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Ciudad Vieja (Guayaquil)



Ciudad Vieja fue uno de los sectores históricos de la ciudad de Guayaquil en la época colonial. En conjunto con Ciudad Nueva, fue uno de los dos polos de crecimiento urbanístico de la ciudad. Su creación se estableció en 1547 con la conquista definitiva de la región de Guayaquil tras los continuos traslados de la población por ataques de nativos o guerras civiles entre españoles.

El origen de este término para este sector se encuentra en la división que tuvo Guayaquil con la obtención de los permisos necesarios para poder construir un nuevo emplazamiento en La Sabaneta en 1693. Aunque parte de la población se trasladó hacia la denominada Ciudad Nueva, varias familias decidieron mantener sus viviendas en este sector.

Este sector estaba situado principalmente en las faldas del cerro Santa Ana y parte del cerro San Lázaro, y su eje central fue la Iglesia de Santo Domingo en La Planchada. Con el pasar de los años, Ciudad Vieja necesitaba expandirse hacia el sur, pero estaba separado de Ciudad Nueva por varios esteros que atravesaban un área anegadiza por lo que se construyó el Puente de las Ochocientas Varas que comunique ambos emplazamientos.

El sector en el que se asentaba la Ciudad Vieja está actualmente comprendido dentro de la parroquia Carbo-Concepción, en la división administrativa oficial vigente.

La primitiva ciudad de Guayaquil que se ubicaba entre los Cerros Santa Ana y del Carmen, sus habitantes se servían del agua que fluía de los manantiales de los cerros y otros menos desfavorecidos tenían que recogerla directamente del río Guayas. Al crecer la ciudad se hizo necesario construir nuevos pozos y el primero que se abrió fue el de los Agustinos en el año 1622 tan bien construido y fuente que parecía inagotable del líquido vital siguió existiendo hasta finales del siglo XIX. Los Dominicos que hasta en la actualidad mantienen su iglesia y convento en el mismo sitio, no se quedaron atrás y al año siguiente abrieron otro pozo. Para el año de 1624 se asoció el cabildo de la ciudad y un grupo de entendidos en la materia y abrieron el pozo de la Noria, este se encontraba en la intersección de las actuales calles Rocafuerte y Julián Coronel y que al sector en la actualidad se lo sigue conociendo como Boca del Pozo.[1]

La información dada por este historiador, nos dice que dos años después de que se establezca definitivamente Guayaquil en el Cerro Santa Ana (1547), la ciudad estaba compuesta por 22 casas, mismo número de casas que tenía también por ese entonces la villa de Portoviejo que había sido fundada mucho años antes.[2]

Lizárraga era un religioso que tenía como misión llegar a la ciudad de Quito, pero a su paso conoció a la primigenia Guayaquil de la cual dice lo siguiente "Este pueblo de Santiago de Guayaquil es muy caluroso por estar apartado de la mar; tiene mal asiento, por ser edificado en terreno alto, con figura como de silla estradiota, por lo cual no es de cuadras ni tiene plaza, sino muy pequeña, no cuadrada." Se refiere a mal asiento por ubicarse en la parte llana, entre los cerros Santa Ana y El Carmen por ello se refiere como a silla estradiota o montura por su forma en U. "Críanse en las casas muchas sabandijas, cuales son culebras y algunas vívoras, sapos muy grandes, ratones en cantidad; estan cenando o en la cama y vense las culebras correr por el techo tras el raton, que son como las ratas de España..." Como vemos, las estructuras de las viviendas no eran de lo mejor por lo cual se hacía fácil que entraran en ellas todo tipo de animales.

"Es pueblo de contratación, por ser el puerto para la ciudad de Quito, y por se hacer en él muchos y muy bueno navíos, y por las sierras de agua que tiene en las montañas el rio arriba, de donde se lleva a la ciudad de Los Reyes muchas y muy buenas maderas" En un principio se pensó a Guayaquil como un puerto de Quito, pero con el pasar de los años la ciudad tomó mayor importancia y su economía ya no dependía tanto de Quito. Siguiendo con la reseña de Lizarraga, ya desde las primeras décadas del siglo XVI la ciudad comenzó a exportar madera fina para el centro político que en ese entonces era Lima; "...el agua del rio, particularmente la que se trae de Guayaquil el Viejo, que es donde se pobló este pueblo;..." ese lugar al que Lizárraga llama Guayaquil el Viejo seguramente se refiere al sitio donde Belalcazar asentó por primera vez la ciudad de Santiago en los llanos regentados por el cacique Guayaquile.

"Todo este rio, a lo menos en la madre que yo vi, es abundante en caimanes o lagartos, que son los cocodrilos del rio Nilo, muy grandes, de veinte y cinco pies en largo, y desde abajo, conforme a la edad que tienen...". En la actualidad quedan muy pocos debido a la caza furtiva que se realizaría con el pasar de los siglos y en la actualidad en la Isla Santay los comuneros los tienen en criaderos; estos no pasan de 10 ejemplares.

