x
1

Contrebia Leucade



Contrebia Leucade (a veces también Contrebia Leukade o Kontrebia Leukade) es el nombre dado a una ciudad de origen celtibérico cuya historia se remonta hasta la primera Edad de hierro. Sus ruinas se han preservado hasta el presente en relativo buen estado. Su ubicación geográfica está al sureste de La Rioja, España, en el término municipal de Aguilar del Río Alhama, en el paraje conocido como Clunia.[1]

El particular relieve de la zona[2]​ favorece la elección de este enclave para construir los poblados y su posterior transformación en ciudad. El oppidum se levanta sobre dos montes, uno más alto que otro, separados por una vaguada. Está situado en la margen derecha del río Alhama, en un punto en que el río traza un meandro. La mitad de su perímetro está protegido por un acantilado natural de gran alzada vertical sobre el cauce del río, que cumple perfectamente su función defensiva. La otra mitad de la ciudad está rodeada por una muralla y un foso cuya unión crea un dispositivo defensivo de características únicas para su época. El espacio entre el escarpe y el foso tiene una superficie de 12 hectáreas. A esto hay que sumar una superficie de 1,5 hectáreas situada en el lado sur (entre el foso principal y otros elementos complementarios de defensa) y otra de mayores dimensiones, situada al este, entre el foso y un segundo cerco, apenas perceptible en la actualidad, que marca un espacio quizá destinado al ganado.[3]

La historia de Contrebia Leucade permanece en gran parte en penumbra. Poco se sabe de ella, a pesar de su importancia en la evolución histórica de la península ibérica y de su dilatada historia, que abarca aproximadamente unos veinte siglos.[4]​ Las etapas de su evolución podrían dividirse en varias fases que abarcan sus dos mil años de existencia en que estuvo habitada:

Posteriormente, fue abandonada sobre el siglo IX,[4]​ y sus habitantes pasaron a ocupar otros poblados cercanos.

Los restos más antiguos de la presencia humana se han hallado en el extremo occidental del yacimiento, en la llamada Cueva de los Lagos. Este lugar fue utilizado para enterramiento por una pequeña comunidad asentada en la llamada Peña del Recuenco. Se relaciona con la cultura de Cogotas que se desarrolla en el ocaso de la Edad de Bronce, final del segundo milenio y princio del primer milenio a. C.[6]​ Esta zona no ha sido excavada sistemáticamente. Los restos hallados en la cueva pertenecen a un solo individuo, un varón cuya edad se ha estimado sobre unos 25 años.[7]​ En el ajuar funerario hallado destacan un buen número de cerámicas. "Entre las más representativas se cuentan tres vasijas decoradas con técnica de boquique (...) varios punzones de hueso y una punta de cobre".[8]

El primer poblado del inicio de la Edad de Hierro, está situado sobre la superficie ligeramente amesetada del cerro occidental. También hay otros poblados en la zona limítrofe, como El Castelar de San Felices, los Castillejos de Valdeprado y los Castillares de Magaña, los tres dentro de los considerados Castros Sorianos.[9]​ No existen aún contactos con la cultura centroeuropea, como lo demuestran la inhumación en lugar de la incineración de cadáveres, así como los estudios realizados en la cerámica, con decoración de estilo boquique, de procedencia de la meseta.

La entrada de pueblos indo-europeos (años 900 y 400 a. C.), provocaría un cambio radical en las formas de vida de parte de Hispania. En Contrebia Leucade se formó un primer asentamiento, en plena Edad de Hierro, siglos VI y IV a. C. aproximadamente. Este poblado hallstáttico se encuentra en el cerro oeste más próximo al río Alhama, en una pequeña meseta fácilmente defendible, con sus lados en acantilado sobre el río y el resto amurallado.

Las casas hallstátticas de esa época que se conservan son pequeñas y de forma rectangular, con hogar central y habitación trasera para despensa. También se dan casas adosadas a la muralla. Igualmente, se han hallado otros poblados hallstátticos cercanos a este yacimiento en Fitero (Navarra), Arnedo La Rioja (España) y San Felices (Soria). Pero fueron los asentamientos que tuvieron lugar entre los siglos IV y III a. C. los que ampliaron la ciudad y propiciaron su desarrollo. El poblado celtibérico se asentaría sobre el hallstáttico, ampliándolo y aprovechando lo anterior. Se cree que fue una ciudad, en principio, pelendona y posteriormente arévaca, pueblos de la meseta castellana. Estos últimos llegaron, aproximadamente, hacia el 300 a. C. Las tribus celtíberas fueron dueñas de Contrebia Leucade hasta su derrota por los romanos y la consiguiente romanización de la zona, a partir del siglo II a. C.

La ciudad controlaba un territorio entre dos espacios diferentes, pero muy importantes, como eran el valle del Ebro y la meseta castellana. Controlaba igualmente el curso del río Alhama que constituía el camino rápido y directo entre los dos espacios, lo que debió ser tenido muy en cuenta por los romanos a la hora de planificar el asalto y la conquista de la Meseta, y que justifica la temprana fundación de Graccurris en el 179 a. C., una auténtica base de operaciones militares en la desembocadura del Alhama en cuyo extremo opuesto, su nacimiento, se situaba Numancia. El control de esta vía justifica también el que más tarde, en época imperial, se reocupe el lugar y se rehaga su dispositivo de defensa con vistas a facilitar el paso de tropas entre el Ebro y la Meseta.

El topónimo "contrebia" ha causado a veces confusión entre los investigadores, ya que se aplica a varias poblaciones. Entre los pueblos celtas de la península ibérica encontramos tres contrebias,[10]​ que mantienen los mismos derechos para todos los pueblos que se unen. Tito Livio menciona muchas veces indistintamente a una población importante como oppidum, urbs o en menor medida civitas.[11]​ Los tres grandes oppida formados por contrebias son:

En los poblados Belaisca y Carbica, los nombres hacen referencia a las etnias que componían las contrebias, o sea, belos y carpetanos.

