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Cronológica



Cronología (del griego χρόνος jrónos ‘tiempo’ y λόγος lógos ‘estudio’) es una de las ciencias auxiliares de la historia cuya finalidad es determinar el orden temporal de los acontecimientos históricos y es fundamental para la historia.[1]

El concepto también es utilizado en otras áreas del conocimiento del ser humano para relatar hechos no históricos en orden cronológico.

Desde el punto de vista cronológico se denomina era a un acontecimiento fijo y convencional desde el cual se comienza a contar los años. Etimológicamente esta palabra tiene varias acepciones. Se la deriva de las lenguas germánicas o de las lenguas árabes. Otros atribuyen su formación a la palabra latina AERA, letras iniciales de ab exordio regni Augusti, con las cuales se designaba la «era romana».

..Antes de la introducción por el historiador de Sicilia, Timeo de Tauromenio, de dividir el tiempo por las celebraciones, cada cuatro años, de los Juegos Olímpicos, los historiadores de Grecia marcaban los años de la siguiente manera:

La Era de las Olimpiadas, llamada así por haber tenido su origen en los Juegos Olímpicos de Grecia, que se celebraban cada cuatro años, fue uno de los modos más antiguos de compulsar el tiempo. Se instituyó en el 776 a. C. y constaba de periodos de cuatro años.

Fue introducida durante el reinado de Ptolomeo Filadelfos por el historiador, nacido en Sicilia, Timeo de Tauromenio que la adoptó en sus escritos por ser un modo de cómputo fácil y seguro. La primera que se menciona es la de Coarebus, aunque nunca se usó en la vida civil, sino en la historia.

El primer año de la era cristiana se considera como primer año de la olimpiada 195, pero como los años de las Olimpiadas comenzaban con la primera luna llena, después del solsticio de verano, hacia primeros de julio, que es donde empiezan a contarse las olimpiadas, resulta que los primeros seis meses de un año de la era cristiana corresponden a los últimos seis meses de un año de las Olimpiadas. Los últimos seis meses del mismo año cristiano, corresponden a los primeros seis meses de otro año de las Olimpiadas.

Un ejemplo ilustrativo: cuando se dice que el primer año de la era cristiana corresponde al primero de la 195 olimpiada, debe entenderse que corresponden solamente a los primeros seis meses del primer año. Los primeros seis meses del primer año de nuestra era corresponden a los últimos seis meses del cuarto año de la olimpiada anterior, 194. Así el segundo año de la olimpiada 195 comenzó el 1º de julio del año 2 d. C. ta La Era de las Olimpiadas, llamada así por haber tenido su origen en los Juegos Olímpicos de Grecia, que se celebraban cada cuatro años, fue uno de los modos más antiguos de compulsar el tiempo. Se instituyó en el 776 a. C. y constaba de periodos de cuatro años.

Fue introducida durante el reinado de Ptolomeo Filadelfos por el historiador, nacido en Sicilia, Timeo de Tauromenio que la adoptó en sus escritos por ser un modo de cómputo fácil y seguro. La primera que se menciona es la de Coarebus, aunque nunca se usó en la vida civil, sino en la historia.

Hacía ya seis siglos que existía Roma sin que nadie hubiese pensado investigar la época de su fundación.

Respecto a la era de la fundación de Roma ―o Era Anno Urbis Conditae

Existe un cómputo medio que es el de los mármoles capitolinos, resto de las Doce Tablas que Verrio Flaco, liberto de Augusto, sitúa, según Suetonio, en un edificio homocíclico que había hecho construir en Penestra.

La era Anno Urbis Conditae (como la era Anno Domini) todavía no existió en antigüedad como un sistema cronológico de años civiles numerados. La era de Roma nunca se empleó en las leyes, los actos públicos, ni en las inscripciones monumentales, habiendo sido usada solamente por historiadores. Fue usada sistemáticamente hacia 400 por primera vez, a saber por el historiador hispanorromano Orosio (que, como Varrón, sitúa la fundación de Roma en 753 a. C.).

Según los historiadores modernos, Roma habría sido fundada en el siglo VII a. C. (entre el año 700 y el 601 a. C.).

Los romanos para su cómputo civil se servían de la Era de los cónsules y los nombres de los dos primeros magistrados de la república servían de fecha a todos los actos del gobierno, fuesen exteriores o interiores.

Hablando con rigor no se puede considerar una era, porque no existe punto de partida desde donde contar los años, al no referirse a una época concreta el primero de aquella serie de nombres.

