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Constelaciones familiares



La constelación familiarFamilienaufstellung en alemán— es una pseudoterapia[1]​ que postula que las personas son capaces de percibir de forma inconsciente patrones y estructuras en las relaciones familiares y que estos quedan memorizados, sirviendo como esquemas afectivos y cognitivos que afectan a su conducta.

Se apoya en conceptos pseudocientíficos como la resonancia mórfica y el misticismo cuántico[2][3]​ por lo que carece de evidencia objetiva de su eficacia. También toma elementos no reconocidos de la antropología social, la teoría sistémica, psiquiatría y el psicoanálisis.

Toma su nombre de la expresión junguiana.[cita requerida] La expresión la acuñó Alfred Adler (1870-1937) y la definió como la influencia entre los miembros de una familia a causa del rol de cada uno de ellos (Corsini, 2002). En 1953 se encuentran los primeros artículos que utilizan la expresión en el American Journal of Orthopsychiatry, de (Glauber, 1953) y de (Plank, 1953). En 1961, Walter Toman, de la Universidad de Brandeis (Massachusetts), publicó un libro (Toman, 1961) donde se presenta un análisis, basado en correlaciones estadísticas, de las características de los diferentes hermanos en una fratría, categorizando las personalidades en función del género y de su orden de nacimiento respecto a los otros hermanos.

Bert Hellinger conoció el trabajo de Thea Schönfelder, una psiquiatra alemana que ayudaba sus pacientes y sus familias a reconocer los efectos de las dinámicas familiares perjudiciales y a tratar de corregirlas, lo tomó como base y lo adaptó a su manera.

En 1993 Bert Hellinger, junto con Gunthard Webber y Hunter Beaumont, publicó “Zweierlei Glück. Konzept und Praxis der systemischen Psychotherapie” (Fortuna caprichosa. Concepto y práctica de la psicoterapia sistémica), editado también en inglés (Hellinger et al., 1998). En este libro anotó sus observaciones empíricas sobre las constelaciones con el objetivo de divulgar el método.

Él afirma que durante la década de 1980 conoció leyes que explican las consecuencias trágicas para los integrantes de una familia. Su teoría de las constelaciones familiares estaba dirigida a la solución y reversión de esas consecuencias.

En su libro Love`s own thruths (Hellinger, 2001), Hellinger comenta que su primer encuentro con las «constelaciones familiares» fue en Estados Unidos, cuando en los años 70 asistió a un taller dado por Ruth McClendon y Les Kadis.

En una sesión de constelación familiar participan dos personas, el constelador y el constelado. Los demás miembros de la familia del constelado son representados, bien por muñecos, si la sesión es individual, bien por otras personas que actúan como representantes, si es grupal. En este caso no es necesario un contacto previo entre estas personas; pueden participar también observadores, que se denominan así y no participan activamente. [cita requerida]

Durante la sesión, el constelador actúa primero como observador externo y más adelante como participante directo, ocupando un lugar en la representación. [cita requerida]

No existe evidencia científica publicada por revistas especializadas que avale la eficacia de las constelaciones familiares. Su fundamento, utilidad y resultados no se han demostrado, aunque algunos estudios experimentales lo han intentado. [4][5][6]​ pero al carecer de controles fiables como el doble ciego y no haber pasado por la revisión por pares antes de su publicación, su validez como evidencia es baja. Por ello, actualmente no se puede asegurar que los resultados sean atribuibles a esta técnica y no al efecto placebo. Esta situación se ha denunciado en diversas publicaciones.[3]

La técnica de constelaciones familiares es un acopio de psicoanálisis, modelos sistemáticos y terapias socio-grupales que se amalgaman de manera sincrética. Se ve más como una respuesta a los problemas de la familia agraria o medieval y no toma en cuenta los cambios y retos en el sistema de familia nuclear actual. [cita requerida]

La falta de regulación sanitaria en intervenciones psicoterapéuticas y alternativas unida a la relativa simplicidad del método ha propiciado un incremento en la oferta constelaciones familiares. Un número creciente de terapeutas, tanto calificados como sin formación la han incorporado en su cartera de servicios. Al mismo tiempo, muchos institutos y pequeñas academias promueven talleres breves, cursos y diplomados sobre constelaciones. Aunque existen muchos centros, al no haber un patrón y consenso sobre las líneas de trabajo y los instructores la formación es irregular.



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