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Colegios universitarios



El Colegio Mayor es un centro universitario, adscrito a una universidad. A través de la convivencia, promueve la formación académica, científica, cultural, deportiva, humana y social de los colegiales. Los Colegios Mayores crean un ambiente adecuado que favorece el estudio, estimula y fomenta la participación y la corresponsabilidad de los colegiales en el funcionamiento del Colegio Mayor.[1]

Los Colegios Mayores son instituciones sin ánimo de lucro, que tienen como finalidad el servicio a la sociedad. Contribuyen a la educación de ciudadanos que están llamados a participar activamente en el desarrollo cultural, político y socioeconómico de su país.[1]

Históricamente, especialmente en las universidades españolas desde la Baja Edad Media hasta fines del XVIII, un Colegio Mayor era una institución que daba formación universitaria de grados mayores (licenciatura y doctorado), además de dar alojamiento a los estudiantes. A veces eran una especie de prolongación de una Universidad y otras fueron el germen de una Universidad. A menudo eran fundaciones de mecenas con un fin muy determinado (p.e. el Colegio Mayor de Santiago el Zebedeo, de Salamanca fue creado por el arzobispo de Santiago de Compostela, Alonso de Fonseca, para los estudiantes gallegos).

Funcionaban con una gran autonomía; los profesores iban a dar clases en ellos, aunque luego los colegiales debían rendir examen en la Universidad. Los propios colegiales regían su Colegio en los aspectos administrativos y económicos y nombraban rector de entre ellos. Los estudiantes de los colegios más renombrados presumían durante toda su vida de haber pertenecido a ellos.

En la España del siglo XVI había seis Colegios Mayores; cuatro en Salamanca: los de San Bartolomé o Colegio Viejo (1401),[2]de Cuenca (1500), de Santiago el Zebedeo (1519) y de Oviedo (1521); uno en Valladolid: el de Santa Cruz (1482) y otro en Alcalá de Henares: el de San Ildefonso (1499).[3]​ Cabe resaltar, como mención especial, el Real Colegio Mayor de San Bartolomé y Santiago de Granada, fundado en 1649 y único Colegio Mayor que continua abierto desde que se fundó, siendo el colegio mayor más antiguo de España (con la excepción del Colegio de San Clemente, que se encuentra en Bolonia).

También existían los Colegios Menores (o simplemente Colegios), donde se daba el grado menor: bachiller; que por entonces ya servía para ejercer una profesión.

Fundados y dotados por clérigos de alto rango, los colegios estaban originalmente destinados a los estudiantes de mérito pero de origen modesto. En San Ildefonso, los estudiantes podían ser becarios porcionistas cuyos estudios eran pagados por alguna institución o por miembros de la alta nobleza, en ocasiones en condición de asistentes de los jóvenes miembros de esas casas nobles que acudían a estudiar. Ambos tenían que hacer frente a ocho cursos de un año de duración cada uno (estudios de artes, derecho canónico, teología).[4]

Los colegios mayores se apartaron de su destino inicial a medida que las plazas que ofertaban fueron monopolizadas por los hijos de la élite política española (aristocracia, nobleza y letrados), fenómeno que alcanzó una rigidez total a partir de mediados del siglo XVII. En un contexto de multiplicación de los títulos y escasez de cargos a desempeñar, estos últimos se aseguraron, por cooptación, el acceso a los colegios de mayor prestigio, la mejor opción como trampolín para acceder a brillantes carreras en las funciones más elevadas de los medios eclesiásticos o en los consejos y audiencias. Para un sistema pujante de clientelismo y patronaje, los colegios mayores se convirtieron en "una máquina formidable de reproducción de los servidores reales entre los hijos de los letrados",[5]​ contribuyendo a una extensa captación de cargos y al cierre del aparato del Estado. De esta forma, estos letrados representaban el 57,9 % de los miembros del Consejo de Castilla con Felipe II (1578-1598-1621), el 68,5 % con Felipe IV (1605-1621-1665) y el 72,5 % con Carlos II (1661-1665-1700). De tal hecho nació sin duda el mote de Colegio Mayor que se aplicaba irónicamente a esa institución.[6]

No se libró de este acaparamiento de cargos la propia Universidad y tal cosa también ocurría con las cátedras, en la que los "colegiales", acabaron con la anterior y saludable "meritocracia" cambiándola por un elitismo "de cuna". Como muestra, puede verse la lista de rectores de Salamanca que da Alejandro Vidal y Díaz[7]​ en la que, a partir de 1610, se cuentan muy pocos rectores que no sean nobles o hijos de nobles, cuando en fechas anteriores ocurría exactamente lo contrario.

Los Colegios Mayores en España fueron suprimidos temporalmente como consecuencia de las reformas ilustradas, en 1798.

Actualmente, los Colegios Mayores son centros que proporcionan alojamiento y promueven la formación de los estudiantes universitarios. Frecuentemente el centro se encuentra integrado en una organización universitaria, pero otras veces son autónomos.

Hoy se diferencia un Colegio Mayor de una Residencia de Estudiantes en que en el primero la organización de actividades formativas, culturales, deportivas e incluso gran parte del peso de la organización del mismo recae sobre los mismos residentes, considerándose necesario este tipo de gestión interna para la formación y capacitación de los colegiales.

Los colegios mayores están situados normalmente en las inmediaciones del campus. En general, suelen ofrecer una serie de servicios demandados por los estudiantes universitarios, desde el alojamiento y la manutención hasta lavandería y biblioteca, pasando por cine, conciertos, excursiones o deportes.

En Latinoamérica estas instituciones tienen la denominación de Residencia Universitaria, mucho más adecuada por su función actual, puesto que no se dan clases en su recinto (no son Colegios). También reciben los nombres de pensionado o pensión universitaria.

En España, cada comienzo de curso, las novatadas universitarias son objeto de atención especial de los medios de comunicación, signo de la sensibilidad creciente de la opinión pública hacia ellas. Las novatadas en otros contextos pueden aparecer esporádicamente en los medios, pero no son objeto de un interés comparable.  Las novatadas universitarias han llegado a promover declaraciones del Senado y del Ministro de Educación. En el centro de esta preocupación se encuentran los Colegios Mayores, tradicionalmente considerados como lugares donde las novatadas universitarias tienen más fuerza, aunque no ocurran exclusivamente en ellos.

La Policía Nacional elaboró en 2015 un Plan para combatir las novatadas en colaboración con los Colegios Mayores.[8]​ Paralelamente, desde hace ya unos años los propios CCMM están tomado iniciativas para abordar el problema y buscar soluciones conjuntamente.[9]​ Entre estas acciones destaca la publicación, en el año 2013, de un estudio sobre las novatadas editado conjuntamente por el Consejo Nacional de Colegios Mayores de España junto con la Universidad Pontificia de Comillas.[10]​ Pero el problema está todavía lejos de una solución, y cada principio de curso sigue afectando a miles de estudiantes que se incorporan a la vida universitaria en contextos residenciales (colegios mayores y residencias universitarias).



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