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Conflicto armado en Honduras de 1907



El Conflicto armado en Honduras de 1907, fue una situación bélica entre las fuerzas gubernamentales conservadoras y los rebeldes de ideología liberal, apoyadas desde la república de Nicaragua. El presidente constitucional hondureño general Manuel Bonilla fue derrocado del poder por una fuerza militar de unos tres mil hombres dirigidos por liberales que recibieron el apoyo -logístico, financiero y humano- del presidente nicaragüense José Santos Zelaya.

El gobierno de Bonilla trato de resistir la invasión ayudado por un contingente de tropas salvadoreñas, pero en marzo de 1907 todo se decidió en la batalla de Namasigüe donde por primera vez se introdujeron ametralladoras en los guerras centroamericanas.

En 1894 se estableció una comisión entre los centroamericanos países de Honduras y Nicaragua con el propósito de delimitar la frontera terrestre común, zona en disputa desde mediados del siglo XIX; llegado el año de 1904 esta comisión no había realizado el acuerdo respectivo y en ese año los representativos de ambos países escogieron a don Alfonso XIII rey de España como mediador y tercer miembro neutral de la conformada comisión, en todo caso haciéndolo a él, árbitro para sancionar esta disputa.

La resolución de su majestad española se publicó hasta el año de 1906, donde se resolvía otorgar la mayor parte de la zona de la Mosquitia a Honduras y ordenándose se estableciera la frontera en la parte norte de acuerdo al cauce del río Coco, ambos gobiernos aceptaron el veredicto del monarca español. Ese mismo año las tensiones entre conservadores y liberales hondureños estaban al borde de irse a una confrontación bélica, la administración del estado hondureño estaba a cargo del general Manuel Bonilla Chirinos y el proclamado líder de los liberales era el expresidente, ingeniero y general Terencio Sierra.

Mientras el presidente Bonilla venía de vencer a una tropa invasora procedente de Guatemala; el presidente Zelaya permitía la llegada de exilados liberales hondureños a su país, donde se entrenaban para derrocar a Bonilla.[1]

En el mes de enero, el gobierno hondureño acusó a su homólogo de Nicaragua de ayudar con armas y municiones a los exiliados liberales hondureños, estos rebeldes atacaban los puestos fronterizos, liderados por el general Miguel Oquelí Bustillo, con la intención de derrocar al gobierno conservador.

El 6 de enero con instrucciones del presidente Zelaya López, el Sargento Mayor Policarpo Sánchez parte de Nueva Segovia, Nicaragua, al mando de una columna de cincuenta hombres con el objeto de poder observar los movimientos de los revolucionarios hondureños al mando del General Gutiérrez, estacionadas en El Carrizal y a las fuerzas del gobierno Honduras.[2]

En el mismo mes, tropas del Ejército de Honduras comandadas por el general Teófilo Cárcamo persiguieron a un grupo de invasores que penetraron a territorio nicaragüense, los hondureños llegaron hasta el puesto fronterizo llamado "Los Calpules" en Chinandega, cerca de lo que hoy se conoce como "El Guasaule", buscaron a los rebeldes y procedieron a incendiar el sitio, esto colmo la paciencia del gobierno nicaragüense de Zelaya López, reaccionó acudiendo a la vía diplomática; sin embargo, en el mes de febrero y durante las negociaciones, el ejército hondureño atacó el poblado fronterizo de Tapacales, Nueva Segovia, en esta ocasión estaban dirigidos por el general Emiliano Chamorro Vargas, conservador nicaragüense exiliado en Honduras que se había aliado con el gobierno hondureño.

El 25 de febrero de 1907, rebeldes hondureños invadieron el país, desde territorio nicaragüense, y capturaron a San Marcos de Colón. Los rebeldes ayudados por elementos nicaragüenses invadieron Honduras y estableciendo una junta provisional de gobierno al mando del general Terencio Sierra. Sin embargo, la campaña militar conducida por el general José María Valladares y el coronel Tiburcio Carias Andino derrotó a las fuerzas invasoras.

En una manifiesta actitud oportunista, el general José María Valladares se alzó en armas contra el gobierno constitucional hondureño pero fue vencido en el lugar llamado "El Horno".

Debido a las continuas invasiones de su frontera por parte del ejército hondureño, el Congreso Nacional de Nicaragua instado por el presidente Zelaya, emitió el siguiente decreto:

El gobierno de El Salvador presidido por Fernando Figueroa atiende el llamado de ayuda de Bonilla y envía alrededor de 5.000 soldados al mando del general José Dolores Preza, quienes hicieron su primera intervención en apoyo del gobierno hondureño el 11 de marzo de 1907.

El Secretario de Estado de los Estados Unidos de América, Míster Philander Knox, visitó Honduras, con el fin de ver el estado y recabar información sobre las empresas estadounidenses en la costa norte del Caribe hondureño. Seguidamente el 18 de marzo tropas estadounidenses fueron autorizadas a desembarcar en la ciudad de Trujillo (Honduras), desplegándose hacia el occidente y tomando posiciones defensivas en las ciudades principales de La Ceiba, Tela (Honduras) y Puerto Cortés, asimismo mediante el ferrocarril hondureño llegaron a Choloma y San Pedro Sula.

