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Chaetophractus villosus



El armadillo peludo, peludo, tatú peludo o quirquincho grande (Chaetophractus villosus) es una especie de mamífero cingulado de la familia Chlamyphoridae endémico de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay.

Sus hábitats son selvas subantárticas, bosques templados, sabanas secas y húmedas, montes subtropical y tropical, pastizales subtropical y tropical, desiertos cálidos, templados y fríos, tierra arable, pasturas, plantaciones, y jardines.[2]

Es un animal acorazado, su armadura está constituida por un mosaico de pequeñas placas óseas, desde la capa inferior de la dermis , y están recubiertas de epidermis córnea. Es un sistema de protección contra sus depredadores; protegiendo incluso su cola. Las placas forman un escudo de una sola pieza sobre los hombros y otro sobre los cuartos traseros. La parte media del cuerpo tiene unas placas que forman bandas transversales articuladas entre sí, es decir, que se unen por una piel blanda; así se pueden enrollar formando una bola bien acorazada y cubrir la parte del cuerpo desprotegida: abdomen. De cuerpo robusto, patas cortas y musculosas, pudiendo desplazarse rápidamente. Extremidades con garras semejantes a uñas y las usa para conseguir su alimento o para excavar madrigueras. De hábitos nocturnos; se alimenta de insectos, gusanos, pequeños vertebrados y, carroña.[3]

Vive en zonas sombrías densas, desde el nivel del mar hasta 3000 m s. n. m.. Cava madrigueras hasta de 3,5 m de profundidad y entre 7 y 8 m de largo; sin compartila con congéneres del sexo opuesto. Las hembras paren cuatro crías del mismo sexo y perfectamente idénticas, porque proceden de un único cigoto que se ha segmentado.[4]

Según investigaciones genéticas, arqueológicas e históricas, antes de la década de 1930 esta especie no habitaba en Chile ni en la Patagonia argentina austral, ya que se detenía en la margen norte del río Chubut. La construcción de estructuras humanas como carreteras, oleoductos y especialmente puentes sobre los ríos, además de otras alteraciones antrópicas durante más de un siglo, modificaron las condiciones ambientales de la región, permitiéndole invadir áreas que naturalmente no podría haber conquistado, alcanzando así hasta el Estrecho de Magallanes, incluso introduciéndose también en el sector norte de la isla Grande de Tierra del Fuego.[5]



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