Hacia 1570 la ciudad contaba con 23 encomenderos y 100 vecinos, lo que significaría unos 600 habitantes en total. El Puerto tenía ya notable actividad, pues era el paso obligado para llegar o salir de Quito. El peor enemigo del vecindario era el fuego en el año de 1581 ocurrió el segundo en importancia, al perderse gran parte de las casas incluido el Hospital. Para 1583 la población contaba con tan solo 60 vecinos. En 1581 se reitera que solo había 15 encomenderos, dándose a entender que la ciudad no había progresado, pero el dato no es del todo cierto, ya que los indios al no ser fáciles de explotar, no era muy atractiva esta actividad de las encomiendas entre los españoles.[4]

Aunque parezca algo tosco el título de esta sección, no es para nada exagerada. El Presidente de la Audiencia de Quito Antonio de Morga Sánchez Garay, es considerado por muchos historiadores porteños como uno de los presidentes más perjudiciales, ya que por el año de 1615, propuso a la autoridad Virreinal que los navíos que se construyan para la Armada de la Mar del Sur, no se los construya en Guayaquil, porque según él eran más feas y más caras y proponiendo en su lugar a las Filipinas (de donde acababa de llegar) para tal propósito. Dicha sugerencia, a buena hora, fue desestimada por el virrey de Lima.[5]

Poco se conoce de la ciudad en este periodo de tiempo, lo que hay se debe a las diversas descripciones de los viajeros que pasaron por la ciudad. Datos que se ha logrado conocer es que la primigenia población de Guayaquil estaba en crecimiento constante paso de contar con la Iglesia Matriz hasta 1574 para el año 1600 ya se había fundado el templo y convento de Santo Domingo, el convento y capilla de los Agustinos y el convento de San Francisco. Entre el siglo XVI hasta inicios del siguiente la ciudad pasó de tener una población de 300 habitantes a casi 800 y para el año de 1688 ya poseía 2000. Información significativa debido a que en 1589 hubo una epidemia de viruela cobrando la vida de tres cuartas partes de la población. Ya para esa época Guayaquil había agarrado importancia entre los puertos del Pacífico Sur debido a su producción variada como el cacao, alquitrán -que salía de la punta de Santa Elena-, la madera -que era muy requerida en Lima-, zarzaparrilla -que crecía silvestremente-, jarcia y de la sierra venían productos como los paños, tejidos, jamones y quesos; que se exportaban a otros puertos del Imperio.

En el Siglo XVII transcurrieron un gran número de desastres para Guayaquil como la invasión del pirata Heremite en 1624, los incendios acaecidos en los años de 1624, 1632, 1636, 1647, 1678, 1687, 1692, 1693 el saqueo perpetuado por Edward David en 1684 y en 1687 por Crogniet, Picard y Hewitt. Este cúmulo de desastres obligaron al cabildo a trasladar la población a una milla al sur en el sector de la Sabaneta después conocida como Ciudad Nueva.[6]

En sus inicios Guayaquil se asentaba el sector que hoy abarca la antigua Escuela Politécnica, los alrededores del Parque Colón y a los lados de la actual calle Jacinto Moran de Butron. Pero no fue hasta el 20 de abril de 1687 que un grupo de corsarios ingleses y franceses atacan a la desprotegida ciudad, saqueando a más no poder y logrando un botín de 134.000 pesos sin contar el valor de las mercancías. No contentos con eso prendieron fue a la ciudad quemándose 16 casas, el convento de San Agustín y el hospital de Santa Catalina. Debido a todo esto en el año de 1693 se decide trasladar la ciudad a un nuevo emplazamiento mucho más amplio y cómodo, posteriormente ese sector sería conocido como Ciudad Nueva. Aunque muchos vecinos del antiguo emplazamiento se negaron a tal cambio, la decisión estaba tomada y los principales edificios del gobierno se trasladaron a Ciudad Nueva y le siguieron las familias pudientes provocando así que este lugar sea conocido como Ciudad Vieja y pierda poco a poco su importancia. Y para que haya comunicación entre ambos centros urbanos debido al crecimiento natural de la población el corregidor Jerónimo Boza y Solís mandó a edificar un puente en 1710 que sería popularmente conocido como el de las 800 varas. Esta estructura de madera duraría hasta 1774 cuando se lo comenzó a reemplazar por una calzada rellenando los esteros que se encontraban a su paso.[7]

Habían pasado 60 años desde que la ciudad de Guayaquil se había establecido definitivamente entre los Cerros Santa Ana y el Carmen. Ya por aquellos años la población comenzó a copar los bajos de los cerros hacia la actual calle Loja. Los viajeros que conocieron aquel Guayaquil primitivo manifestaban que la Iglesia Mayor se mantenía en el Cerro al igual que los principales edificios públicos y la plaza, además de que el Astillero se ubicaba en la falda norte del Cerro Santa Ana. Para 1625 la Plaza de Armas ya se encontraba donde hoy es la plaza Colón. Debido a lo peligroso que resultaba tener una ciudad sin medios para defenderse en 1651 se construyó La Planchada que no era más que muros de tierra cercado con estacas de madera. Por esa misma época se comenzó a construir una calle extrayendo material pétreo del cerro, que iba desde la orilla hasta la Plaza de Santo Domingo. El 24 de febrero de 1662 el vecindario guayaquileño contribuye con 4000 pesos para reconstruir La Planchada utilizando materiales más duraderos como cal y piedra. Y en 1678 la población había alcanzado la cifra de 1200 almas que vivían en 150 casas grandes y 450 casas pequeñas.[8]

Como dato adicional de La Planchada, aquella estructura colonial ya no existe en la actualidad, esta fue remodelada en 1906.[9]