Aunque la ciudad pudo tener otros nombres,[12]​ el que ha trascendido hasta el presente, Contrebia Leukade, está formado por la fusión de las sílabas "con", que es cien y "treb", que es casa, lo que significaría "más de cien casas" o más genéricamente "muchas casas", es decir, una ciudad. Leukade proviene del griego leukós,[13]​ que se refiere al color blanco. Por todo ello, Contrebia Leukade querría decir "pueblo blanco", o "ciudad blanca".[14]

Debido a la buena conservación de las ruinas, así como la monumentalidad de sus murallas, se la considera una de las más importantes de su época. Su importancia a través de la historia quedó reflejada gracias a autores latinos como Tito Livio, quien nombra la ciudad de Contrebia Leucade, al narrar el fin de la guerras sertorianas que enfrentó a Pompeyo y sus aliados, con los partidarios de Sertorio durante el siglo I a. C.

La reseña historiográfica más antigua corresponde a Tito Livio (59 a. C.-17 d. C.) quien en un breve fragmento del libro XCI de su obra Historia de Roma, que versa sobre la campaña de los años 77 a. C.-76 a. C. de la guerra sertoriana, relata lo siguiente:

Posteriormente y en el mismo fragmento, narra como, tras remontar el río Ebro y la civitas de Calagurris Nasica, se atraviesa el territorio llano de los vascones o vasconum ager[17]​ hasta los lindes de sus vecinos inmediatos, los berones. De un estudio comparado de este fragmento, se deduce que ese linde se encontraba al oeste, mientras que hacia el sur los vascones eran vecinos de la ciudad celtíbera de Contrebia Leucade.[18]​ Fue Blas Taracena el pionero en señalar estas ruinas como pertenecientes a Contrebia Leucade. Tras una primera visita, publicó un artículo que puso a este yacimiento en un lugar destacado en la historiografía moderna. En él detalla el perímetro del yacimiento arqueológico y sus elementos más importantes, concluyendo que las ruinas debían pertenecer a Contrebia Leucade, la ciudad celtibérica citada por Livio en relación a los acontecimientos que tienen lugar entre el 77 y 76 a. C.[19]

Se han hallado:

Destacan especialmente sus sistemas de colector de aguas sucias; unas cloacas que en parte están visibles y sorprenden por su elaborada construcción con losas de gran tamaño.

Para asegurar el suministro de agua y no depender del exterior en caso de un largo asedio, realizaron unas obras excepcionales entre las urbes celtibéricas. Elaboraron dos obras que comunicaban el interior de la ciudad con el freático del río Alhama. Una de ellas está en la zona sur, de la que se conservan la entrada y los primeros metros. La segunda, en la zona oeste, puede verse en un integridad, después de su acondicionamiento y excavación. Es un pozo abierto en la roca, al que se accede desde la ciudad a través de una escalera labrada en roca y, en parte, abovedada.[24]

Las defensas de la ciudad es lo mejor preservado de todo el yacimiento. Las bases de los torreones de la época romanizada y, sobre todo, los impresionantes restos de las murallas con su foso-canal[25]​ de "casi 700 metros, una anchura de entre 7 y 9 metros y una profundidad que, en mucho puntos, alcanza los 8 metros"[26]​ y aún bien conservados, dan clara muestra de que fue una ciudad concebida para la guerra defensiva.[27]​ Los restos de las murallas, pertenecen tanto a las construidas en época celtíbera como a las edificadas durante su etapa romanizada. Se han documentado restos de cuatro torres en el tramo meridional, aunque se intuyen en otras zonas. Las cuatro torres están separadas aproximadamente por veinte metros, constituyendo un sistema defensivo de torres en serie. Cada torreón tiene unos setenta metros cuadrados, con subdivisión interna en dos habitaciones, una construcción nominada como torres de cajones. Todo ello, la convierten en una pieza importante del patrimonio histórico de España.

Las reseñas de los autores clásicos sobre la ciudad, inciden en la dificultad que entrañaba su conquista, lo que se evidencia a la vista de lo que queda de su sistema defensivo. En la campaña del 143-142 a. C., en que fue conquistada por Quinto Cecilio Metelo, se la describe como inexpugnable ciudad hispánica (Veleyo, II, 5, 2). Los demás autores que se ocupan de este episodio, narran las dificultades que tuvo que afrontar el general romano, que solo pudo entrar en la ciudad tras un ataque sorpresa que pilló desprevenidos a sus defensores (Valerio Máximo, II, 7, 10; Ampelio, L. M., 18; Plutarco I). Uno de los asedios más importantes que padeció fue el de Sertorio, que duró cuarenta y cuatro días y acabó con la rendición de la ciudad.[28]​ Fue en el año 77 a. C. cuando Sertorio, tras imponerle un largo asedio, la tomó al lograr abrir una brecha en la muralla donde se situaba una de las más importantes torres defensivas, haciendo que ésta se quebrase.[29]

Los trabajos de excavación y estudio continúan en la actualidad (2009).[30]​ Cada año se dedican unos meses a trabajar en el yacimiento. Se cree que solo se ha excavado el 10 %, por lo que se esperan interesante novedades y hallazgos.[31]​ Este yacimiento es el más espectacular y mejor conservado de La Rioja y también uno de los más destacados de la cultura céltica de España.[4]



Escribe un comentario o lo que quieras sobre Contrebia Leucade (directo, no tienes que registrarte)


Comentarios
(de más nuevos a más antiguos)


Aún no hay comentarios, ¡deja el primero!