Si se hubiese querido fechar un hecho desde el establecimiento de la república hubiera sido necesario calcular el número de elecciones de cónsules y aun así, desde el año 60 del régimen consular ese método hubiera cesado de ser seguro, porque en el año 304 de Roma ocurría lo siguiente:

La época de la era juliana (del 45 a. C.), es la reforma que hizo Julio César en el calendario romano, ordenando que el año de la fundación de Roma (707), consta de 15 meses y en total de 445 días, que el año siguiente (708), contase como 805, y cada cuarto año tuviese 366 días, introduciendo el día adicional después de las calendas de marzo, esto es, el 24 de febrero, cuyo año llamaría bisiesto, por resultar doble el sesto de las calendas de marzo.

Julio César también dividió los meses en el número de días que aún se conservan y el calendario romano dividido en calendas, nonas e idus, se usó en la mayoría de los documentos públicos de Europa por espacio de muchos siglos y su significado era el siguiente:

Esta regla de calendas, nonas e idus está comprendida en el siguiente dístico: Sex Majus nonas, October, Julius et Mars Quatuor at reliqui dabit idus quidilibet octo.

Cuando queremos adaptar nuestra cronología a la de los latinos, añadamos un día, si nos referimos a las nonas e idus, y dos si nos referimos a las calendas. Cuando adaptamos su cronología a la nuestra, quitamos los mismos días en iguales épocas. Con respecto a aquellas tres épocas, contaban los días hacia atrás, restando, enumerando los que faltaban para su cumplimiento, poniendo en ablativo el día de la fecha, como tiempo fijo y determinado y en acusativo la época a que se referían, eludiendo die ante. En latín clásico, sin embargo, era más frecuente la expresión "ante diem (quintum) (kalendas, nonas, idus)", todo en acusativo.

Ejemplo de todo ello está en lo siguiente:

El día que precede o sigue a alguna de las tres épocas, se expresaba con la preposición pridie y postridie, y lo vemos en algunos ejemplos, como los siguientes:

Los nombres de los meses romanos eran los mismos que los de la cultura occidental. El mes de julio se llamaba quintilis hasta la llegada de Julio César al poder que cambió el nombre de julio. Agosto se llamaba sextilis hasta la llegada al poder de Octavio Augusto que cambió al nombre de agosto.

Por espacio de 37 años, desde la muerte del dictador Julio César, se cometió un error grave en el calendario romano, contando un año bisiesto, cada tres, en lugar de cada cuatro años, como si cada año consta de 365 días y 8 horas. Cuando se descubrió este error habían transcurrido trece intercalaciones en lugar de diez y el año comenzaba con tres días de retraso.

Se necesitó corregir otra vez el cómputo y mandar que cada uno de los doce años siguientes contuviese 365 días, sin fracción de horas y que no hubiera año bisiesto hasta el año de Roma 760º, que correspondía al 7º de nuestra era.

Desde entonces se han seguido haciendo cálculos de los años sin error y las naciones occidentales cristianas han adoptado la corrección juliana, aún después de generalizada la adopción del supuesto nacimiento de Jesucristo, como principio de la época.

Para calcular el año de Roma respecto al año, antes o después de Jesucristo, si el de Roma es menor de 754, se deduce del mismo guarismo y el resto es el año que se busca. Si el año de Roma es menos de 754, se deduce de su número la cifra 753 y el resto será el año de Jesucristo.

Unos ejemplos pueden ayudar a entender lo dicho:

La era cristiana o «era de la Encarnación», o Anno Domini (‘año del Señor’), empezó el primer día de enero, en la mitad del cuarto año de la olimpiada 194.ª, el año 753 desde la fundación de Roma y el 4714 del periodo juliano. Los años civiles de nuestra era parten de ese momento, que se representa como 1-1-1 00:00.

Existe la certeza histórica de que el primero que hizo uso de este cómputo fue Dionisio el Exiguo, monje escita y abad romano con el título de Recapitutatio Dionisi, pero cometió un error en su cómputo de unos cuantos años, que solo puede resolverse por una aproximación fundada en la probabilidad.