Por los años de 1636 o 1637 se expidió una ordenanza que tenía como fin talar los manglares en "barlovento" -suroeste- para extender la población que se hallaba reducida a las inmediaciones del Cerro Santa Ana. Los vecinos tenían que contribuir prestando a sus esclavos una vez por semana y los que no tuvieran debían aportar económicamente con 4 o 2 reales mensuales. Esos mangles que se debían talar correspondían a lo que después se conoció como Quinta Pareja que abarca el sector de la Calle Panamá y alrededores, como la Clínica Guayaquil, Mercado Artesanal y Mercado Norte. La ordenanza seguía vigente por 1650, incluso cediendo gratuitamente solares en los espacios que se iban liberando de la espesa vegetación. Cinco años más tarde es decir en 1655 se volvió a invitar a los ciudadanos a invadir aquellas zonas, siendo su verdadero propósito, extirpar de Ciudad Vieja las casas con techo de paja que pertenecían especialmente a las gentes de escasos recursos.[10]

Cuenta la historia que en el mes de agosto de 1564 llega a la ciudad el Lcdo Hernando de Santillán, quien sería el primer presidente de la Audiencia quiteña. Al pisar tierra, el Lcdo Santillán se asombra al ver gran cantidad de enfermos tendidos en las orillas del río. Sucede que no todos los enfermos que el logró ver eran vecinos de Guayaquil, sino que también había gente que venía del interior de la Audiencia, inclusive hasta de otros lugares del Virreinato Peruano. Porque en aquella época había corrido el rumor que las aguas del Guayas tenían propiedades curativas. Entonces Hernando Santillán dio la orden al cabildo Guayaquileño para que lo más pronto posible se establezca en la ciudad un Hospital. Es así que nace el primer hospital de la Audiencia de Quito que tenía por nombre Santa Catalina. La obra se financió gracias al aporte caritativo de los vecinos de Guayaquil hasta conseguir la cantidad que se necesitaba para su edificación. No se podía esperar nada del cabildo porque andaba en ruina financiera y peor aun del Rey. La ubicación de este Hospital fue en el Barrio de la Marina por donde actualmente esta la estación a inaugurar de la Aerovía (actuales Malecón y Loja) y frente a este hospital se encontraba una plaza que lleva el mismo nombre y al oeste de ella se encontraba la primitiva Iglesia de San Francisco. Los trabajos de construcción fueron muy arduos hasta que el 25 de noviembre de 1564 se inaugura. La estructura hospitalaria había sido construida en madera con paredes de caña picada y techo de paja. Contenía una botica en uno de los 2 cuartos interiores, mientras el otro servía para la persona que tenía a su cargo el hospital y en el piso superior había las 6 camas con las que comenzó a funcionar. En un comienzo fue administrado por la congregación San Juan de Dios que se encontraban domiciliados en Portoviejo. El fray Baltazar Peralta fue su principal administrador desde 1604 hasta 1615 cuando fallece. Entonces el cabildo busca nuevamente a los Juandedianos pero de Piura ya que los de Portoviejo no tenían a quien enviar. Fue así como la dirección recayó en el fray Gaspar Montero de Piura. En el año de 1636 se incendia la ciudad y el Hospital no fue la excepción que para ese momento era más cómodo el construido en 1564. Lastimosamente tomaría mucho tiempo para que el hospital fuera reconstruido y sería un grave problema para los cabildantes ya que los Juandedianos habían abandonado su administración. No fue hasta el año de 1664 cuando hay noticias sobre su reedificación. Ese hospital ira evolucionando con el pasar de los años incluso cambió varias veces de nombre se lo conoció como Hospital General y en la actualidad lleva el nombre de Luis Vernaza Lazarte[11]​ y quienes lo administran son los funcionarios de la Junta de Beneficencia de Guayaquil.[12]

La Iglesia Mayor, Matriz y actualmente conocida como Catedral, en un principio se ubicaba en la cima del Cerro Santa Ana , aquel primer templo sufrió daños debido a un incendio y se tuvo que demoler debido al peligro que representaba a sus feligreses. Sería reconstruido hasta que se trasladó a Ciudad Nueva debido a las disposiciones del cabildo comenzando su reconstrucción en 1694.

La iglesia de Santo Domingo desde 1575 en que llegaron a la ciudad, es el único templo que mantiene su emplazamiento original, ya que la orden dominica hizo poco caso a las exigencias del cabildo de abandonar ciudad vieja.

San Agustín, la orden que lo regentaba se estableció oficialmente en 1594 y construyeron su primer templo y convento en las actuales intersecciones de las Calles Rocafuerte y Julián Coronel hecho de caña y madera. En el año de 1624 fue saqueado y destruido por el pirata Jacques L'Hermite. En 1651 fue reconstruido íntegramente en madera pero no duró más de 40 años. No se tiene más registros ni el año exacto en el que se trasladaron a Ciudad Nueva pero en el mapa que aquí se presenta ya aparece dentro de sus límites, mapa que fue fue publicado en 1741 dentro de la obra "Compendio Histórico de la provincia y puerto de Guayaquil" publicado por Jacinto Morán de Butrón.

La San Francisco se fundó el 2 de agosto de 1603 y su ubicación inicial era muy cerca al río anexa a la antigua Capitanía de Puerto en el Barrio de la Marina (donde actualmente se encuentra la estación de la aerovía). En 1663 reconstruyeron la iglesia con su convento pero 15 años después quedó hecha escombros debido a un incendio. En 1681 reconstruyeron el templo nuevamente pero la ciudad fue atacada por los piratas Grogniet, Picard y Hewitt en 1687. Debido a las disposiciones del Cabildo, la siguiente iglesia ya no se levantó en ciudad Vieja sino en el nuevo emplazamiento en el sector antiguamente conocido como Puerto Cazones o Sabaneta en el mismo lugar que actualmente se encuentra junto a la Av 9 de octubre.[13]

Guayaquil en los siglos XVI y XVII existieron 4 sectores del emplazamiento en que se estableció.[14]

1) La depresión entre los cerros Santa Ana y El Carmen, por donde actualmente cruza la calle Jacinto Moran de Butron erróneamente conocida como "sargento".

