Clemente Althaus cumple los años el 4 de octubre.
Clemente Althaus nació el día 4 de octubre de 1835.
La edad actual es 189 años. Clemente Althaus cumplió 189 años el 4 de octubre de este año.
Clemente Althaus es del signo de Libra.
Clemente Althaus nació en Lima.
Francisco Clemente de Althaus Flores del Campo (Lima, 4 de octubre de 1835 - París, 22 de julio de 1876) fue un poeta, dramaturgo y traductor peruano. Junto con Juan de Arona, Ricardo Palma, Carlos Augusto Salaverry y Luis Benjamín Cisneros, ellos conforman el grupo de figuras centrales del Romanticismo peruano, aunque, según ha observado el crítico Luis Alberto Sánchez, su poética pretende más bien emular al clasicismo.
Su padre, el barón Clemente Althaus von Hessen, hijo de Clemens August von Kaas, barón de Althaus, y la princesa Juliana de Hesse-Philippsthal, fue un militar alemán que llegó al Perú durante la época de la emancipación, y de quien Flora Tristán trazó un retrato en sus Peregrinaciones de una paria. Su madre, la dama arequipeña María Manuela Flores del Campo y Tristán, hija de Manuel Flores del Campo y Pérez y Petronila de Tristán y Moscoso (tía de Flora Tristán), falleció también prematuramente, cuando él contaba con diez años.
No pudo conocer a su padre, ya que éste murió a los cuatro meses de su nacimiento. Acaso fue esta falta de vínculos familiares lo que desequilibró de alguna manera su espíritu.
Cursó sus estudios en el Instituto Nacional de Santiago de Chile, entre los años 1846 y 1851. Allí tuvo maestros europeos que lo familiarizaron con los idiomas modernos. De vuelta en Lima, ingresó al Convictorio de San Carlos, prestigioso centro educativo donde se forjaba la intelectualidad limeña. No destacó como estudiante. Desde muy joven fue presa de la neurosis. Empezó a publicar en el diario El Comercio de Lima, desde el año 1855.
A manera de terapia, viajó a Europa en 1855, y hasta 1863 recorrió los países más importantes de dicho continente: Francia (1855-1857), Inglaterra (1857), Italia (Nápoles, Roma, Florencia y Génova entre 1857 y 1859), España (Madrid y Cádiz, 1859-1860), Alemania (1861 a 1862) y de nuevo Francia (de 1862-63). Italia lo impresionó fuertemente, en especial la poesía pesimista de Giacomo Leopardi. Visitó con devoción los museos y lugares históricos. El arte italiano inspiró también muchos de sus poemas, por ejemplo los cuadros de Rafael Sanzio. Se familiarizó con las letras clásicas y las corrientes literarias en boga, al punto de convertirse en uno de los escritores más cultos de su tiempo. Tradujo poemas clásicos y románticos italianos, en especial Petrarca, y Salmos de la Biblia. Las traducciones del italiano fueron apareciendo en el diario La Patria de Lima en 1873 y luego completas, revisadas y ampliadas en El Comercio de Lima en 1874.
A su regreso a Lima en 1863 ocupó durante unos años un empleo en el Ministerio de Hacienda. Incómodo en ese puesto, pasó a ser censor de teatros y profesor de Literatura del Convictorio de San Carlos por obra de un nombramiento directo del Presidente-Dictador, el coronel Mariano Ignacio Prado, quien así agradecía a Althaus su encendido poema patriótico al 2 de mayo de 1866, fecha del combate del Callao, durante la guerra contra España, y seguramente también otros poemas como el escrito el 9 de diciembre de 1865, dedicado «Al coronel Don Mariano Ignacio Prado, dictador del Perú».
En 1871 publicó en Lima un grueso volumen de sus Obras poéticas. Pero nuevamente sintió la necesidad de realizar un viaje a Europa para aliviar sus angustias y llegó a París, probablemente en 1874. Manifestó nuevamente los síntomas de desequilibrio nervioso, que lo llevó al estado de locura, finalizando sus días en un manicomio de París (1876).
Su contacto con la cultura de Europa, en especial con la del Renacimiento, hizo que se inclinara hacia la perfección de las formas poéticas, constituyendo el clasicismo su inspiración predilecta. No destaca a gran altura, pero al menos sobresale por su pericia entre los poetas de su tiempo. Ello concede a su arte un estilo excepcional, pero a la vez sacrifica frecuentemente la intensidad de su sentimiento romántico a la convencional estrechez de las formas clásicas. Menéndez Pelayo, en su Historia de la poesía hispanoamericana, considera a Althaus un poeta que «aspiró a la pureza clásica sin conseguirla más que de lejos», recordando la imitación leopardiana de «El último canto de Safo». Para Luis Alberto Sánchez, más que romántico, parecía un «clásico retrasado».
Movido por el afán de originalidad, de cuando en cuando practica el verso corto, parodiando el yaraví indígena, tratando de remozar, pero aun así es visible las influencias de autores europeos.
La tristeza ronda su poesía, pero no es una tristeza al modo de los románticos, vocinglera y exasperada, «sino una tristeza regular, uniforme; una tristeza que suena a resignación, más bien pesimismo que tristeza» (Luis Alberto Sánchez).
Un tema recurrente en su poética es la música (una larga composición de fechada en 1858 se titula «A la música»), así como su atracción por la figura de Fray Luis de León. Destacan también sus composiciones de carácter patriótico.
Publicó:
Dejó una novela inconclusa, titulada Coralay, escrita en sus años juveniles y publicada por entregas en la revista limeña La Ilustración, N.º 1 a N.º 11 (del 2 de abril a 27 de julio de 1853).
Sus traducciones de poesías de autores italianos, publicadas en el diario El Comercio de Lima entre 1873 y 1874, fueron recopiladas por Estuardo Núñez en una edición de Sonetos italianos (Lima, 1951).
Escribió también un drama, titulado Antíoco, que fue estrenado en el Teatro Principal de Lima el 24 de marzo de 1877.
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