Cristo abrazado a la cruz es una obra de El Greco, realizada entre 1597 y 1600, y que se exhibe en el Museo Nacional del Prado en Madrid, España. Conforma el número 56, y es el prototipo de la tipología número-II de esta temática, en el catálogo razonado realizado por el profesor e historiador del arte Harold Wethey, especializado en este pintor.
Del mencionado Tipo-II de este tema, se conservan dos obras más, consideradas autógrafas del maestro. Según Harold E. Wethey, estos tres lienzos se diferencian del Cristo abrazado a la cruz (Tipo-I) por:
La temática del Tipo-II es exactamente la misma que la del Tipo-I, o sea, un descanso en el camino de Jesús de Nazaret hacia el Calvario. Sin embargo, la falta de sufrimiento físico que muestra Cristo, hace pensar a José Álvarez Lopera que en realidad esta obra recoge una de las citas del Evangelio de Mateo (Mt 16:24):
"Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame."
Jesús en primer plano avanza hacia el espectador, al tiempo que sujeta con sus manos una gran cruz escorzada. Eleva la mirada hacia el cielo y parece haber trascendido el dolor físico durante el camino al Monte Calvario. El maestro cretense pinta un panorama tormentoso, que recibe un fogonazo de luz. Esta es una de las más conocidas imágenes del pintor, que transforma una escena del Nuevo Testamento en una estampa de devoción.
Esta obra demuestra una gran maestría, y los colores son muy hermosos. La luz parece ondularse sobre la figura, formando hermosos contrastes.. El nimbo blanco-amarillento, de forma cuadrada, contrasta con el manto azul oscuro plegado alrededor de la izquierda de la figura, y con la túnica rosa alrededor del cuello y sobre el brazo izquierdo de Cristo. Las manos, con las características uñas nacaradas, están modeladas con seguridad y sensibilidad, con una gran belleza por la justa inflexión dada a las rectas y a las curvas en la definición de cada dedo, y por la perfecta sugestión de las diversas tensiones (músculos, huesos, envoltura de la piel) que convergen en los dedos.
Esta obra fue redescubierta a principios del siglo XX, posiblemente procedente de la Iglesia de los Capuchinos. El cuadro ha sido recortado y restaurado en la parte izquierda, cerca de la espalda. El dibujo excesivamente preciso de los pelos de la barba y del cabello, rebela la mano de un ayudante. Este cuadro muestra unos reflejos exagerados, sin duda causados por una restauración inadecuada.
Según Harold Wethey, es obra del Greco, con cierta intervención de su taller. Esta tela fue restaurada el año 1940, y está en buena condiciones. El Tipo de Cristo y el estilo de la pintura, la acercan a la versión del Museo del Prado.
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