2) La planicie que se forma desde las faldas del Cerro Santa Ana, hasta el estero de Villamar hoy calle Loja.

3) El sector comprendido desde la falda norte del Cerro Santa Ana hasta el estero Tarazana que hoy ocupa Ciudad del Río.

Los barrios de la primigenia ciudad de Guayaquil.

1) Barrio del Cerro que le atravesaba el "Camino de la Fuga" hoy calle Jacinto Moran de Butron.

2) Barrio del Centro, en él se hallaban las Casas del Cabildo, la Iglesia Matriz, la de Santo Domingo y su Plaza. Hoy ocupa la entrada a los túneles, el Museo del Bombero y parte del campus de la Espol.

3) Barrio de la Marina, tuvo ese nombre porque en aquel lugar se encontraban los muelles. El barrio poseía una plaza que llevaba por nombre Santa Catalina y en el lado norte de esta se ubicaba el primer Hospital, mientras al lado oeste se ubicaba la Iglesia de San Francisco. Este sector actualmente es el cruce entre las calles Malecón y Loja donde se levanta la estación de la Aerovía.

4) Barrio de la Planchada también conocido como de Las Peñas aparece en el siglo XVI, lugar que fue adecuado por medio de rellenos y donde habitaban los pescadores en la falda este del Cerro Santa Ana.

5) Barrio de la Tarazana es el lugar donde se fabricaban los barcos y el sitio siguió utilizándose hasta los primeros años del siglo XVIII, cuando fueron trasladados al Sur al sector del Palacio de Cristal. El emplazamiento de este barrio actualmente lo ocupan los edificios de Ciudad del Río.

6) Barrio de la Boca del Pozo se llamó así porque en el cruce de las actuales calles Rocafuerte y Julián Coronel, existía un pozo que llevaba por nombre "Pozo de la Noria".

Las primeras calles,están la de la Orilla hoy Malecón, la de Las Peñas hoy Numa Pompilio Llona, la calle Real actual Rocafuerte y el Camino de la Fuga hoy Jacinto Moran de Butron.

Al principio existía la calle de la Orilla y la de la falda del Cerro. En la parte llana -donde se ubica la antigua sede la Espol- las calles de la Orilla y Real. La calle Santa Catalina que orillaba el cerro y en ella se encontraba el Hospital -por el cual llevaba su nombre- y la de las Peñas -que sigue existiendo-. En la cara sur del Cerro -Santa Ana- la calle del Cerro. Tres o cuatro callejones tortuosos ascendentes desde el llano -antigua Espol- hasta la segunda calle el Ciruelo, Higuerón, Las Rojas, Pozo de Felipe IV o de los Dominicos antiguamente conocido como Porras y el Camino de la Fuga -actual Jacinto Moran de Butron-.

Los barrios: Las Peñas, El Cerro, La Marina, Atarazana y del Pozo.

Al pie de la falda del Cerro -Santa Ana- entre la Iglesia de Santo Domingo y La Planchada existían 2 o 3 pozos. Los Puentes de Porras al pie del Cerro.

La casa de piedra de Diego Navarrete -actualmente se sabe que su ubicación es la misma del templo de Santo Domingo, los muros que la sostienen fueron parte de la vieja casa colonial-, cerca a Santo Domingo la casa de ladrillo de Bances de Obregón y poco antes del comienzo de la calle Coronel la casa de adobe y teja de los Castros -la familia más rica de ese tiempo-.

Por la misma bocacalle Coronel algo al norte el pozo de la Noria. De allí seguía una callejuela bordeando el Cerro -del Carmen- camino hacia La Laguna y en ella está una carnicería una curtiembre y dos o más faguas o herrerías, el sitio El Tamarindo -del cual se desprenden varias leyendas- y más adelante estuvo la primera casa de beneficencia fundada y sostenida por las Clavijo -madre e hija- muy cerca un árbol de corpoño.

Por donde esta el panteoncito Protestante -hoy de los Extranjeros-, hubo un pobre panteoncito y más acá una cruz en memoria dicen del fundador Estacio.

En un sitio perdido hacia la derecha y sobre la falda del cerro con cara a Mapasingue -falda norte por donde hoy esta Ciudad del Río- estuvo el pozo llamado Felipe IV de piedra tallada con 4 escudos hechos por los dominicos.

El astillero primero estuvo a la orilla tras del cerro -Santa Ana- al final de las Peñas. Antes de llegar había una barbacana y un puentecito que preceden a un a casa grande de un señor Malaves. Más acá hubo una casa amplia llamada Casa del Usurero.

El primer pozo o granero público estuvo donde hoy es el Colegio Santistevan -sigue existiendo y lo regenta la Junta de Beneficencia-.

