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Conferencia Constitucional de Guinea Ecuatorial de 1967



La Conferencia Constitucional de Guinea Ecuatorial fue acordada en diciembre de 1966 por el Consejo de Ministros español. El 30 de octubre de 1967 se inauguró dicha Conferencia en Madrid, presidida por Fernando María Castiella, ministro español de Asuntos Exteriores; al frente de la delegación guineana se encontraba Federico Ngomo.

El 15 de diciembre de 1963, el Gobierno español sometió a referéndum entre la población de la Guinea Española un proyecto de Bases sobre Autonomía, que fue aprobado por abrumadora mayoría. Estos territorios fueron dotados de autonomía, adoptando oficialmente el nombre de Guinea Ecuatorial. Aunque el comisionado general nombrado por el gobierno español tenía amplios poderes, la Asamblea General de Guinea Ecuatorial tenía considerable iniciativa para formular leyes y regulaciones. Su primer y único presidente fue Bonifacio Ondó Edu.

En noviembre de 1965, la IV Comisión de la Asamblea de la ONU, aprobó una resolución en la que pedía a España que fijase la fecha para la independencia de Guinea Ecuatorial.

Terminada la segunda fase de la Conferencia Constitucional (del 17 de abril al 22 de junio de 1968), el producto de la misma, la Constitución de Guinea Ecuatorial de 1968, fue publicada en el Boletín Oficial de la Guinea Ecuatorial del 24 de julio de 1968 y ratificada en referéndum popular realizado el 11 de agosto[1]​ bajo la supervisión de un equipo de observadores de las Naciones Unidas.

La Conferencia Constitucional encargada de confeccionar la carta magna estaba integrada por la Delegación del Gobierno español y la Delegación de Guinea Ecuatorial. La primera estaba integrada por:

La Delegación de Guinea Ecuatorial estaba compuesta principalmente por políticos presentes en la Asamblea General autonómica, establecida en 1963,[2]procuradores en Cortes y por representantes de los movimientos independentistas. La Delegación estaba integrada por:

La gran mayoría de los integrantes de la delegación ecuatoguineana serían posteriormente asesinados durante la dictadura de Francisco Macías Nguema.[3]​ Tras su derrocamiento en 1979, quedaban con vida solo 10 de los integrantes de la delegación.[4][5]

Las partes implicadas como representantes de Guinea Ecuatorial mantuvieron a lo largo de las sesiones de la Conferencia posturas encontradas sobre el modelo del nuevo Estado propuesto. La mayoría, salvo Unión Bubi y la Unión Democrática Fernandina (que solicitaban que la isla de Bioko siguiese bajo administración española, o en su defecto, se le otorgara la independencia por separado) coincidía en la territorialidad del país (independencia unitaria),[3]​ aunque algunas voces, principalmente desde Idea Popular de la Guinea Ecuatorial, habían defendido en el pasado la federación o integración del territorio en Camerún, país que era independiente desde el 1 de enero de 1960.[3]

Dentro de la delegación y gobierno españoles había dos posturas diferentes sobre la futura situación de Guinea: la del Vicepresidente del Gobierno Luis Carrero Blanco (que proponía una independencia lenta y progresiva y la permanencia de vínculos comerciales estables, siendo además partidario de una independencia separada de Río Muni y la Isla de Fernando Poo)[6][7]​ y la del Ministro de Asuntos Exteriores Fernando María Castiella (partidario de la independencia inmediata y conjunta de la Isla y Río Muni, manteniendo buenas relaciones con la nueva nación para así mejorar la imagen internacional de España y conseguir un nuevo voto en Naciones Unidas).[6][7]​ Carrero Blanco quería mantener los intereses económicos españoles en Guinea Ecuatorial (incluyendo los suyos propios), demostrando una actitud claramente neocolonialista.[6]​ La postura de Castiella sería la que finalmente se haría realidad, puesto que el dictador Francisco Franco decidió apoyarle debido a las promesas de Castiella de recuperar el territorio de Gibraltar.[6]​ El proyecto de Carrero fue apoyado por el MUNGE de Bonifacio Ondó Edu (a excepción del proyecto de independencia separada)[3]​ y la Union Bubi, mientras que el proyecto de Castiella fue respaldado por el MONALIGE de Atanasio Ndongo.[8]

El abogado español Antonio García-Trevijano llevó adelante un proyecto de constitución alternativo, con el apoyo del "Secretariado Conjunto" o "Grupo de los veintitrés" (grupo anticolonialista formado en la Conferencia por líderes disidentes de las formaciones políticas guineanas, liderado por Francisco Macías Nguema, quién terminó por convertirse en árbitro de la conferencia), el cual fue rechazado.[3]​ Trevijano asesoró económicamente a los integrantes del Secretariado Conjunto,[3]​ y su proyecto de constitución abogaba una sociedad libre y democrática, pero sin centralización burocrática y con unipartidismo,[3]​ ya que según Trevijano el pluralismo político era imposible en África.[3]​ Esta tesis era compartida por Macías.[3]​ Después de cada sesión de la conferencia, Trevijano se reunía con líderes del Secretariado y trabajaban en artículos del anteproyecto de constitución que luego se presentaban en la sesión plenaria.[3]

El líder del Secretariado Conjunto, Macías, se destacó por sus intervenciones anticolonialistas y fuertemente nacionalistas, abogando por romper con las estructuras coloniales y establecer la independencia total.[3]​ Macías era militante del MONALIGE pero su nacionalismo radical le impedía representar el verdadero pensamiento del partido, por lo cual surgió una rivalidad con el Secretario General del MONALIGE Atanasio Ndongo, quién aclaró que las intervenciones de Macías no representaban la opinión del partido.[3]​ Carrero y Catiella, con el respaldo de las demás fuerzas políticas guineanas, intentaron expulsar al Secretariado Conjunto de la Conferencia.[3]​ Finalmente la Constitución aprobada fue la respaldada por el régimen español con el apoyo del MUNGE y el MONALIGE, y la oposición de Macías y el Secretariado.[3]​ Macías acusó a los líderes del MONALIGE Ndongo y Saturnino Ibongo Iyanga de estar vendidos al régimen español[3]​ y junto a miembros del Secretariado Conjunto denunció la "imposición" de la Constitución en Naciones Unidas.[3]

En cuanto a las motivaciones que pudo tener García-Trevijano para implicarse en la independencia de la colonia africana, los historiadores Rosa Pardo y Florentino Portero han apuntado que García-Trevijano pretendía frustrar el proceso independentista para desacreditar al Gobierno.[9]​ Por su parte, Francisco Ela Abeme, ha señalado que García-trevijano "buscaba un azote del franquismo; alguien que dijera a Franco y a su régimen todo lo que García-Trevijano llevaba dentro pero que la dictadura no le dejaba expresar".[10]​ García-Trevijano redactó un proyecto de constitución, que fue desechado en favor del redactado por Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, hombre de Castiella, que actuaba como asesor de la Conferencia Constitucional. En palabras de Herrero de Miñón:

A pesar de la oposición de Macías, la nueva constitución, democrática, presidencialista y unitaria,[9]​ fue aprobada en referéndum por los guineanos en agosto de 1968. Tras la independencia, Macías se convirtió en presidente tras triunfar en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales frente a Bonifacio Ondó Edu.

Para las citadas elecciones, cada uno de los candidatos representó los intereses que habían apoyado durante la Conferencia.



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