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Chica de compañía



Una chica de compañía, acompañante o escort es una mujer remunerada para eventos sociales, es decir, a la que un cliente paga por acudir con él a reuniones, fiestas, salidas a otra ciudad, etc.[1]​ El servicio suele incluir sexo, aunque no siempre, en cuyo caso, se da bajo consentimiento, y no como parte de la contratación. En la mayoría de los casos, el cliente de este servicio busca acompañamiento femenino para acudir a cenas o eventos de negocios.[1][2]​ Estas personas suelen trabajar en lo que se conoce como agencias escorts o agencias de acompañantes.[3]

En este caso la escort actúa como una trabajadora sexual no visible al público general, ya que no hace su trabajo habitual en un lugar permanente como un burdel ni realiza prostitución callejera. La mayoría de los servicios proporcionados por acompañantes a sus clientes implican la estimulación sexual de los órganos sexuales del cliente (es decir, el pene en los hombres) con la intención de provocar un orgasmo: coito vaginal, coito anal, sexo oral, masturbación de los genitales y el uso de juguetes sexuales. Si bien es cierto que muchas acompañantes son llamadas para la estimulación sexual, a menudo las call girls acompañan a sus clientes a cenas, bodas o eventos sociales. Al igual que con el trabajo sexual, la prevalencia de la coacción puede existir.

Aunque el contacto sexual juega un papel importante en el trabajo de las chicas de compañía, no todos los clientes contratan los servicios por el sexo. Algunos simplemente lo hacen por razones sociales, como asistir a una fiesta. Otras call girls son especialistas en dominación y otros fetiches que no requieren del contacto íntimo sexual.

Hay quien contrata los servicios simplemente para disfrutar la compañía de una atractiva mujer. Las agencias de acompañantes intentan determinar si esto es lo que un cliente quiere y, si lo es, la agencia intentará mandar las mujeres más educadas y atentas con su cliente. No es extraño que estas chicas de compañía reciban grandes pagas o incluso legados de sus clientes. En la película Klute, Bree Daniels realiza este servicio a un anciano fabricante de prendas de vestir judías.

En vez del sexo, el cliente puede simplemente desear impresionar a sus compañeros al tener una cita con una mujer atractiva, o incluso pretendiendo que es su novia o esposa. Por ejemplo, el cliente puede asistir a una reunión de antiguos alumnos del instituto o de la universidad o a un acto social de la oficina. Los clientes que buscan este tipo de servicios dirán a la agencia cuáles son sus intenciones. Especifican el tipo de mujer que buscan para ese papel. El cliente puede citarse con la chica antes para evaluar su nivel de inteligencia, su educación, sus maneras, su discurso y su habilidad para simular, además de juzgar su apariencia. Les preguntan sobre su pasado, su pasado ficticio y su relación fingida, con el fin de llevar a buen término la farsa.

Las celebridades y las personas muy ricas a menudo contratan este tipo de servicios para tener sexo para evitar el problema de la obsesión irracional, donde injustificadamente su pareja les atrajo (y no les dejará irse de la relación o aceptar la negativa) a causa de su estatus social. Además, evita las historias de besa y cuenta, donde la chica luego vende la historia a la prensa. Ambas partes entienden sus respectivas posiciones y no van más allá. Algunas de estas personas son incluso más abiertas en las fiestas al contar quién es su cita, aunque las chicas de compañía les suelen pedir que no lo cuenten. Habitualmente, los hombres o mujeres que contratan por primera vez una cita corta determinan si quieren otra cita más larga. La apariencia de la mujer, su inteligencia, sus modales, su sociabilidad y su educación también se tienen en consideración. Para algunos clientes ricos, estas citas se convierten en acuerdos a largo tiempo que más se parecen a la relación con una mujer mantenida o amante. Algunos toman esta profesión porque es una buena forma de ganar dinero mientras disfrutan de los placeres del sexo con parejas diferentes. Recientemente el número de hombres de compañía (gigolós), que ofrecen servicios sexuales a mujeres, ha aumentado considerablemente. Algunas mujeres adineradas que viven distanciadas de sus maridos, o a quienes les gusta tener diferentes parejas sexuales, contratan a hombres para tener sexo.

La mayoría de las agencias de chicas de compañía tienen sus propias páginas web. Internet se ha convertido en un importante medio a través del cual los clientes pueden encontrar los servicios de este tipo. Generalmente hay fotos de las chicas, y en muchos anuncios se describe el tipo de servicios sexuales que ofrecen. Algunas agencias también proponen una tarifa más alta para clientes especiales o cuando los clientes solicitan servicios poco comunes: sexo con gemelas, sexo con actrices porno, sexo con modelos, sexo con mujeres sumisas, sexo incluso con mujeres que son parientes entre sí (hermanas, madre e hija, etc.). Internet incluye algunos directorios o listas o agencias de acompañantes. Pueden cubrir una zona específica, una región más amplia o bien ofrecer servicios a nivel mundial. Habitualmente la chica de compañía o la agencia se encarga de presentar su información en el directorio correspondiente. Las páginas web son usadas por los clientes/aficionados para observar las chicas y elegir cuál quieren, según su estética, su comportamiento o sus servicios sexuales. Para los lectores de páginas web, la calificación de las chicas acompañantes suele ser un factor determinante en su elección.

Algunas obras que abordan el tema directa o indirectamente:



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