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Chocolate caliente



El chocolate caliente o chocolate a la taza es una preparación que se hace a partir de chocolate o cacao en polvo disuelta en agua o leche, a la que se le suele agregar azúcar, harina y especias dulces como canela o clavos de olor.

En España, al igual que en los países latinoamericanos, aún se elabora con el cacao completo, con toda su manteca (pasta de cacao) deshaciendo la tableta de chocolate (pasta de cacao, azúcar y harina) con leche o agua.

Ocasionalmente, suele sustituirse por un preparado a base de chocolate en polvo para bebidas disuelto en leche caliente. En este caso, en países como Venezuela se le llama popularmente Toddy caliente (por el fenómeno de vulgarización de marca).

Los árboles de cacao (en singular, cacahuaquahitl) crecen de forma natural a la sombra de las selvas tropicales de las cuencas del Amazonas y del Orinoco. Los primeros cultivadores fueron o bien los olmecas, hace tres mil años, que ocupaban un área de selvas tropicales al sur de Veracruz, en el golfo de México, o bien los mayas al norte de Guatemala. Estos, en torno al siglo IV a. C., varios siglos después de la desaparición de los olmecas, se habían establecido en una extensa región al sur del México actual, que se extiende desde la península de Yucatán en América Central a lo largo de región de Chiapas y la costa de Guatemala en el Pacífico. Los mayas llamaban al árbol del cacao cacahuaquchtl. El cacao era para ellos símbolo de vida y fertilidad.

Los mayas crearon un brebaje amargo hecho de semillas de cacao que consumían exclusivamente los reyes y los nobles y también usado para dar solemnidad a determinados rituales sagrados. En sus libros, los mayas describen diversas formas de elaborar y perfumar la bebida: más líquido o más espeso, con más o menos espuma, con aditamentos como el chile picante, etc.

El chocolate se usaba con fines terapéuticos. Los hechiceros mayas prescribían el consumo de cacao tanto como estimulante como por sus efectos calmantes. Los guerreros lo consumían como una bebida reconstituyente, y la manteca de cacao era usada como ungüento para curar heridas. La semilla del cacao era también usada como moneda.

La bebida fue conocida por los colonizadores españoles y fueron ellos los primeros en servirlo caliente, endulzado con azúcar de caña, y a menudo con vainilla, también llegada de Nueva España. En España se hizo muy popular (véase: Historia del chocolate en España) y poco a poco se fue difundiendo por diversos países europeos, especialmente los que dominaba España (Flandes, Francocondado e Italia).

Cuenta la leyenda que el dios Quetzalcóatl (representado por los mortales como la serpiente emplumada) bajó de los cielos para transmitir sabiduría a los hombres y les trajo un regalo: la planta del cacao. Al parecer, los otros dioses no le perdonaron que diera a conocer un alimento divino y se vengaron desterrándolo: fue expulsado de sus tierras por el dios Tezcatlipoca. Otra versión cuenta que Quetzalcóatl era un dios bondadoso que estaba enfrentado a Tezcatlipoca, el dios cruel; este pudo más que él y lo condenó al destierro. Sea como sea la historia, lo cierto es que antes de marcharse prometió volver por donde sale el sol en el año ce-acatl, según el calendario azteca, lo que luego se asoció con la llegada de Hernán Cortés.

Más allá de leyendas, el cacao tenía una función esencial en los ritos religiosos: ya los mayas creían que la bebida que se conseguía tostando y machacando los frutos les alimentaría después de la muerte. Se celebraban rituales religiosos en diferentes fases del cultivo del cacao. Se celebraba una fiesta de la siembra en honor de sus dioses donde sacrificaban a un perro al que habían pintado una mancha de color cacao sobre la piel. Otra práctica habitual obligaba a los plantadores a mantenerse célibes durante trece noches. Al llegar a la décimo cuarta, podían yacer con sus esposas y luego proceder a la siembra del cacao. Otra ceremonia consistía en colocar las semillas en unos pequeños cuencos antes de efectuar unos rituales secretos en presencia de un ídolo. Luego se extraía sangre de diferentes partes del cuerpo de una víctima humana para ungir al ídolo. Otra práctica era regar la tierra que tenía que ser sembrada con la sangre del sacrificio de unas aves; etc.

En cuanto a los aztecas, sabían que una taza de xocolatl eliminaba el cansancio y estimulaba las capacidades psíquicas y mentales. Para los aztecas el xocolatl era una fuente de sabiduría espiritual, energía corporal y potencia sexual. Era muy apreciado como producto afrodisíaco y era una de las bebidas favoritas en las ceremonias nupciales. Era una bebida reservada a la elite y se denominaba también oro líquido, pues los granos de cacao se usaban como moneda. Así, con cuatro granos se podía comprar un conejo; con 10, la compañía de una dama, y con 100, un esclavo. Los aztecas se adornaban la cara con chocolate en sus ceremonias religiosas.

Al ver que los granos de cacao se usaban como moneda y que los aztecas atribuían a la bebida de cacao virtudes reconstituyentes y afrodisíacas, Hernán Cortés decidió explotarlo comercialmente. Creó plantaciones en México, Trinidad y Haití, e incluso en una isla de África occidental. Desde esa isla, el cultivo del cacao se extendió a Ghana en 1879.

La bebida del chocolate se emplea en varias gastronomías de Latinoamérica, así como las europeas. En España, por ejemplo, durante el siglo XIX era el desayuno obligado[1]​ y actualmente es muy popular el chocolate con churros tomado en la época invernal, y también servido para acompañar al roscón de reyes. Al chocolate en España se le añade harina (almidón de arroz o maíz) para que sea más espeso. En Suiza y Francia es muy popular la taza de cacao acompañada de dulces. En muchos países latinoamericanos, se toma el chocolate caliente en el desayuno, o por la tarde, acompañado de pan o empanadas. En el Perú, el chocolate caliente forma parte de una arraigada tradición. Este se sirve junto con el panetón en el desayuno del día de Navidad a pesar de que para esa fecha ya ha empezado el verano en el hemisferio sur. Esta tradición se cree comenzó en Cuzco por lo que se suelen vender marcas de tabletas de chocolate de esa región productora de cacao. Por su parte, en Chile es común su uso para acompañar los calzones rotos en época invernal. En Venezuela es más típico en las poblaciones montañosas de clima frío como en los estados andinos, Los Teques, Colonia Tovar, etc.

Jarra para servir chocolate caliente de porcelana con decoración floral (circa de 1900), Museo Metropolitano de Arte, Nueva York.

Jarra para servir chocolate caliente de porcelana (circa de 1890), Museo Metropolitano de Arte, Nueva York.

Jarra para servir chocolate caliente (circa de 1700), Museo Metropolitano de Arte, Nueva York.

Jarra para servir chocolate caliente de porcelana azul y blanca (1890-1896), Museo Metropolitano de Arte, Nueva York.

Jarra para servir chocolate caliente de plata (Lille, 1779), Museo de Victoria y Alberto, Londres.



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