La congestión vehicular, embotellamiento o atasco se refiere, tanto urbana como interurbanamente, a la condición de un flujo vehicular que se ve saturado debido al exceso de demanda de las vías, produciendo incrementos en los tiempos de viaje y atochamientos. Este fenómeno se produce comúnmente en las hora punta u horas pico, y resultan frustrantes para los automovilistas, ya que resultan en pérdidas de tiempo y consumo excesivo de combustible.
Las consecuencias de las congestiones vehiculares denotan en accidentes, a pesar de que los automóviles no pueden circular a gran velocidad, ya que el automovilista pierde la calma al encontrarse estático por mucho tiempo en un lugar de la vía. Esto también deriva en violencia vial, por otro lado reduce la gravedad de los accidentes ya que los vehículos no se desplazan a una velocidad importante para ser víctima de daños o lesiones de mayor gravedad. También, los vehículos pierden innecesariamente combustible debido a que se está inactivo por mucho tiempo en un mismo lugar, sin avanzar en el trayecto de un punto a otro.
De acuerdo con la Revista Time, la ciudad de São Paulo sufre los peores congestionamientos del mundo. Con base en reportes de la Companhia de Engenharia de Tráfego, la agencia municipal que administra la gestión de tránsito en la ciudad, el 23 de mayo de 2014 fue alcanzada la marca histórica de 344 km de filas acumuladas alrededor de la ciudad de São Paulo durante la hora pico de la tarde.
Entre las ciudades con el peor tráfico vehicular se encuentran Bogotá (Colombia), Moscú (Rusia), Estambul (Turquía), Ciudad de México (México), Sao Paulo (Brasil), Londres (Reino Unido), Río de Janeiro (Brasil), Boston (Estados Unidos), San Petersburgo (Rusia), Roma (Italia), entre otras.
La congestión vehicular se produce cuando el volumen de tráfico o de la distribución normal del transporte genera una demanda de espacio mayor que el disponible en las carreteras. Hay una serie de circunstancias específicas que causan o agravan la congestión. La mayoría de ellos reducen la capacidad de una carretera en un punto determinado o durante un determinado periodo, o aumentan el número de vehículos necesarios para un determinado caudal de personas o mercancías. En muchas ciudades altamente pobladas la congestión vehicular es recurrente, y se atribuye a la gran demanda del tráfico. La mayoría del resto se atribuye a incidentes de tránsito, obras viales y eventos climáticos. La velocidad y el flujo también puede afectar la capacidad de la red, aunque la relación es compleja.
Es difícil predecir en qué condiciones un "embotellamiento" o "atasco" sucede, pues puede ocurrir de repente. Se ha constatado que los incidentes (tales como accidentes o incluso un solo vehículo frenado en gran medida en un buen flujo anteriormente) puede causar repercusiones (un fallo en cascada), que luego se difunde y crear un atasco de tráfico sostenido, cuando, de otro modo, el flujo normal puede han continuado durante algún tiempo más.
En ciudades como San Salvador (El Salvador, Centro América) la causa está en el número de autos (llegando a los 4 millones).
La congestión del tráfico tiene una serie de efectos negativos:
Una de las consecuencias de la congestión vehicular son los contaminantes atmosféricos. Estos se pueden clasificar en dos grandes grupos: Contaminantes primarios: Aquellos que son introducidos en la atmósfera directamente a raíz de los fenómenos que los causan. Contaminantes secundarios: Los que se forman en la atmósfera a partir de la presencia de contaminantes primarios.
Cada vez que se produce una congestión vehicular, los contaminantes atmosféricos aumentan, lo que daña directamente la salud de las personas atrapadas en los embotellamientos o atascos. Sin embargo, el efecto va más allá, pues también perjudican a la vegetación y ecosistemas, causan daños materiales, contaminación auditiva, entre otros muchos efectos negativos.
Los contaminantes producen una gran variedad de efectos en la salud, entre los principales se encuentran: asma, efectos en el desarrollo neonatal, mayor sensibilidad en las vías respiratorias y enfermedades respiratorias crónicas, cáncer (principalmente pulmonar) y arritmia cardiovascular, entre otros. Además tenemos efectos que no atacan la salud del ser humano, sin embargo, si le afectan. Ejemplo de ello tenemos absentismo laboral, días con actividad restringida, efectos conductuales, etc.
Una vez que analizamos lo antes expuesto, nos damos cuenta de la importancia de una buena planeación vial en las ciudades. El objetivo de la misma es ayudar a que los vehículos fluyan de manera adecuada para evitar estancamientos. Pero esto no siempre sucede así. Ejemplo de ello se ve en Ciudad de México. Para facilitar el tránsito vehicular se construyeron segundos pisos en vías importantes de comunicación. Sin embargo, para poder utilizarlos, es necesario pagar por circular allí, lo que lleva a un nuevo caos, pues muchos ciudadanos no están conformes con las cuotas que se cobran. Al final, los segundos pisos no benefician a toda la población, pues no todos pueden agregar a sus gastos el pago de este nuevo impuesto.
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