Congreso Termal es la denominación dada al Congreso Nacional de Chile entre 1930 y 1932, y que corresponde a su XXXVI Periodo Legislativo.
El nombre viene de las Termas de Chillán, donde las jefaturas de los partidos políticos dieron su beneplácito a que el presidente Carlos Ibáñez del Campo elaborara los cupos y listas de candidatos, quitando al Congreso su carácter de democrático.
El origen del Congreso Termal, trataba de evitar una confrontación electoral que no garantizara el apoyo a Ibáñez y una posible victoria de sus opositores. Haciendo uso de una cláusula de la ley de elecciones de la época que señalaba que en caso de existir igual número de candidatos al de vacantes a llenar no era necesario realizar una elección.
En marzo de 1930, fecha de la elección se dio por electos las candidaturas presentadas. De esta forma, Carlos Ibáñez del Campo, que ya había logrado dominar el Ejecutivo por medio de un plebiscito que lo eligió por unanimidad como Presidente de la República, ahora controlaba el Legislativo a su antojo, en una verdadera dictadura legal.
Por medio del arbitraje del Presidente el Congreso quedó conformado de las siguiente manera:
Dicho Congreso fue criticado duramente por la oposición. A pesar de que después de la caída de Ibáñez asume Juan Esteban Montero, electo en elecciones directas, este no convoca a elecciones del Congreso. Esta es considerada una de las razones de la caída de Montero.
Al proclamarse la República Socialista una de sus primeras acciones fue disolver el Congreso Termal (1932). Finalmente el Presidente provisorio Abraham Oyanedel convoca el 30 de octubre de 1932 a elecciones presidenciales y del Congreso Nacional.
Eran los líderes de cada partido que hacía las labores de jefe de bancada durante este Congreso Termal, donde el gobierno designó los cupos. Ellos representaban a todos los parlamentarios de su partido.
Aquellos escaños no marcados, corresponden a los senadores que mantienen su cupo senatorial desde 1926, considerando que duran ocho años en el cargo.
Aquellos escaños destacados con color oscuro, son los elegidos en este período, aunque no democráticamente, ya que este Congreso Termal tuvo la oportunidad de llegar a las urnas, al haber tantos candidatos como cupos a escoger, por lo que de acuerdo a un resquicio legal constitucional, la dictadura de Carlos Ibáñez del Campo decidió manipular el poder Legislativo.
La crisis económica que afectaba a todo el mundo occidental y más crudamente a Chile que no se encontraba preparado y casi agotado tras la pérdida de las ventas del mejor producto chileno, el salitre, la situación política y social de Chile era también precaria.
La dictadura de Carlos Ibáñez del Campo había terminado abruptamente con su dimisión en 1931, para evitar una guerra civil, ya que la sociedad estaba en contra de las decisiones gubernamentales para paliar la crisis. Sin embargo, el gobierno de Juan Esteban Montero no fue muy raudo en solucionar los problemas del país.
El 4 de junio de 1932, se instala una Junta de Gobierno presidida por el general en retiro Arturo Puga junto con Carlos Dávila Espinoza y Eugenio Matte Hurtado. Asumen labores ministeriales el principal gestor de la jornada, el comodoro del aire Marmaduque Grove Vallejo (en Defensa), además de Óscar Schnake Vergara (Secretaría General de Gobierno), Eugenio González (Educación), Luis Barriga Errázuriz (Relaciones Exteriores), Alfredo Lagarrigue (Hacienda), Óscar Cifuentes Solar (Salud) y Carlos Alberto Martínez (Tierras y Colonización).
El 6 de junio la junta decretó la disolución del Congreso Nacional (el denominado Congreso Termal), electo en 1930 en irregulares circunstancias que entorpeció el ejercicio de Montero y de los demás gobernantes y que era bastante cuestionado por la opinión pública.
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