lo general reflejan un par de conjunto de «dientes» (reflejos de la ubicación de cada una de las combinaciones) de manera diametralmente opuestas; en otros términos, por lo general, en las llaves doble paleta, el último diente de un lado equivale al primer diente del otro lado.

Se llama cerrajero al oficio o artesano que fabrica, repara o instala cerraduras. Hoy por hoy también puede ser el que instala o repara persianas metálicas, puertas automáticas y automatismos con cerrojos en general.

La cerradura moderna tiene su origen en el pasador horizontal de madera que, acoplado a la parte posterior de la puerta, se hacía deslizar por una rudimentaria guía para encajar luego en un agujero que se practicaba en la jamba. Para accionar semejante pasador por un agujero desde afuera o liberarlo de los enganches se necesitó un pedazo de metal curvo provisto de un mango recto, que hacía las veces de llave primitiva. Para impedir que el pasador o la barra se deslizara, se practicaba un agujero vertical en la parte superior de la hembra y se insertaba allí una cuña. La función de la llave era mover la cuña, levantándola, para dejar en libertad al pasador.Los egipcios construyeron este tipo de cerraduras, pero aumentando la cantidad de cuñas. Los romanos, si bien se basaron en la misma cerradura que los egipcios, generalmente hacían más pequeño el pasador de bronce, y las clavijas, también más pequeñas, recibían la presión de un resorte.

Es en el siglo XVIII, en Inglaterra, con la aparición de la cerradura de puerta cuando comienza el verdadero proceso de tecnificación de los sistemas de seguridad. Pero muy poco tiempo habría de durar la supremacía de los ingleses en la materia, ya que en el año 1851 el cerrajero norteamericano Alfred Hobbs desafió a que podía abrir cualquier cerradura inglesa, pero que ningún cerrajero inglés podía abrir una de sus cerraduras. Y así fue.

Linus Yale revolucionaría la cerradura moderna al decidirse a continuar el oficio de su ya anciano padre. Entregado de lleno a la perfección de los sistemas de seguridad, obtuvo en el año 1851 la patente de su primera cerradura para bancos. Continuó su afanosa búsqueda, hasta que en el año 1862 inventó la cerradura de cuadrante secreto o combinación, que habría de transformar su apellido en un auténtico sinónimo de la palabra llave.

Todo el mecanismo de la cerradura está encerrado en una caja de hierro llamada palastro. Esta caja se compone de un fondo rectangular sobre el cual están aplicados los bordes realzados o dobleces de los cuales los tres por donde no pasa el pestillo se denominan el tabique. A veces en lugar de doblar el hierro para formar la caja los rebordes se construyen aparte dejándoles unas colas salientes que se robran sobre el palastro.

El pestillo de la cerradura es una especie de cerrojo movido por una llave. La cabeza del pestillo es la parte que sale de la cerradura. El pestillo lleva por un lado unas partes salientes o barbas sobre las cuales obra la llave, por otro hay unas muescas sobre las cuales cae el fiador del muelle, parte indispensable para retener el pestillo en su sitio e impedir que corra sin la acción de la llave la cual al mismo tiempo que empuja el pestillo por una de las barbas, levanta el muelle y saca el fiador de su sitio. El pestillo es simple o de rastrillo según esté formado de un solo trozo o tenga varios dientes. En el interior de la cerradura hay ciertas piezas contorneadas que encajan en unos recortes de la llave llamados guardas. Estas sirven para oponerse al movimiento de toda llave que no tenga las muescas proporcionadas. La llave se compone del anillo en que se aplica la nano, del tronco horadado con botón y del paletón. El paletón consta del morro, parte plana y corva que toca al pestillo de la cerradura y de cuerpo que es la parte comprendida entre el morro y el tronco. El paletón tiene diferentes muescas para dar paso a las guardas de la cerradura las cuales reciben diferentes nombres según sus posiciones como el tornillo, la bocina, la cruz cumplida, la de Caravaca, la muleta, el báculo, etc. El tronco no siempre tiene un agujero cilíndrico algunas veces es de forma de trébol, de hierro de lanza, etc. Todos estos orificios se corresponden con la espiga de la cerradura fijada con solidez al palastro.[1]




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