Solo dos calles habían de norte a sur -en el llano- la Orilla y la Real, entre ellas había muchos callejones como el de la Cruz, Cuchillería o Descomulgado, el de las Velerías por su fábrica de ceras, el de Alonso y Trabuco.[15]

El Barrio Boca del Pozo, empezó a llamarse así desde el siglo XVI debido a la construcción de un pozo al inicio de la calle Coronel, conocido como El Pozo De La Noria.[16]En 1624 se realizo la perforación del... pozo de la Noria, (se debe a que en el se habría instalado una noria para extraer el agua a base de fuerza animal) llevada a cabo mediante una asociación de hecho entre el cabildo y algunos nativos competentes y entendidos en esos menesteres; cuando la empresa tuvo éxito se reglamento su uso, que disponía compartir el agua entre la comunidad indígena y la población urbana. Este pozo estaba situado a unos pocos metros más al norte de la esquina noroeste de las avenidas Rocafuerte y Julian Coronel.[17]​ En sus alrededores se formo un caserío (único pozo de agua dulce que hubo en Ciudad Vieja)[18] Este barrio también se conoció en algunos datos coloniales con el nombre de Chana Ludui.[19]​ Entrando por la calle Julian Coronel que en la colonia no era más que una calleja que bordeaba el cerro camino hacia La Laguna y en ella estaba la carnicería una curtiembre dos o mas fraguas o herrerías el sitio El Tamarindo objeto de varias leyendas y mas adelante estuvo la primera casa de beneficencia fundada y sostenida por las Clavijo madre e hija cerca de un árbol de Compoño también legendario.[20]​ Por ese mismo sector se encontraba la casa de adobes de los Bances de Obregon por donde hoy la calle Julian Coronel y el primer panteoncito cerca de la cárcel hoy que cubre los despojos de los primeros habitantes blancos y quizá habríamos precisado el lugar en que esta perdida la huesa de Gomez de Estacio uno de los fundadores y única tumba que nos quedaba de ellos vecina al lugar en que fue fusilado en nuestras eras de libertad el joven teniente liberal Amable Viteri. Por allí habríamos visto como en ensueño la primera Curtiembre del Cabildo la fragua de Bartolo Imena y acá y allá las dos primeras pulperías de don Cristóbal de Castro y don Juan María de Cora el minucioso y mejor Cronista de esa época en apuntes privados que fueron patrimonio de mis antepasados...[21]​ A finales del siglo XVIII y comienzos del siguiente debido al brote de casos de lepra que afecto inclusive a familias pudientes, el gobernador Irisarri dispuso en 1801 construir ramadas separadas en la falda del cerro en el sitio de Chana Luduy que es este mismo barrio. Ya en la época colombiana se proyecto la construcción de un Hospital en 1826 ubicarlo por el Pozo de Noria,[22]​ pero que no llegaría a concretarse y sería construido muchísimo tiempo después siendo ubicado en el sector de "La Loma" que es hoy el Hospital Luis Vernaza.

El cronista vitalicio Modesto Chávez Franco publicó en el año de 1944 su obra Crónicas de Guayaquil Antiguo. En el capítulo titulado "Los Enterrados" recoge un gran número lugares que sirvieron como cementerios y que se distribuyeron dentro de los límites e incluso exteriores de Ciudad Vieja.

La posible ubicación de aquellos panteones donde descansaron los primeros habitantes de Guayaquil son los siguientes:

1)Detrás de la actual Iglesia Santo Domingo.

2)En el inicio de la calle Rocafuerte.

3)Debajo de la Proveedora de Agua, actual museo del Bombero Luque Plata.

4)En Tarazana -hoy las inmediaciones de Ciudad del Río- se inhumaban los indígenas que habían muerto por la epidemia de viruela.

5)Por la antigua Cárcel Municipal.

6)En las faldas del cerro -probablemente del Carmen-.

7)En el mismo emplazamiento del Panteón Protestante o de los Extranjeros.

8)Y el cementerio que mandó a erigir el Gobernador Vasco y Pascual al pie del Cerro -seguramente del Carmen- y según dice Chávez Franco cerca de allí se encontraba una cruz y lápida toscamente labrada que pertenecía al sepulcro de Manuel de Estacio, uno de los conquistadores de Guayaquil.[23]

Nos cuenta Modesto Chávez Franco que en compañía de su padre Modesto Chávez Cora -quien era bombero- tenían por costumbre recorrer los alrededores de Guayaquil "...después de lo cual echabamos al andar no sé si al azar o con programa, hacia las afueras de la Ciudad, paseo que sí era muy de mi gusto... porque en todo el trayecto iba mi padre enseñándome muchas cosas que hoy me sirven enormemente en algunas de mi crónicas." En aquel paseo su padre lo llevó caminando por la actual calle Julián Coronel donde "... se alinean la cárcel -que aún existe aunque ya no sirve para aquel fin- dos cementerios, un tisicomio la morgue, un hospicio, el hospital general, el llamado de los Protestantes, un asilo de indigentes femeninas, dos lazaretos; un instituto bacteriológico, otro dos cementerios para pestosos, uno particular de monjas, una casa de temperancia u por último un crematorio de basuras abandonado." De todo lo que menciona que se ubicaba en esa calle solo podemos identificar la ubicación del Hospital General que es el actual Luis Vernaza, el de los Protestantes seguramente se refiere al cementerio de los Extranjeros que yace abandonado en la actualidad, y junto a este la morgue que la regenta la Universidad Guayaquil, el otro cementerio ya que nombra 2 debe ser el actual Cementerio General, el Hospicio podría ser el actual Corazón de Jesús que se ubica bien al oeste hoy separado por el cuello de botella que se forma por la unificación de la Av de las Américas con la Machala y Quito, uno de los Lazaretos debe ser el que se ubicaba en las faldas del cerro del Carmen donde en la actualidad se encuentra la boca del Túnel que se conecta con la calle Boyacá y que tenía por nombre Calixto Romero, local que fue incendiado intencionalmente en 1946.[24]​ Por lo demás se desconoce la ubicación exacta. Continúa "Por esa calle, pues, que hasta no hace mucho tiempo era una vía angosta, pantanosa, tortuosa y de piso en puntas de cascajo alternadas con desechos, pero que en tiempo del coloniaje, sin embargo, tuvo gran importancia como vía hacia la Legua de los Indígenas... especie de campo de concentración de los Huancavilcas... díjome un día mi padre: "Por aquí debe estar una piedra grande tallada, que quizá señalaba la tumba de uno de los fundadores de Guayaquil, el señor Estacio"..." El autor menciona que de muy joven había visto el sepulcro muchas veces cuando se dirigía al Cerro en busca de ciruelos.

