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Concierto para trompeta (Haydn)



El Concierto para trompeta y orquesta en mi bemol mayor, Hob. VIIe/1 (Concerto per il Clarino) es el único concierto para este instrumento del compositor austriaco Joseph Haydn (Rohrau, 31 de marzo de 1732Viena, 31 de mayo de 1809).

Fue compuesto por Haydn en 1796, cuando contaba 64 años de edad, a petición de Anton Weidinger. Weidinger sin embargo estuvo unos 4 años probando su nuevo instrumento con obras menores y poniendo a punto su propia técnica. Cuando se sintió seguro afrontó el nuevo concierto que se estrenó el 22 de marzo de 1800 en Viena, en el antiguo Burgtheater, actualmente ya demolido.

Como tantas obras, el manuscrito no se publicó en vida del autor y se perdió durante décadas. Es Paul Handke, trompetista de la Orquesta Sinfónica de Chicago, quien lo descubre a finales del siglo XIX y lo vuelve a interpretar. El manuscrito pasa a otros instrumentistas que lo interpretan en Viena o Dresde. La primera grabación del concierto data de 1938, a cargo de la BBC y Columbia Records.

Es el primer concierto para trompeta creado para un instrumento solista capaz de superar las limitaciones de los tradicionales instrumentos de bronce (trompetas tonales) que solo podían desarrollar las notas de la serie armónica natural, suponiendo la presentación en público de una trompeta de llaves, un instrumento musical de cinco llaves capaz de ejecutar cromatismos, desarrollado por Anton Weidinger (Viena, 9 de junio de 1766-Viena, 20 de septiembre de 1852), solista el día de su estreno. Este instrumento ha sido superado por la trompeta de tres pistones creada a partir de 1813 y base de la usada actualmente en las orquestas sinfónicas.

La pieza está escrita para los siguientes instrumentos: 2 flautas, 2 oboes, 2 fagotes, 2 trompas, 2 trompetas (en Mi bemol), sección de cuerda y timbales. Las trompetas de la masa orquestal actúan en apoyo de las trompas y los timbales.

Está escrito en forma sonata, comienza con un allegro en el que la trompeta usa de sus características ya conocidas, con usos en forma de fanfarria, toques percutidos, de las composiciones precedentes, pero pone de manifiesto las capacidades melódicas del nuevo instrumento. Como es habitual en el periodo clásico el movimiento se inicia con introducción de la orquesta sola que presenta los temas principales del mismo. Hay sin embargo unos toques de la trompeta en dicha introducción, un toque fuerte y dos arpegios a modo de fanfarria, supuestamente para permitir al solista calentar el tubo del instrumento y poder realizar su entrada temática perfectamente afinado. Aquí aparece la primera, y sorpresiva para la época, manifestación melódica y lírica de esta trompeta en su registro bajo, con uso de cromatismo. Termina con toques de fanfarria más típicos.

Es un andante, también en forma sonata, en la tonalidad vecina de La bemol mayor (la armadura del pentagrama pasa de 3 a 4 bemoles), de tono romántico, con una melodía lírica parecida al himno austriaco que compondría al año siguiente para dar a su país un equivalente al «Dios salve al rey» británico (y que derivaría del 2º movimiento del Cuarteto Emperador, op. 76 n.º 3, de 1797), en el que recurre a las modulaciones ahora posibles con la nueva trompeta (por ejemplo a Do bemol mayor, imposible hasta entonces para una trompeta) y a los cromatismos, con descensos en semitonos durante su corto desarrollo (Mi bemol, Re, Re bemol, Do). Aquí el solista se permite “cantar” como nunca antes lo había hecho una trompeta en los cálidos sonidos graves.

Concluye con el tercer movimiento finale-allegro en forma rondó de carácter virtuosístico, con fanfarrias y gran energía.



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