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Condado de Siruela



El condado de Siruela es un título nobiliario español otorgado en 1470 por Enrique IV de Castilla a Juan de Velasco, señor de Siruela, y sobrino del condestable de Castilla, por elevación del señorío del mismo nombre a condado. Le fue otorgada la Grandeza de España por el archiduque pretendiente Carlos VI en 1711, y confirmada luego por Felipe V. Su actual titular es Jacobo Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, XXIV conde de Siruela e hijo de la difunta duquesa de Alba, conocido como Jacobo Siruela.

En 1373, el rey Alfonso XI otorgó la localidad extremeña de Villanueva de Siruela y todos sus términos a Fernán Pérez de Portocarrero, en calidad de señorío.[1]​ Portocarrero construyó un castillo para defender el territorio de las incursiones árabes,[2]​ pero el 14 de junio de 1378 decidió vender la villa misma a Juan Alfón de Alburquerque, quien, a su vez, la vendió a Marina Alfón Tizón.[1]

Probablemente por venta, el señorío de Siruela terminó en posesión de Mosén Arnao de Solier, caballero francés sobrino de Bertrand du Guesclin. Cuando murió, el mismo pasó a su hija mayor María de Solier, que casó con Juan de Velasco, señor de Medina de Pomar y camarero mayor del rey.

Del matrimonio entre María de Solier y Juan de Velasco nació Hernando de Velasco, que heredó el señorío en 1434 y casó con Leonor Carrillo de Albornoz.[1][n. 1]​ El 7 de enero de 1447, ante el escribano real García Vélez, ambos fundaron el mayorazgo de Villanueva de Siruela sobre su primogénito Juan de Velasco, amparándose en una cédula real del 18 de octubre de 1439 que les permitía hacerlo.[1][4]

Velasco se convirtió en I conde de Siruela el 28 de noviembre de 1470, cuando el monarca Enrique IV de Castilla decidió concederle el título condal como recompensa por su participación en la batalla de Olmedo.[5][6]

Juan Velasco casó con Leonor de Mendoza y Guzmán, y a su muerte en 1482 sus señoríos, incluido el condado, fueron heredados por Francisco de Velasco y Mendoza. A principios del 1500 este consiguió de los Reyes Católicos el privilegio de que Villanueva de Siruela formara parte de la Organización de la Mesta.[7]​ Esta concesión convirtió al condado en el segundo centro ganadero de toda Extremadura; desde entonces y hasta 1578 (durante la primaverase) se llegaron a celebrar en la villa diecisiete Juntas Generales de la Mesta.[8]

Teóricamente, el condado se componía de Villanueva de Siruela, antiguamente Seruela, y sus aldeas del alfoz: Valconejero, Alfón de Pedrada, Don Fernando, El Pizarroso, Santa María del Encinar, Puebla de la Almagra y Tamurejo. No obstante, cuando Juan Velasco recibió el título condal, o incluso cuando su padre Hernando tomó posesión del señorío en 1435, los primeros cuatro lugares ya se hallaban despoblados y sus habitantes desplazados a Siruela.[9]​ Y si bien Don Fernando y El Pizarroso aparecían en el repartimiento de moneda forera efectuada por Juan II de Castilla en 1452, es muy probable que fuesen dadas por pobladas solamente con el fin de aumentar la recaudación.[10]

En cuanto a Santa María del Encinar y Puebla de la Almagra, hacia el siglo XVI ya estaban en decadencia. De hecho, un censo de pecheros realizado en 1530 arrojó que Almagra tenía tan solo 23 vecinos,[11]​ y en el repartimiento del servicio ordinario de 1578 ya se da a la aldea como despoblada.[12]​ En lo que respecta a Santa María del Encinar, un testimonio de gastos fechado en 1609 por el VI conde de Siruela, Cristóbal de Velasco y la Cueva, y en los que se incluyen los salarios de los santeros de Nuestra Señora de Gracia y del Encinar, prueba que su iglesia se mantuvo al menos hasta principios del siglo XVII.[12]