Continuando la historia del paseo al que lo llevó su padre dijo que les tomó varios días encontrar el sitio indicado de aquella tumba ya que los datos que ellos manejaban hacían presumir que el lugar había estado probablemente en una de las faldas del Cerro del Carmen que en esa época ya no existía, que había sido allanada según el autor para ensanchar la calle Julián Coronel, "... hasta que por fin, en una especie de hoyo producido visiblemente por un derrumbe espontáneo de unas láminas que caracterizan la estructura geológica... hallamos cubierto de maleza y arbustos un bloque labrado de piedra verde oscuro granítica... de unos 80 centímetros de largo por 60 de ancho y 40 de espesor..." Aquella lápida -por así decirlo- tenía en su interior "Una cruz cuyas cuatro extremidades estaban orladas con una greca o guirnalda en arquitos sucesivos como ciertas cruces de órdenes caballerescas -en- su plano interior cuatro como púas o clavos cuñas alargadas o puñales que seguían los paralelismos de las líneas limitantes de la cruz..." [25]​ Posteriormente el autor anota la inscripción de la roca que se encontraba en latín con los nombres del conquistador y la fecha que probablemente fue inhumado nuevamente porque según el autor, su ubicación inicial podría haber estado en el antiguo panteón detrás de la iglesia de Santo Domingo. Al finalizar el capítulo dice que nunca más logró ubicar nuevamente el sepulcro ya en su adultez. Podríamos conjeturar que aquella falda del cerro que ha desaparecido y donde el autor dice que se ubicaba la tumba podría haber estado ubicado en el sector donde hoy se asienta el Centro de Salud No 1, la morgue de la Universidad Guayaquil, el puente que pasa por encima de la boca del Túnel y el edificio Carlos Julio Arosemena.

Vamos a tomar la información directamente del documento que fue transcrito íntegramente en el libro "Guayaquil una ciudad colonial del trópico" del quiteño ya fallecido Jorge Núñez Sánchez, que es fuente primaria de lo sucedido en aquel desastre que tuvo que sufrir la primigenia y abandonada a su suerte población de Guayaquil, aunque trataremos de no copiarlo íntegramente para evitar lo que podría ser un plagio.

Este ataque y posterior incendio -causante de la gran pérdida de documentos que hoy serían valiosísimos para los estudios historiográficos- dieron motivo para que las autoridades reales decidieran trasladar a "Sabaneta" a los pobladores de la vieja ciudad.

El informe fue escrito por Juan Álvarez de Avilés hermano del capitán don Nicolás Álvarez de Avilés -uno de los fallecidos en combate-. La historia comienza que el domingo 20 de abril de 1687 a las 4 de la mañana entra el enemigo compuesto por 450 hombres de varias nacionalidades como la francesa, inglesa, holandesa, flamenca incluso algunos españoles indios y mulatos. Los asaltantes se trasladaron utilizando piraguas de las cuales dos de ellas se dirigieron detrás de Las Peñas -actual Puerto Santa Ana y Ciudad del Río- y en el desembarcadero que él llama María Fico quien era indígena, no nos da detalle de la ubicación de este último. Los piratas se dividieron en 2 escuadras de 50 individuos, una de ellas marchó a la Atarazana mientras la otra subió la cuesta. Los demás desembarcaron en "Puerto Cazones" -donde años después se trasladaría la ciudad- los cuales se componían de 250 hombres quienes marcharon por los astilleros que se encontraban por ahí hasta alcanzar el puente del estero Juan de Villamar -actual calle Loja-. Fue en ese lugar donde se dio inicio a los combates donde la población trató de evitar la conquista de la ciudad, dicha defensa estaba al mando de Fernando Ponce, el cual había recibido un balazo en su pierna cayéndose del caballo para luego recomponerse de la herida y manteniéndose en el combate. La resistencia fue ardua incluso se necesitó de refuerzos venidos de la ciudad vecina de Portoviejo, pero mientras esto se desarrollaba cerca al estero de Villamar, otro grupo de asaltantes compuesto por 100 hombres se habían infiltrado por el paraje que Juan Álvarez llama "... entre la casa de José de Junco y el herrero Carlos...", esto provocó que la resistencia fracasase y los habitantes de la ciudad se tengan que retirar a la plaza -no podemos interpretar a cuál se refería porque existían varias- donde se volvió a resistir mientras que otro grupo de piratas habían entrado por San Francisco.

