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Chelonoidis carbonaria



La tortuga terrestre de patas rojas o tortuga morrocoy (Chelonoidis carbonaria) es una especie de tortuga terrestre nativa de las sabanas y bosques, desde Panamá hasta las Guayanas, Brasil, Paraguay. En Venezuela y Colombia es conocida como morrocoy sabanera (o simplemente morrocoy) y karumbe en Paraguay. Es popular como mascota.

La tortuga de patas rojas es mucho más pequeña que su vecina, la tortuga de patas amarillas (Chelonoidis denticulata). El caparazón es de color negro o pardo oscuro con manchas amarillas-anaranjadas o anaranjadas-rojizas, mide entre 30 y 35 cm de largo, aunque en la variedad del noreste del Brasil alcanza los 40 cm y en Paraguay apenas alcanza entre 20 y 25 cm.

El Plastrón es predominantemente amarillo. En la cabeza y las patas, especialmente las delanteras, tiene manchas rojas o anaranjadas.

El macho es más pequeño que la hembra, sin mencionar que su cola es mucho más grande y su caparazón es más amarillo y hundido en la parte inferior para facilitar el momento del apareamiento.

Esta tortuga es diurna, normalmente habita en los bosques secos tropicales y en matas de monte en los países América del Sur como Colombia, Venezuela, Brasil, las Guayanas, en países de Centro América, como Panamá y en algunas islas del Caribe.

Ocupa una serie de hábitats dentro de esta amplia gama.

Vive en todos los tipos de hábitat de selva y también habita en la sabana, incluidos pastizales resultantes de la ganadería, la tala y quema agrícola.

La humedad es de alrededor de 60-90 %, la temperatura es constante, de 25-30 ºC de día, 15-20 ºC durante la noche.

El ritual del cortejo inicia con el macho llamando la atención de la hembra; la golpea con su caparazón para demostrarle que lo tiene duro, el macho puede ser muy insistente con los golpes de caparazón hasta despertar el interés, luego el macho inicia los movimientos con la cabeza; la hembra no mueve la cabeza y el macho se mueve para olerle la cola y luego se produce la monta y el apareamiento; el macho emite un chasquido durante el cortejo y el apareamiento.

La hembra cava un hoyo de hasta 30 cm para depositar los huevos. En la naturaleza ponen de 5 a 15 huevos y en cautiverio pueden depositar hasta 8 huevos dependiendo de la fertilidad de la hembra, y pueden hacer hasta dos puestas en el año, pero todos los huevos eclosionan en septiembre. En cautiverio son capaces de producir huevos en cualquier momento durante el año.

Por lo general son enterrados en un nido en el suelo. Sin embargo, algunos autores señalan que los locales en Panamá han observado los huevos puestos en la hojarasca en el suelo del bosque.

Los huevos son alargados (alrededor de 5 cm x 3 cm) y tienen una cáscara frágil, La incubación dura entre 2 a 3 meses. El huevo es amniótico con una membrana (amnios) envolviendo la parte dorsal del embrión en un saco líquido a modo de almohadilla.

Entre 2 y 3 meses después de la puesta; las crías romperán el huevo con lo que se llama "diente del huevo", luego de salir del cascarón dicho diente se le caerá al cabo de unas horas y no se regenera nunca, puesto que su función es solo para romper el cascarón. Pueden durar algunos días dentro del cascarón y saldrán cuando se sientan seguros. Las crías son redondas y planas, y miden alrededor de 1,5 cm de diámetro.

Al nacer; tienen en el plastrón un saco vitelino, el cual no se le debe quitar, ellos absorberán el calcio de ese saco para sobrevivir y la bolsa se les caerá por si sola al cerrar la abertura de alimentación.

A partir de los 8 años ya se encuentran listos para iniciar el proceso reproductivo.

La tortuga de patas rojas es herbívora y carroñera; en cautividad se alimenta de una gran variedad de verduras y frutas. Deben ser alimentadas con una mezcla de calcio, hojas, frutas, verduras y flores y una pequeña cantidad de proteína animal. Es importante la variedad de alimentos para una buena nutrición.

Esta especie de tortugas es muy selectiva en su alimentación, comerán solo lo que les gusta, es recomendable suministrarle variedad en la comida para evitar que se acostumbren a solo comer lo mismo o a que rechacen por siempre ese alimento. Los morrocoy harán su selección natural de las plantas que encuentren a su disposición para comer.