La ventaja que resulta de esta adopción para fijar las fechas anteriores y posteriores al nacimiento de Jesucristo no puede aminorarse por el anacronismo de Dionisio, cuyo cálculo, a pesar de ser erróneo, ha sido generalmente adoptado con tanto más motivo cuanto que desde fin del siglo VI sirve de base a todos los sistemas de cronología antigua y moderna. Diremos que la era cristiana, posterior en unos tres, cuatro o siete años al nacimiento de Jesucristo, corresponde con otras eras en lo siguiente:

En el siglo VII, la era anno Domini de Dionisio el Exiguo era sabida en Roma (al menos alrededor del año 650 una extensión de la tabla de Pascuas de Dionisio fue adoptada por la iglesia de Roma). Pero en este siglo la era cristiana no se usaba todavía en Roma o en la parte restante de Italia. Es el monje e historiador inglés Beda el Venerable el primero que utilizaba la era cristiana completa como un sistema cronológico coherente, en el año 731, para el fechar acontecimientos históricos. Por esa razón Beda puede ser considerado como el gran promotor de la era cristiana. La adopción de esta era se hizo en algunos países en las siguientes fechas:

Hasta el año 1582 la era cristiana era vinculada al calendario juliano, después del año 1582 al calendario gregoriano. Debido a los errores del calendario juliano, el papa Gregorio XIII emprendió su reforma y de ahí nació el calendario gregoriano, que es el usado generalmente hoy en día.

El ciclo del Sol consta de 28 años y el de la Luna de 19. Estos ciclos multiplicados entre sí, forman lo que se llama pascual porque sirve para conocer el día en que cae la Pascua de Resurrección.

Al fin de cada ciclo de 532 años sucede que vuelven a empezar como estaban 532 años antes y siguen el mismo orden por igual número de años:

Hay dos clases de 'regulares', el solar y el lunar.

El primero consiste en números que se han fijado a cada mes del modo siguiente:

Enero.................2

Febrero...............5

Marzo.................5

Abril.................1

Mayo..................3

Junio.................6

Julio.................1

Agosto................4

Septiembre............7

Octubre...............2

Noviembre.............5

Diciembre.............7

Indicaba los días en que caían aquellas solemnidades llamadas Claves terminorum.

Los Antiguos opinaban lo siguiente:

Las tablas que se han formado para averiguar estos días. Son ingeniosas y cómodas y se encuentran en la mayor parte de las obras sobre cronología, para conocer el día de Pascua, que es la clave de todas las fiestas. Por ejemplo, si este día es el 22 de marzo, las otras fiestas seguirán el orden siguiente:

Concurren con el ciclo solar, cuyo curso sigue.

Los años comunes constan de 52 semanas y un día y el año bisiesto tiene un día más. El día o los días suplementarios se llaman concurrentes, porque como se ha dicho concurren con el ciclo solar, cuyo curso siguen.

El primer año de este ciclo tiene el número 1, el segundo el 2, y así hasta el quinto que tiene el 6 por ser bisiesto, el sexto tiene el 7, el séptimo el 1, el octavo el 2, y el noveno el 4, por ser también bisiesto y así siguen en los otros años lo siguiente:

La epacta, segundo Canon que impuso la reforma del calendario gregoriano, es un número que denota el exceso del año común solar respecto al lunar, por cuyo medio se averiguan la edad de la Luna, de modo que la tabla de epactas es una tabla de las diferencias entre aquellos dos años, o el número de los días en que el año solar excede al lunar común de doce lunaciones, o el número de días que la luna de diciembre tiene en el día primero de enero, contando desde el último novilunio.

Desde un punto de vista de la cronología se entiende por epacta, según la definición ya comentada, al exceso de un mes solar sobre el mes sinódico lunar. Es decir el año solar sobre el año lunar de doce meses sinódicos o de muchos meses solares sobre otras tantas docenas de meses sinódicos. Son anuales o mensuales, y estos últimos son el exceso de un mes civil, de un mes del calendario sobre el mes lunar.

Ejemplo: El 1º de enero de la luna nueva y siendo el mes lunar, 29 días, 12 h 44' 3" y que el mes de enero cuenta 31 días, la epacta mensual será de 1 día, 11 h 15' 57".

Las epactas anuales se comprenden por el exceso del año solar sobre el lunar.

En virtud de las variaciones, que han prevalecido en Europa por espacio de muchos siglos, con respecto al principio del año, se necesita mucho esmero en reducir las fechas a una computación particular porque el más pequeño error puede ser fatal para la exactitud histórica.

Los días en que las principales naciones han empezado el año son las siguientes:

La adopción de una regla general sobre esta materia es comparativamente de fechas modernas.

