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Cromita



La cromita es un mineral de composición FeCr2O4 perteneciente al grupo IV (óxidos) según la clasificación de Strunz. Llamado en un principio fer chromate alumine por Louis-Nicolas Vauquelin y Tassaert (1798),[1]​ el nombre de cromita se debe a Wilhelm Karl Ritter von Haidinger (1845) y hace referencia a su contenido de cromo.[2]

La cromita es un mineral entre translúcido y opaco, de color negro o negro parduzco y brillo metálico.[3][4]​ Con luz reflejada adquiere una coloración blanco grisácea con un tinte pardo. Es frágil y muestra fractura irregular; las superficies rotas frecuentemente tienen una apariencia angular granulada. Tiene dureza 5,5 en la escala de Mohs y una densidad entre 4,5 y 4,8 g/cm³.[2]

Cristaliza en el sistema isométrico, clase hexcaoctaédrica, siendo polimorfo de la xieíta y de la chenmingita.[2]​ El contenido de cromo de la cromita puede llegar a alcanzar el 46% y el de hierro el 25%[3]​ y como impurezas puede contener aluminio, magnesio, manganeso y titanio.[5]​ Algunos ejemplares son débilmente magnéticos.

Es miembro del grupo de la espinela, formando series completas con otros miembros del grupo, como por ejemplo las series cromita-hercynita, cromita-espinela, cromita-magnetita y cromita-magnesiocromita. La cromita es el análogo de cromo de hercynita, magnetita y coulsonita, así como el análogo de hierro de zincocromita, cocromita y magnesiocromita.[2]

La cromita puede presentarse en forma de cristales octaédricos (modificados por cubos o dodecaedros) de hasta 1 cm. También puede adoptar habito granular fino, compacto o masivo.[5]

En cuanto a su génesis, es un mineral ortomagmático asociado a rocas ultrabásicas. También puede aparecer en rocas sedimentarias en placeres.[6]​ Es habitual en todos los meteoritos, excepto en condritas carbonáceas y en basaltos de mares lunares.[5]

La cromita suele encontrase asociada a olivino, enstatita, plagioclasa, serpentina, magnetita, ilmenita, pirrotita, pentlandita y ulvöespinela.[5]

La cromita y la magnesiocromita constituyen las únicas menas de cromo. Los dos productos principales que se obtienen a partir de estos minerales son el ferrocromo y el cromo metálico, siendo distinto el proceso de fundición del mineral en uno y otro caso. Para la producción de ferrocromo, la cromita se reduce con aluminio o silicio en una reacción aluminotérmica, mientras que para la producción de cromo puro, el hierro debe separarse del cromo mediante un proceso de tostado y lixiviación en dos etapas.[7]

Por otra parte, la cromita se usa como material refractario debido a su alta estabilidad térmica.[8]​ Así, se emplean ladrillos refractarios de cromita en hornos metalúrgicos.[6]

La cromita es un mineral muy extendido, siendo la localidad tipo Carrade de Cavalaire (Var, Francia).[2]​ De especial interés es el yacimiento de Hangha (Sierra Leona), de donde se obtienen quizás los mejores cristales de cromita del mundo.[9]​ Otros emplazamientos notables son los del complejo Bushveld (Limpopo, Sudáfrica), así como los existentes en Turquía, muy numerosos (Muğla, Eskişehir, Burdur y Elazig).[2]

En España, se ha encontrado cromita en peridotitas de la Serranía de Ronda (Ojén, Málaga) y en algunas mineralizaciones de Huelva (Cala).[6]



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