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Chakra



Según la doctrina hinduista, los chakras son centros de energía inmensurable (no medible) situados en el cuerpo humano.[1]

Según los libros sagrados del hinduismo, los chakras son seis, pero según la teosofía (de fines del siglo XIX), el gnosticismo (de mediados del siglo XX) y la nueva era (de fines del siglo XX)[2]​ son siete.[3]

La palabra sánscrita chakram significa ‘círculo’ o ‘disco’.

Desde el siglo III a. C. (en el texto epicorreligioso Majabhárata), el dios Visnú sostiene en una de sus cuatro manos un disco llamado Súdarsan chakra.[cita requerida]

En el siglo II d. C., el Yoga-kundalini-upanishad (uno de los más de cien antiguos textos hinduistas Upanishad) menciona brevemente el nombre de los seis chakras:[5]

En la creencia vasraiana del budismo tibetano (a lo largo del I milenio d. C.) también se menciona a los seis chakras por sus nombres en sánscrito, y se los describe meramente como «centros de energía».[cita requerida]

En el siglo XV, el Yoga-tattua-upanisad menciona nuevamente esta lista de seis chakras.[cita requerida]

A fines del siglo XIX, la teosofía ―en su acercamiento al hinduismo― mostró un creciente interés por los chakras.

En la creencia teosófica tántrica, tiene importancia un libro, publicado en 1918 por el británico Arthur Avalon (sir John Woodroffe, 1865-1936), titulado The serpent power (El poder de la serpiente, en español),[7]​ que Avalon afirmaba que era la traducción de dos textos sánscritos: el Shat-chakra-nirupana (‘apariencia de los seis chakras’) y el Padaka-pañchaka.

A fines del siglo XIX, Avalon ―pese a sus posturas preternaturalistas― suponía que los chakras se correspondían en gran medida con los plexos nerviosos. Él suponía que los chakras tienen alguna relación con las glándulas endocrinas, por lo que sostenía que la ejercitación de los chakras generaría algunas hormonas.[cita requerida]

Algunos autores y seguidores de esta creencia consideran que estos elementos tienen existencia real (aunque «espiritual»). Mircea Eliade (1907-1986) le llamaba «fisiología sutil», y afirmaba que los chakras serían alegorías para practicar una autohipnosis yóguica, a fin de lograr el samadhi (la ‘absorción completa’, conocida también como «enstasis», según Mircea Eliade, o «isolación», según Paul Masson-Oursel (1882-1956).

Estas ideas fueron desarrolladas por el obispo británico C. W. Leadbeater (1854-1934), en su libro Los chakras (1927), que se refiere a sus propios descubrimientos acerca del tema. Después, escritores contemporáneos han escrito su opinión acerca de los chakras con detalles, incluyendo su color y sus variadas funciones.[cita requerida]

Según Leadbeater, los chakras se encuentran en los cuerpos sutiles del ser humano, llamados kama-rupa (‘forma del deseo’) o linga sharira (‘cuerpo simbólico’).[cita requerida]

En la India se creía que el aire aspirado (prana) recorría el cuerpo, dándole fuerza. La función de los chakras era la de recibir, acumular y distribuir esos aires.[cita requerida]

Los chakras se describen[cita requerida] alineados desde la base de la columna vertebral, o, más exactamente, en un nadi central a lo largo del raquis y hasta la mollera o vértex, llamada abadhuti. En el chakra muladhara (en el perineo), yacería dormida la energía kundalini, la cual se representa mediante la imagen de una serpiente enroscada.

El propósito del yoga es despertar y elevar esta serpiente a través del canal central sushumna pasando por todos los chakras, hasta lograr que se una con Brahman (el Dios abstracto) en el chakra superior sahasrara, descubierto en los años 1920 por el británico Leadbeater.

Los escritores de la teosofía (creencia esotérica occidental de fines del siglo XIX) consideraban que los chakras no debían ser seis sino siete. Inventaron un séptimo chakra, el sajasra-ara (‘mil-rayos [de una rueda]’), con la forma de una flor de loto invertida, que sería invisible y se encontraría en la cabeza. Por ser el último chakra (en orden cronológico de creación), algunos lo consideraron el más importante, y otros, el menos importante.[cita requerida]

Actualmente, los creyentes en esta doctrina de los chakras afirman que en realidad el número de chakras no es seis (como afirmaban los textos sagrados hinduistas) sino mucho mayor, ya que dicen que existiría un chakra en cada punto donde se cruzan dos o más canales energéticos, y estos serían innumerables.[8]​ Sin embargo la creencia principal es que existirían siete chakras (el número propuesto por los británicos).

La siguiente descripción se puede encontrar en todos los sitios web sobre este tema. Ninguno aporta evidencia alguna acerca de quién fue la primera persona que le adjudicó colores a los chakras:



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