Nunca la era cristiana fue sustituida oficialmente por la era astronómica, i.e. la era coherente con el sistema fechando juliano (no ser confundido con el calendario juliano) propuesto por Joseph Scaliger en 1583. La era astronómica, tomada en uso por razones prácticas por astrónomos franceses en la primera mitad del decimoctavo siglo, contiene un año cero, pero este año cero no es exactamente igual al 1 a. C.

Cada indicción es una revolución de quince años que se nombra por sus números correspondientes: Indicción I, Indicción II... hasta la Indicción XV Luego se vuelve a contar desde I, II, III... El nombre y uso de las indicaciones provienen de los cómputos para tributos que pagaban los romanos.

Esta era es conocida como la «era de la Creación» y «era del mundo». Se fijó en el año 5502 antes de Jesucristo, así que el año primero de nuestra era corresponde al 5503 de aquella.

Esta era coloca la creación del mundo diez años después de la de Alejandría, fijándose en el año 5492 antes de Jesucristo, pero como después disminuyeron diez años de esta última, las dos coinciden desde entonces.

Se adoptó antes de la mitad del siglo VII, en Constantinopla, y fija la creación del mundo en 5508 antes de Jesucristo.

Los rusos siguieron este cómputo hasta el gobierno del rey Pedro el Grande, luego de haberlo adoptado de la Iglesia Griega.

En esta era hay dos modos de contar el año:

Para saber el año de la era de Constantinopla que corresponde a un año dado de la nuestra, se restan 5.508 del primero, desde enero hasta agosto, y 5.509 desde septiembre a diciembre. Para el caso contrario se suman estos guarismos en lugar de sustraerlos.

Los griegos adoptaron dos épocas basándose en Alejandro Magno. Son las siguientes:

Esta era se instituyó en Antioquia para celebrar la victoria de Julio César en las llanuras de Farsalia el 9 de agosto del año de Roma 706, el 48 antes de Jesucristo.

Los sirios computaban esta era desde el otoño o desde el 1º de tishrei del año 48 a. C., en octubre.

Pero los griegos la empezaban en el mes gorpiaeus (en septiembre), del 49 a. C. y 705 de Roma.

El 1º de enero del 38 a. C. (716 de la Era de Roma), se creó una nueva era fundada en el calendario juliano, llamada era de España, pasando a ser ese día 1-1-1. Está documentado su uso a partir del siglo III en la región cántabro-asturiana, de donde se extendió al resto de la península ibérica, Norte de África y Sur de Francia.

El origen de la misma es bastante incierto y se cree que está relacionado con la conquista y pacificación de la península ibérica por los romanos, cuyo final puede establecerse en el año 716 de Roma. Esta era fue la oficial en el Reino de León.

Esta era de España se abolió progresivamente en los siguientes reinos:

Datación: La reducción de este cómputo a la era cristiana se hace restando 38 años a las fechas después de Cristo y 39 a las de antes de Cristo.

Esta era empieza el 29 de agosto del año después de Jesucristo 284, día en que Diocleciano fue proclamado emperador de Constantinopla y por las persecuciones a los cristianos., consta de 365 días. Contiene 12 meses de 30 días cada uno, con 5 adicionales en los años comunes y 6 en los bisiestos.

Antes de la reforma del calendario romano por Julio César, el año en Egipto constaba de 12 meses de 30 días, agrupados en tres estaciones de cuatro meses. Al fin de cada año se añadían 5 días, denominados epagómenos con los cuales se completaba el ciclo de 365 días, pero como faltaban unas 8 horas para completar el año, cada cuatro años atrasaba un día, acumulando un año entero en cada 1461 años.

Para remediar tales inconvenientes los astrónomos de Alejandría añadieron a cada cuarto año un sexto día epagómeno, a la manera que Julio César había añadido un día 29º a cada mes de febrero y con este arbitrio se regulariza el cómputo y quedó de acuerdo con el año Juliano. Así el 29 de agosto corresponde al primer día de su año común y el 1º de septiembre al año intercalar.

La era de la Hégira se inició el viernes 16 de julio del año 622, día en que Mahoma huyó de La Meca, hacia Medina. Tal es el cómputo de los musulmanes.

Los astrónomos y algunos historiadores lo fijan en el día anterior, el jueves 15 de julio, y según Lane la Hégira no empieza el día de la fuga del profeta sino el primer día de la luna de Muharram, que fue la que precedió inmediatamente al día del suceso.

La tradición relata que Muhammad después de haber estado oculto tres días en una cueva con Abu Bakar empezó su jornada el noveno día de la luna tercera, llamada Rebecca el-Owal, 68 días después del principio de la era. Así los dos primeros meses se componen de treinta días cada uno que es lo que sucede frecuentemente cuando el cálculo de la nueva luna se fundamenta solamente en la simple vista, y la salida de la cueva debió haberse verificado el 22 de septiembre.

