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Constantino Unghetti



Constantino Unghetti Álamo (Castellar, 24 de enero de 1923 - Málaga, 28 de mayo de 2015)[1]​ fue un escultor español.

Constantino Unghetti nació en Castellar (Jaén) en 1923. Su padre era un ebanista afamado, del que aprendió el trabajo en la madera. Sus estudios comenzaron en Jaén, para después, tras el bachillerato, marcharse a Madrid, tras la Guerra Civil, donde obtuvo una formación académica en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando y posteriormente en Sevilla. Su estancia en Madrid era de trabajo y estudio intenso para conseguir la meta que se había propuesto. Su periodo de formación transcurrió en la década de los cuarenta, en plena posguerra, con muchas dificultades y pocos recursos familiares.

Su situación profesional se tornó difícil, pero en la década de los cincuenta, se asentó en Jaén capital, para establecerse como escultor, alternando siempre con actividades arqueológicas, como becario del Instituto de Estudios Giennenses. Su primer gran encargo fue el Cristo Yacente de la Basílica de San Ildefonso de Jaén, realizado en 1959, estando ya casado. Contrajo matrimonio en 1955 con Paz Molina Cledera, su compañera y su mejor apoyo en su vida. Sus éxitos profesionales le llevaron a la realización de importantes trabajos monumentales en piedra. Su protector durante la década de los sesenta fue Felipe Arche Hermosa, gobernador civil de Jaén, que apoyó la cultura y el arte y del que se hizo especialmente amigo.

Los años setenta se vierten hacia labores museológicas como conservador y restaurador del Museo Provincial de Jaén, siempre alternando con trabajos escultóricos. La docencia en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Jaén y la formación y dirección del recién creado Museo de Artes y Costumbres Populares de Jaén, junto con la alternancia en los trabajos de escultura, ocuparon toda la década de los ochenta.

Sus últimos grandes monumentos fueron los de Los donantes de sangre y la Dama de Castellar, de 1999 y 2010, respectivamente.

La obra de Constantino Unghetti obedece a un tipo de metodología ligada al trabajo tradicional heredado de las técnicas del Renacimiento y dentro de un proceso clásico. La piedra, el bronce y la madera fueron sus materiales más utilizados en la escultura monumental y la imaginería.

Al modelado en barro le sigue la reproducción en escayola, tras un molde perdido. Este modelo de escayola permite al escultor realizar la saca de puntos con gramil, para su paso al material definitivo de piedra o madera. La cera perdida para el bronce, permite registrar con exactitud todos los detalles. La escultura es concebida dentro de unas premisas realistas, trabajando en planos básicamente.

Su actividad como restaurador de imágenes data desde 1940, que su padre, (como tallista y restaurador) le entregó un San José con el Niño Jesús en sus brazos, que tenía en su taller para restaurarlo, perteneciente a la Parroquia de Castellar (Jaén), que aún se conserva en ella.

Su actividad en este campo ha sido amplia, ejerciendo diversas funciones en los mismos. Su relación con la arqueología se remonta a su interés por descubrir yacimientos arqueológicos en su pueblo de origen, Castellar, tan vinculado con el mundo ibero y romano. El Museo Nacional del Teatro, creado en 1919 por el giennense José del Prado y Palacio —Ministro de Instituciones Públicas y Bellas Artes—, y que tras su trayectoria errante se ha instalado en Almagro, fue el primer museo con el que tuvo contacto. Las piezas del mismo estaban almacenadas en una casa particular —Calle Ruiz de Alarcón, 2—, y de un modo altruista entregó su tiempo libre a cuidar y distribuir los nobles objetos que componían estas colecciones. Tal dedicación era parte, por el afecto personal a su director Fernando José de Larra —nieto del famoso escritor Mariano José de Larra—, que le honraba con su aprecio.

De una manera más académica hay que citar su actividad en el Instituto de Estudios Giennenses como becario del que era director José Antonio de Bonilla y Mir, y que data del año 1955 hasta terminar su actividad como becario. Colaboraba como ayudante de los arqueólogos que realizaban las excavaciones que este organismo patrocinaba. Posteriormente tras un espacio de tiempo dedicado a su actividad escultórica exclusivamente, fue requerido para ocupar una importante actividad restauradora y arqueológica en el Museo Provincial de Jaén, ocupando cargos de responsabilidad como realizador del montaje de este museo y conservador del mismo, las cuatro campañas arqueológicas de Cerrillo Blanco en Porcuna en la década de los años 70, y al que se debe el descubrimiento de la cabeza del guerrero de estas famosas esculturas que han recorrido algunas ciudades europeas.

Dirigiendo como escultor-restaurador el acoplamiento de las numerosas piezas, en un total de 1 486 fragmentos, que componen el singular grupo escultórico encontrado. Colaborador con la Asesoría Nacional de Museos en la remodelación y montaje del Museo Arqueológico de Sevilla, Arqueológico y Bellas Artes de Huelva, Arqueológico y Bellas Artes de Cuenca, Arqueológico y Bellas Artes de Jaén, Arqueológico de Porcuna y de Úbeda —estos dos últimos de nueva creación—. Aparte hay que comentar su dedicación en el mes de vacaciones durante la década de los años setenta a la organización y planificación del museo arqueológico de Melilla, requerido allí por el alcalde de la ciudad Francisco Mir Berlanga —cronista oficial de la ciudad—.

Su más destacada función museística es el colofón a su dedicación en este campo, con la creación del Museo de Artes y Costumbres Populares de Jaén, dependiente de la Diputación Provincial. La decisión de crear un Museo de Artes Populares fue tomada por el presidente de la Diputación de Jaén, Leocadio Marín, continuando posteriormente esta labor la presidencia de Cristóbal López Carvajal. En el pleno ordinario de la Diputación Provincial de Jaén, celebrado el 27 de junio de 1981, se acordó crear el Museo de Artes y Costumbres Populares de la Provincia, proponiéndolo para que se encargara de su dirección, siendo corroborada esta decisión en el primer Plenario de Patronato del Museo, al constituirse este oficialmente, en acto celebrado el 21 de abril de 1982, ajustándose al artículo 12 de los estatutos del patronato, aprobados por la Diputación en la citada sesión, dejando el cargo al llegar el tiempo de jubilación en 1988, e inaugurado posteriormente en el Palacio de los Condes de Villardompardo, junto a los Baños Árabes.

Otra de sus actividades fue las restauraciones en el campo de la arqueología, que comenzó en el año 1955, requerido por el Instituto de Estudios Giennenses, por medio de una beca para restaurar las piezas arqueológicas procedentes de las excavaciones que periódicamente en yacimientos provinciales de diferentes culturas, como los de Castellones de Ceal, La Guardia de Jaén, santuarios ibéricos como los de Castellar, Collado de los Jardines en Santa Elena, Peal de Becerro, Marroquíes Altos en Jaén capital etc. De becario pasa a pertenecer al seminario de arqueología, acompañando en estas circunstancias a prestigiosos arqueólogos que dirigían los trabajos de prospección en los diferentes yacimientos, finalizando su cometido como becario en dicho Instituto en 1962.

En el Museo de Bellas Artes y Arqueología de Jaén, fue requerido por su director entonces, Juan González Navarrete, para ocupar la dirección del taller de restauraciones de arqueología, a finales de los años 60.

Por citar algunas de estas obras más destacadas



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