Este nuevo grupo se dirigió enseguida a Santo Domingo donde se apoderó de una plazuela el cual el autor del informe llama "... de doña Ana Valenzuela cercana a la artillería..." luego se dirigieron a tomarse la trinchera que se ubicaba en la cima del cerro algunos yendo por la calle de los Morlacos y la otra por frente al río. No pudiendo defender la plaza los defensores salieron de ahí hasta que fueron cercados en varias direcciones donde al ver que no había más que hacer se rindieron, además que el general don Fernando Ponce se desvaneció debido a la gran cantidad de sangre perdida por la herida. Álvarez da razón de que hubo en el bando enemigo espías entre los que se encontraban un indio llamado Josefillo, un mulato vecino de la ciudad llamado Manuel Boso que dio muerte a Juan Méndez y 2 enmascarados. En la Iglesia Mayor fue el lugar donde llevaron a los prisioneros y fue ahí donde los piratas comenzaron a exigir el pago de 300.000 pesos. el general Ponce fue golpeado y amenazado con pistola en mano para luego sacarlo de la Iglesia donde estaba cautivo junto con los sacerdotes y otros vecinos importantes de la ciudad entre ellos a Lorenzo Sotomayor que sería asesinado de un pistoletazo siendo después arrastrado y tirado al río. Luego los piratas volvieron amenazar al vecindario dándoles como término de pago el día siguiente. Se negoció con los captores para que el valor baje a 100 000 pesos y el lapso de tiempo se amplíe hasta por 12 días siendo remitido a Quito el cura Antonio Migues y a Roque de la Molina que pertenecía a la orden Franciscana. Los invasores se trasladaron a la Isla Puná con buena parte de la población, dejando a su paso a la ciudad destruida y saqueada.

El informante nos enumera el número de fallecidos de ambos bandos donde señala que de los enemigos muertos fueron 50 y mientras que heridos entre 12 o 14, en cambio del vecindario se contaron 30 fallecidos entre ellos algunas mujeres y 12 heridos. Entre los vecinos fallecidos se encontraban gente notable como el capitán Nicolás Álvarez de Avilés hermano del que escribió el informe, el capitán Domingo de Casar que pertenecía a la compañía de forasteros junto con su alférez Mateo Sáenz Cabezón y su sargento Andrés de Cabría y el contador Antonio Romero Maldonado, don Francisco de Solís, el teniente de caballería José Carranza y el condestable Marcos Norato y el alférez Marcos de Alzegas.[26]

No queda nada de las actas del cabildo de comienzos del siglo que vamos a traer o anteriores, aunque existe la esperanza de que en algún archivo americano o europeo existan esas actas que fueron destruidas por los sucesivos incendios. Las Casas del Cabildo, Casa Municipal, Archivo, Casa del Corregidor y Justicia Mayor y Cárcel, estuvieron ubicadas en un mismo edificio por aquellos lejanos años.