Otro fuerte contingente de rebeldes al mando de Policarpo Bonilla, proveniente de Nicaragua, entra a Honduras. El doctor y general Sotero Barahona al mando de tropas hondureñas gubernamentales entabla combate el 22 de marzo, no pudiendo repeler la invasión, los oficiales Sotero Barahona y Florencio Tejeda Reyes caen defendiendo el territorio de Honduras.

Entre el 17 al 23 de marzo de 1907, en la localidad de Namasigüe, en el departamento de Choluteca tuvo lugar la batalla decisiva.

El presidente Bonilla Chirinos da la orden al general Salomón Ordoñez de apoyar con dos mil soldados al ejército de El Salvador y a los exiliados nicaragüenses que eran liderados por los altos generales, Benito Chavarría, Rafael Hernández y Paulino Godoy,[Nota 3]​ El total de fuerzas fue de cinco mil hombres para enfrentar a las tropas "pinoleras".

Mientras tanto el presidente Zelaya López designó General en Jefe del ejército expedicionario nicaragüense, al general Aurelio Estrada Morales, éste mediante un telegrama ordenó la inmediata concentración de más de mil soldados en los altos que rodean el valle de Namasigüe, así como la disposición de sus tropas en tres columnas bien equipadas, una al mando del coronel Benjamín Francisco Zeledón Rodríguez.

Estrada Morales llegó al teatro de operaciones de Namasigüe en horas de la madrugada del día lunes 18 de marzo de 1907; a continuación, el generalísimo nicaragüense dio la orden de fuego hacia las posiciones aliadas de hondureños y salvadoreños que reportaron numerosas bajas en sus filas. El ejército nicaragüense utilizaban cañones Krupp y de montaña de 42 mm, sistema Hotchkiss, artillerías de 37 mm, obús de 7.5 mm, cañones Skoda, rifles remington, rifles Maxim, rifles Mauser, ametralladores Maxim, acrecentando su poder de fuego sobre las posiciones defensivas aliadas, rápidamente la intensidad y poderío de la artillería doblegó a los aliados que comenzaron a rendirse, otros a luchar con machete y los heridos a ser evacuados.[Nota 4]

El día sábado 23 de marzo de 1907 en horas de la tarde la sangrienta batalla de Namasigüe había terminado con el triunfo de los nicaragüenses, quienes reportaron 85 muertos y más de 250 heridos (entre ellos, Ramón Montoya), por su parte los aliados hondureño-salvadoreños reconocieron sus bajas en más de mil soldados e igual número de heridos[3]

El presidente hondureño general Manuel Bonilla Chirinos, fue derrocado el 25 de marzo de 1907 mientras se encontraba en la Isla de Amapala.

Los marines estadounidenses llegaron en el crucero USS Chicago, trayendo oficialmente como nuevo Presidente Constitucional de Honduras a Miguel Rafael Dávila Cuéllar quien fungía como Vicepresidente, Dávila Cuéllar fue juramentado como presidente el 26 de marzo de 1907.

Las tropas nicaragüenses invadieron totalmente el departamento de Choluteca, inmediatamente marcharon al norte, aventurándose hacia la ciudad capital de Honduras, Tegucigalpa M.D.C, a la que arribaron el día miércoles 27 de marzo, sin mucha resistencia, los nicaragüenses tomaron la ciudad bajo su control.

El nuevo presidente nombrado interinamente fue Terencio Sierra Romero, sin embargo, unos días más tarde optó dejar el poder para regresar a su país adoptivo Nicaragua, sustituyéndole el abogado Miguel Oquelí Bustillo, encabezando una junta de gobierno con los generales Máximo Betancourt Rosales y Juan Ignacio Castro; quienes gobernaron hasta el mes de abril de 1907, cuando Oquelí Bustillo presentó su renuncia por miedo de ser asesinado por los militares "bonillistas".

El 5 de abril, el general Juan Pablo Urrutia, quien fungía como Comandante de armas y gobernador, hace entrega de la ciudad puerto de La Ceiba, al delegado nicaragüense y al general Luis Isaula.

Hasta el 12 de abril un foco de las tropas del gobierno hondureño se rindierón a los invasores nicaragüenses en la isla de Amapala.

Las tropas nicaragüenses se retiraron de Tegucigalpa el 17 de abril de 1907.

El gobernador de la Isla de Amapala además de Comandante de Armas y administrador de Aduanas nombrado desde el 15 de junio de 1907, general José María Valladares; amigo del general Manuel Bonilla se levanta en rebeldía el 31 de octubre de 1910;[4]​ el militar desde 1908 implementa una "guerra particular" anti extranjeros en la isla y en el país, incidente que comenzó con el francés George Schang quien desembarcó del vapor "Pennsilvanya" en Amapala, hechos de los cuales -Valladares- publica en sus memorias y hacen reflejo del mal trato hacia los nacionales por los internacionales, especialmente los estadounidenses,[5]​ en el mes de octubre de 1910[6]​ el general valladares al mando de un sin fin de seguidores, se levanta en armas contra el Presidente Dávila Cuéllar y critica duramente al Embajador de Honduras en Estados Unidos Paulino Valladares debido a la política que implementan y a la que tilda de "vendedores de la patria". Pero todo intento queda fallido ya que en fecha 8 de noviembre de 1912 el general Valladares resulta muerto en combate enfrentándose contra el Ejército de Honduras, en el sitio de Ojojona de donde era nativo Valladares, la localidad se encuentra a 25 millas de la capital hondureña.[7]




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