Los árabes empiezan a contar el mes desde la noche que ven la Luna o desde la anterior y aquella noche suele ser verdaderamente la segunda de la Luna y la tercera en otras ocasiones. Si no perciben la luna en la segunda o tercera noche, el mes empieza más tarde.

La Luna nueva de julio de 622 debió ocurrir entre las cinco y las seis de la mañana del día 14º y por tanto el 16º debió ser probablemente el día primero de la Hégira.

Los años de la Hégira son lunares y se componen de doce meses lunares, que empiezan con la luna nueva, práctica que trae confusión, pues cada año debe empezar en la estación precedente.

Sin embargo en la cronología, historia y documentos públicos, los meses del pueblo turco musulmán duran alternativamente 30 y 29 días, excepto el último mes, el cual, en los años intercalares contiene 30.

Los meses de la Hégira se dividen como los de Occidente en semanas, cada uno de cuyos días empieza por la tarde después de puesto el Sol.

Los años se clasifican en ciclos de 30, de los cuales 49 son años comunes, compuestos de 354 días y los restantes son intercalares porque tienen un día más.

Para saber si un año es intercalar, se divide su número por 30 y si resulta alguno de los números 2, 5, 7, 10, 13, 16, 18, 21, 24, 26 o 29 el año es de 355 días.

Esta era empieza 2015 años antes de Jesucristo y se cuenta desde el 1º de octubre de 2016. Para reducirla a la cristiana se resta, al año corriente, 2015 años y 3 meses, y el resto será el año y el mes.

Tras la construcción de la Kaaba en Meca por orden Divina. Abraham (la paz sea con él) se manifiesta como profeta, como dice el Corán en la Sura 2: (124) Y [recordad esto:] cuando su Sustentador puso a prueba a Abraham con [Sus] órdenes y este las cumplió,[2] le dijo: "Haré de ti un guía para los hombres." Abraham preguntó: "¿Y [harás guías] también a mis descendientes?"[Dios] respondió: "Mi pacto no incluye a los malhechores."[3](125) Y, he ahí, que hicimos del Templo un centro al que la gente pudiera acudir una y otra vez, y un lugar de refugio:[4] tomad, pues como lugar de oración el lugar en el que Abraham se situaba.[5]Y encomendamos esto a Abraham e Ismail: "Purificad Mi Templo para los que han de dar vueltas en torno a él,[6] los que permanecerán en retiro junto a él y los que se inclinarán y se postrarán [en oración]". (126)Y, he ahí, que Abraham imploró: "¡Oh Sustentador mío! Haz de esta una tierra segura y provee de frutos a aquellos de sus habitantes que crean en Dios y en el Último Día."[Dios] respondió: "Y a quien rechace la verdad, le dejaré disfrutar por un tiempo breve --pero al final le arrastraré al sufrimiento del fuego: ¡qué mal fin!"

(127) Y cuando Abraham e Ismail levantaban los cimientos del Templo, [imploraron]: "¡Oh Sustentador nuestro! ¡Acéptanos esto: pues, ciertamente, solo Tú eres quien todo lo oye, quien todo lo sabe!

Fue importante en la cronología, porque a ella se refieren y ajustan todas las demás. el autor fue Nabonasar, fundador del reino de Babilonia y empieza el miércoles 26 de febrero del año 3967 del periodo juliano, es decir, 747 a. C.

El cálculo de los años es muy confuso, por constar cada uno de 365 días, sin ninguna intercalación. Incluye un periodo de 424 años egipcios, desde el principio del reinado de aquel monarca hasta la muerte de Alejandro Magno y se extendió después hasta el reinado de Antonino Pío.

Para hallar el día del año Juliano en que empieza el año de Nabonasar, se resta, al año dado, 748 si es antes de Jesucristo, o se le añade 747, si es después, y se divide el resultado por 4, omitiendo fracciones, y se resta el cociente de 57, es decir, del número de días desde 1º de enero hasta el 26 de febrero.

Esta era empieza el 125 a. C., el 628 de Roma y el 186 de los seléucidas.

El 19 de octubre fue su primer día y así el primer año de la era cristiana fue el 1216 de la de Tiro, empezaron el 19 de octubre, es decir, dos meses y 13 días antes del 1.º de enero.