Por finales del siglo XVI, en 1594, el condado se componía principalmente de la villa de Siruela, con 619 vecinos pecheros, y de la aldea de Tamureja, con 76 vecinos pecheros.[13]​ Además, con la división de España en intendencias, durante el siglo XVIII, la villa de Siruela quedó enmarcada dentro del Partido de Trujillo.[14]

Desde la concesión de Villanueva de Siruela en señorío, sus señores, primero, y luego los condes, se vieron enfrentados a los vecinos con respecto al aprovechamiento de los recursos agrarios y ganaderos, sobre todo pastos, en algunas partes del territorio.[15]​ Incluso el 6 de noviembre de 1568 los vecinos presentaron ante la Real Chancillería de Granada una denuncia contra el conde por usurpación de tierras y derechos.[16]

Fue así que el 15 de julio de 1587 ambas partes, el concejo de la villa y Cristóbal Velasco (VI conde de Siruela), firmaron el denominado Acuerdo de la Concordia.[15]​ Por él se delimitaron las tierras señoriales y las que pertenecían a los vecinos, y se estableció una cuota de 15 000 maravedíes más 10 por cada cerdo que se sacrificara en la villa, la cual deberían pagar quienes quisiesen hacer uso del agostadero, que son los pastos de primavera y verano, desde el 15 de marzo hasta el 29 de septiembre y del engordadero de las dehesas Cabezas, Campillo, Herradón y Santa María por un plazo que iba del 10 de octubre al 20 de noviembre.[15][17]

Con la firma de este acuerdo, las relaciones entre el concejo y el poder señorial, no obstante, siguieron algo tensas. En 1744, 428 vecinos de los 597 que tenía Siruela, junto a su concejo, justicia y regimiento, elevaron ante el fiscal de la Comisión de Baldíos y Realengos un pleito contra el conde sobre la propiedad de los diferentes términos, dehesas y territorios comprendidos en su jurisdicción.[12]​ Su pretensión era que se reintegrasen al realengo los sitios en que habían estado fundadas las villas y lugares ya despoblados, junto con sus términos. Eran, concretamente:[17]

Según los vecinos, el conde estaba explotando unas tierras que no eran suyas, porque cuando la Puebla de la Almagra era villa juntamente con la de Siruela, se habían comprado a la Real Hacienda los lugares de Santa María del Encinar y Tamurejo, causa por la cual, cuando se despoblaron, habían quedado comprendidos en el término y jurisdicción de Siruela.[17]

A fin de dirimir el conflicto, la comisión elaboró un Memorial Ajustado con citación de las partes interesadas e hizo un reconocimiento in situ de los sitios despoblados.[18]

En 1799 el señorío recayó en los condes de Fernán-Núñez. Estos desconocieron el acuerdo, lo que dio pie a un largo proceso judicial que no conoció fin hasta 1871, cuando la justicia falló en favor de los vecinos de Siruela.[19]

En 1692 la villa recayó en Antonio Velasco y de la Cueva, XIII conde de Siruela. Dado que en la Guerra de Sucesión española apoyó al partido austriaco, el 22 de septiembre de 1711 el archiduque Carlos le otorgó el título de Grande de España.[20]​ El mismo, además, le sería confirmado el 5 de diciembre de 1726 por Felipe V.

En septiembre de 1856 se comenzó a construir en el millar de La Sequera, sobre la loma de las zahúrdas de Bóveda, una casa que le permitiría al conde de Siruela vigilar las tierras de dehesa de su condado, amenazadas por los vecinos desde que los señores anteriores habían decidió anular el Acuerdo de Concordia.[21]​ La casa —llamada de Buena Vista, pues estaba situado en un lugar visualmente estratégico— debía poder albergar a seis guardas con sus caballos y una pareja de la Guardia Civil que fuera de paso.

Los planos y el presupuesto —que ascendía a un total de 34 281 pesetas— fueron realizados por orden del administrador del conde, Carlos García Llaguno y fue precisa la participación del maestro albañil Antonio Acedo, la del carpintero Francisco Sánchez y la del cerrajero Antonio Cumplido.[21]

Salazar y Acha, Jaime de (2012). Los Grandes de España (siglos XV-XVI). Ediciones Hidalguía. ISBN 978-84 939313-9-1. 



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