Mucho ha cambiado después del incendio general de 1896, que redujo a cenizas la parte Vieja de Guayaquil, el sector una vez reconstruido con el pasar de los años comenzó a renovar sus edificaciones, la Iglesia de Santo Domingo se la reconstruyó con materiales más resistentes en la década de los 30s del siglo pasado,[31]​ se dice que en esta iglesia aún se mantienen los cimientos de lo que fue la antigua casa de uno de los vecinos fundadores de Guayaquil. La nueva configuración urbana permitió que los callejones que van desde la calle Loja hasta la Cornelio Vernaza dando origen a un gran espacio que sirvió por muchos años como Aduana y luego pasó a formar parte de la Universidad Politécnica del Litoral (Espol) que al haberse inaugurado su nuevo campus en la Prosperina allá por la década de los 90s, fue trasladando gradualmente sus funciones y dejando las antiguas instalaciones que tenía en Ciudad Vieja a quedar prácticamente en estado deplorable por el abandono, el cabildo intento desarrollar en ellos un proyecto con miras a promover el ámbito científico pero no ha habido nuevos avances hasta el momento. La[32]​ Antigua Cárcel de mampostería que se ubica en el sector que se llamó en la colonia como Boca del Pozo y Chanac ludui como llamó también Modesto Chavez Franco en sus crónicas, hoy es un espacio abandonado que amenaza ruina, la Municipalidad intento regenerarlo pero solo alcanzó para adecentar su fachada principal que da hacia la calle Julián Coronel, manteniéndose el interior en total abandono, además de colocarle en su entrada una pequeña placa metálica donde se recuerda el lugar donde dice haber sido fusilado el joven liberal Guayaquileño Amador Viteri por orden del tirano Caamaño. Esta edificación patrimonial al parecer paso a manos de la Universidad de Las Artes -de reciente creación- que pretende convertir la vieja cárcel en un sitio cultural. Frente a esa edificación que acabamos de reseñar se ubica una pequeña Upc que seguramente fue construido por orden del presidente Correa, en época de que el dinero público abundaba. Esta edificación policial sirve para dar protección al vecindario que últimamente se ha vuelto muy peligroso incluso para los mismos habitantes del sector. Junto a esta Upc se encuentra lo que alguna vez fue el Centro Comercial Vernaza, en su acera norte saben estacionarse furgonetas que sirven de transporte para los habitantes del Cerro, ya que no existen colectivos regularizados que presten ese servicio. En ese mismo lugar que se ubica este centro comercial, se encontraban los jardines de los Bonin, muy famosos a principios del siglo XX. Donde se ubicaba la antigua parroquia de la Concepción, fue ocupado por la planta de agua hecho de material resistente y posteriormente cuando dejó aquella utilidad por la que se había construido, pasó a albergar los antiguos implementos que utilizaron los bomberos guayaquileños, probablemente desde su fundación, convirtiéndose en uno de los museos más completos de Guayaquil y del país. Frente a este museo hay una pequeña plaza que se ha visto reducida en su tamaño por la construcción del túnel que surca la meseta entre los Cerros Santa Ana y del Carmen en época de la alcaldía de Nebot.[33]​ Esta pequeña plaza que no tiene nombre nuevo debido a la desaparición de la parroquia de la Concepción, contiene un total de 6 bustos con las efigies de los jefes del cuerpo de bomberos más destacados y que está en proceso de seguir aumentando su número con el pasar de los años, además de que allí en el centro de todos esos monumentos, esté una pequeña fuente que al parecer es un sobreviviente del incendio de 1896. Yéndonos hacia Santo Domingo hay una plaza que, al principio de la época colonial, era la plaza de Armas y que luego se conoció con el mismo nombre de la iglesia, siendo en la actualidad su nombre Plaza Colon. Dicha plaza también fue afectada por la construcción del túnel y esta fue regenerada a principios de la década del 00s, dicha remodelación mantuvo el teatro al aire libre Bogotá, pero reduciendo su capacidad, además de que se construyeron en ella dependencias municipales y subiendo al cerro por la calle Moran de Butron un pequeño colegio fiscal. Esta plaza no tenía mayor atractivo desde su nueva apariencia. De vez en cuando era utilizada por asociaciones culturales o grupos de fanáticos del anime, pero la alcaldía de Viteri le dio otro enfoque, y hoy es una plaza que rinde honor a los caídos por la pandemia que asolo Guayaquil en el 2020, dichos cambios corresponden a la colocación de nuevas esculturas hechas en material traslucido y la colocación de placas de tamaño considerable en el cual se encuentran grabados 18.603 estrellas que simbolizan a cada una de las víctimas allá por los meses más terribles de marzo y julio del 2020.[34]​ Y con respecto al teatro Bogotá también fue regenerado y hoy está cubierto por una especie de lona para favorecer así las obras teatrales en especial cuando hayan días de intenso calor. Yéndonos por la calle Moran de Butron se encuentra el Cerro Santa Ana, poblado hasta la "coronilla" de casas de regular presentación, por muchos años fue un lugar al que ni los guayaquileños querían recorrer, muy peligroso y abandonado, pero en la actualidad presenta una mejor cara aunque la delincuencia jamás se fue del todo, hoy se ubican en el las escalinatas que suben hasta el faro hecho por la alcaldía de Nebot allá por el 2002, dichas escalinatas llamadas Diego Noboa en honor al ex presidente, albergan un sin número de negocios, sean estos pulperías, restaurantes, bares y discotecas.[35]​ Y en la cima se encuentra un pequeño museo, además de un faro que representa al faro que en época de Rocafuerte se mandó a construir en la Isla del Amortajado o del Muerte cuando era Gobernador de la provincia.[36]​ Junto a este en su lado oriental se ubica una pequeña capilla que se cree que fue el lugar donde se estableció la primera iglesia mayor en las primeras décadas de fundación española. La presencia de guardias privados contratados por el cabildo y de metropolitanos sirven para mantener el orden en especial en horas de la noche para que las cosas no se salgan de control. Subiendo por la Moran de Butron se encuentra una dependencia de la empresa concesionaria Interagua en los predios donde alguna vez estuvieron los aljibes de agua construidos hace ya un siglo, y junto a ellos se ubica un parque rudimentario pero bien mantenido donde alguna vez se ubicaba el viejo Hospital Militar, mucho antes de que se traslade al sector actual en los terrenos que fueron del Reed Park. Junto a los predios de la Politécnica del Litoral, se ubicaba una antigua piscina que por su arquitectura debió ser considerada patrimonial, pero en aras del progreso la municipalidad que era dueña del predio decidió darle otro uso, derrocando la antigua estructura para construir en él una estación de la Aerovia, generando descontento en algunos sectores de la opinión pública de la ciudad .[37]​ Mientras las peñas que es el barrio más antiguo de Guayaquil, logró preservar sus construcciones de madera que datan en su totalidad de principios del siglo XX, aunque muchos creen que son coloniales no es así, todo este sector como se ha dicho anteriormente fue consumido por el incendio de 1896. El rescate de este barrio no vino solo con mantener las antiguas viviendas sino que algunas hoy sirven como sede del Ministerio de Cultura, otras casas como salas de exposiciones artísticas además de que en el 2017 se instaló en la casa Pintado el instituto Paulson que tiene como fin promover las artes escénicas[38]​ la recuperación de los espacios ha permitido que esta parte de lo que fue Ciudad Vieja hoy sea un sitio importante del turismo local. Con respecto a la batería Planchada única estructura colonial que posee Guayaquil aunque podríamos decir que es un dato algo mentiroso, ya que a principios del siglo XX la vieja batería fue reconstruida y cubierta con materiales modernos que es hasta la fecha lo que se ve, y junto a este monumento histórico, se encuentra otro igual de importante que es el obelisco en honor al ex alcalde Leon Febres Cordero quien fue el artífice de la reconstrucción de Guayaquil y en especial de su malecón. Monumento polémico en su momento ya que hubo quienes no querían que sea colocado en aquel lugar.



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