El balance dietético para la alimentación de un morrocoy es: 50% de verduras, 30% de plantas, 15% de frutas y 5% de proteína animal. A continuación se presenta un listado de los alimentos más recomendados.

Verduras: Brócoli, Coliflor, Pepino, Calabaza, Berenjena.

Plantas: Verdolaga, Escalora, Cilantro, Apio, Acelga, Tréboles, Pétalos de flores (especialmente rojas y amarillas), Dientes de león, Hojas (nabo, parra, guanabana, hibisco), también un alimento común de elección en la naturaleza. (La lechuga no tiene aporte nutricional).

Frutas: Higo, Manzana, Pera, Melón, Patilla, Lechosa, Mango, Fresas. (El alto contenido de azúcar en las frutas no es beneficioso, por ende se recomiendan bajas cantidades de fruta).

Proteína animal: invertebrados vivos y carne fresca de lagartijas y peces. (La proteína es mucho más lenta de digerir, de ahí que el porcentaje de incorporación a su dieta es tan bajo).

Agua: limpia y fresca; a temperatura ambiente. (la producción de saliva para tragar es muy limitada, por lo tanto se recomienda el suministro de agua con la comida)

Entre los alimentos que se deben evitar están: judías, maíz, arroz, guisantes, granos, espinaca, zanahoria, patata, espárragos, calabacín, pimientos, remolacha, tomate, granada, plátano, cambur, melocotón, dátil, uvas, kiwi, albaricoque, champiñones, azúcares (bajo ninguna presentación ni circunstancia), alimentos para otro tipo de mascotas. El consumo de estos alimentos puede ocasionarles obesidad, deficiencias nutricionales e inclusive enfermedades en el hígado.

Un caparazón liso es el resultado de una buena alimentación, en cambio un caparazón no liso y piramidal es síntoma de una mala alimentación y principalmente falta de calcio.

Es importante buscar los alimentos más ricos en calcio para su dieta, aunque también se puede incorporar a su comida los suplementos vitaminicos y cálcicos recomendados por los veterinarios.

El suministro de pienso formulado para tortugas no se recomienda como alimento principal, pues no contiene todos los nutrientes necesarios, lo ideal es suministrar una dieta casera y natural y ofrecer el alimento de forma esporádica.

Esta especie de tortuga está en peligro de extinción. Las tortugas de patas rojas están protegidas bajo el Apéndice II del Convenio sobre el Tráfico Internacional de Especies en Peligro de Extinción (CITES, por sus siglas en inglés).

En todos los países de su área de distribución, la mayor amenaza para la supervivencia de las tortugas de patas rojas es la caza excesiva por el hombre. Muchos ejemplares son recogidos y enviados a diferentes ciudades de América del Sur para ser vendidos como un manjar.

El hecho de que esta tortuga pueda tolerar largos períodos de tiempo sin comida ni agua, de lo contrario una ventaja evolutiva, hace que esta especie sea fácil y rentable para el transporte.

Otra amenaza que sufre C. carbonaria es la pérdida de hábitats y la agricultura. Aunque se ha observado que las tortugas de patas rojas pueden vivir en la tierra que se ha convertido a la agricultura, sus densidades son mucho menores que se encuentran en hábitat natural, sin alteraciones. Las tortugas que viven en las tierras agrícolas son mucho más fáciles de localizar, por lo que tasas más altas de caza puede explicar esta diferencia.

La exportación para el comercio de mascotas también tiene un efecto negativo en las tortugas de patas rojas, aunque es mucho mayor la amenaza a su supervivencia la caza o la pérdida de hábitat. La historia natural de la tortuga roja proporciona dos consecuencias, la susceptibilidad de esta especie a la pérdida de hábitat y la caza excesiva, y la cría en cautividad y la reproducción.

Los esfuerzos de conservación incluyen el establecimiento y la protección de reservas naturales y parques nacionales, donde las tortugas de patas rojas y otros animales están protegidos de la caza.

La especie tiene variedades a lo largo de sus hábitats diferentes. Si bien no existen oficialmente subespecies.

Según el origen, puede haber hasta siete "fenotipos" de C. carbonaria. La diferencia más evidente es la coloración del plastrón. Desde el norte de la selva amazónica los plastrones son sobre todo pálidos, a menudo con marcas más oscuras bastante distintivas. Desde el sur de la amazonía los plastrones son sobre todo oscuros.

Chelonoidis Carbonaria - Mocorroy o Tortugas Patas Rojas



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