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Couperin le Grand



François Couperin (París, 10 de noviembre de 1668-ibíd., 11 de septiembre de 1733) fue un compositor, organista y clavecinista francés del Barroco.

Es uno de los más importantes compositores, junto con Jean-Philippe Rameau, de la música barroca francesa en general y de la música para clave en particular. Se le llama Couperin le Grand (Couperin el Grande) para distinguirlo de otros miembros de su familia, también músicos. Es el más destacado de todos ellos, por su inmenso virtuosismo al órgano y al clave.

Originarios de Chaumes en Brie, la familia Couperin constituyó una de las familias musicales francesas más numerosas de los siglos XVII y XVIII. El padre de François Couperin, Charles Couperin (1639-1679), era el hermano menor de Louis Couperin y le sucedió como titular del órgano de la iglesia parisina de San Gervasio (Saint-Gervais). Igualmente, fue profesor de clave de la duquesa de Orleans.

Couperin aprendió de su padre y de su tío François Couperin l'Ancien (el Viejo). No tuvo una educación formal. Sus conocimientos generales y sus escritos son de un estilo y una ortografía que dejan mucho que desear. El padre transmitió el puesto de organista, hasta que el hijo pudiera hacerse cargo, a Michel-Richard Delalande. Se perfeccionó después con Jacques Thomelin, organista de Saint-Jacques la Boucherie.

En 1685 se convirtió en organista de la Iglesia de San Gervasio (Saint-Gervais) en París, un puesto que después cedería a su primo Nicolas Couperin. Otros miembros de la familia desempeñarían el mismo cargo en años posteriores. En 1693 Couperin sucedió a su maestro Thomelin como organista de la Chapelle Royale (Capilla Real) con el título de organiste du Roi, organista del rey Luis XIV. Después fue maestro de composición del nieto del rey, el duque de Borgoña.

En 1717 se convirtió en organista y compositor de la corte con el título ordinaire de la musique de la chambre du Roi. Sus tareas en la corte francesa consistían en crear música sacra para las oraciones reales y música de cámara para deleite de los monarcas. Con sus colegas, daba un concierto todas las semanas, normalmente en domingo. Muchos de estos conciertos tenían la forma de suites para violín, viola da gamba, oboe, traverso y clavicémbalo, del cual era un virtuoso intérprete.

De salud frágil y carácter poco mundano, Couperin realizó una carrera honesta de músico y profesor, apreciado por los grandes que solo le encontraban un rival, Louis Marchand. Pocos eventos de su vida personal merecen reseñarse, aparte la desaparición de uno de sus hijos que abandonó el domicilio paterno para no regresar jamás.

Muchas de las piezas para teclado de Couperin tienen títulos evocativos y pintorescos, y expresan un estado de ánimo a través de las elecciones tonales, armonías atrevidas y decididas disonancias. Se han comparado con pequeños poemas sinfónicos. Los títulos parecen anticipar la música programática, mientras que la escritura elegante, refinada y formal ofrece un modelo ejemplar del Barroco francés, definido por el estilo galante. Señala McLeish que "Sus ordres son deliciosos esbozos que se presentan como los antecesores de las piezas de piano, a modo de "postales ilustradas" de Albéniz, o de los Preludios de Debussy".

Couperin desarrolló en su madurez un estilo muy personal, hecho de una poesía discreta, una atmósfera elegíaca y de una técnica que no se deja jamás dominar por el virtuosismo o los efectos.

Durante su vida tuvo gran fama, pero, al menos en Francia, cesó con su muerte. Perduró, sin embargo, en Alemania, gracias al interés que Johann Sebastian Bach mostró por su música. Parece ser que los dos compositores intercambiaron cartas, pero esta correspondencia se ha perdido.

Influyó en la música para piano de Johannes Brahms, quien interpretó la música de Couperin en público y contribuyó a la primera edición completa de las Pièces de clavecin, realizada por Friedrich Chrysander en la década de 1880. Richard Strauss orquestó algunas de las piezas para clavicémbalo. Maurice Ravel le homenajeó en Le Tombeau de Couperin ("Sepulcro a Couperin").

Como señala el experto en música antigua (renacentista y barroca), Jordi Savall, Couperin fue el "músico poeta par excellence". Creía en "la habilidad de la Música (con M mayúscula) para expresarse a sí misma en sa prose et ses vers" (su prosa y poesía). Creía que si se penetra en la poesía de la música, se descubre que es "plus belle encore que la beauté" (más bella que la propia belleza).

Couperin es, ante todo, con Jean Philippe Rameau, el gran maestro del clavicémbalo en Francia, tanto por la cantidad de piezas que compuso como por su calidad.

- "El arte de tocar el clave" (L'art de toucher le clavecin), 8 Preludios (1716). Este famoso libro contiene ejercicios de digitación, pulsación, ornamentación y otros aspectos de la técnica para teclado. Es una valiosa guía para comprender la música de Couperin y el estilo francés de la época, mucho más ornamentado que los estilos italiano y alemán de la época. Influyó en J.S. Bach, que adoptó su sistema de digitación, incluyendo el uso del pulgar, que Couperin explicaba para tocar el clavicémbalo.

- 4 libros de suites (1713,1716-1717,1722 y 1730). Maestro incontestable del clavicémbalo, François Couperin adapta la "suite de danses" a su sensibilidad poética. No utiliza el nombre de "suite" sino el de "ordre", pero son equiparables a las suites instrumentales de los maestros alemanes de su época. Estas 220 piezas para clavicémbalo las agrupa en veintisiete Ordres:

Estos cuatro volúmenes de música para clavicémbalo contienen piezas que pueden tocarse como solista o bien como pequeñas obras de cámara. Influyeron en J.S. Bach.

Compuso unas veinticinco obras sacras.



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