Ésta se fundó por la memorable batalla de Actium que enfrentó a la escuadra romana de Augusto contra la egipcia, comandada por Marco Antonio, y que puso en manos e aquel emperador el dominio del mundo romano. Aquella célebre batalla ocurrió el segundo o tercer día de septiembre del año 15º de la era juliana y el 72º de Roma.

Los romanos empezaban esta era el 1 de enero del año de Roma 724, que es el 16º de la era juliana. En Egipto empezaba el mismo año de la batalla y continuó así hasta el reinado de Diocleciano. Su principio era el mes de Tot, correspondiente al 29 de agosto.

Los griegos de Antioquía empezaban esta era en el 4 de septiembre y siguieron este cómputo hasta finales del siglo IX.

Esta era la puso en uso el cronista de Alejandría, quien habla en estos términos del martirio de san Mena de Coyts: Anno CCLVII Domini in caelos..., fecha que corresponde al 12 de noviembre de 295 d. C.

La era armenia empieza el martes 9 de julio del año 552 d.C., que fue cuando el concilio armenio de Tiben condenó al concilio de Caledonia de 536, creando de este modo el cisma de ese país.

El año armenio consta de 121 meses de 30 días, con cinco suplementarios y es muy confuso por falta de intercalación. Se anticipa al cómputo juliano en un día cada cuatro años. Esta era se adoptó:

Para la liturgia que se adoptó el año eclesiástico para ajustar la Pascua y las fiestas móviles.

Fijase el año eclesiástico por medio de seis epagómenos, que se añadían cada cuarto año. El primer día del año que empieza el mes armenio, Navas Sardi, era el 11 de agosto del año juliano. Después, cuando hubo una parcial reconciliación con la iglesia latina, por los años de 1330 d. C., los armenios adoptaron la forma del año juliano.

Esta era comenzó con el reinado de Yesdegird, el cual tomó posesión del trono de Persia el 16 de junio del año 631 d. C.

El año consta de 365 días y cada mes tiene 30 días y se añaden 5 al fin del mes Aban. El año persa precede al juliano en un día cada cuatro años.

Esta diferencia subió el año de Jesucristo 1075 a cerca de 112 días, que fue cuando el sultán Jelaludin reformó el calendario persa, mandando que el equinoccio de primavera se fijase el 14 de marzo y que además de los 5 días adicionales de cada 4 años, se añadiese otro, por los seis o siete periodos siguientes, después de lo cual no está.

Hasta el siglo XV, que fue cuando los judíos adoptaron su cómputo actual, sus sistema cronológico fue el de los Seléucidas y empieza a contar desde la creación del mundo, fijándola en 3.760 años y 3 meses antes del principio de la era cristiana.

Su año es lunisolar y consta de doce o trece meses y cada mes de 29 o 30 días y su año civil empieza con la Luna nueva después el equinoccio de Otoño o inmediatamente después.

Los meses del calendario del pueblo judío son los siguientes:

El mismo de los intercalares 30.

La duración media del año de 12 meses es 354 días, pero como hay variedad en los meses Marchesan y kislev, puede ser de 353 o de 355 días.

Del mismo modo el año de 13 meses puede contener 383, 384 o 385 días.

En un periodo de 19 años, 12 años tienen 12 meses cada uno y 7 tienen 13.

Para reducir el tiempo judaico al nuestro se resta 3764 de su año, y el resto será de la era cristiana.

El año eclesiástico de los judíos empieza seis meses antes que el año común, en el mes de Nisan, que fue cuando se verificó la vuelta de Egipto y al año eclesiástico ajustan sus ayunos, fiestas y todo lo relativo al culto.

Comienza esta era en 4 de julio de 1776 época en que los Estados Unidos de América, libertados del yugo inglés proclamaron su independencia y se constituyeron en gobierno federativo.

Es un periodo de 28 años, terminado el cual, los días del mes vuelven otra vez a coincidir con los de la semana y el lugar del sol a los mismos signos y grados de la eclíptica de los mismos meses y días. De tal modo que no hay diferencia de un día en 100 años y otra vez comienza el periodo de los años bisiestos y de las letras dominicales.

El ciclo de la Luna se llama comúnmente número áureo por haberse marcado con letras doradas en los calendarios antiguos.

Es un periodo de 19 años, al final del cual los diferentes aspectos de la luna, con la diferencia de una hora, viene a ser lo mismo que eran en los mismos días del mes, 19 años antes. Este ciclo se adoptó el 16 de julio del año 433 antes de nuestra era.

Para encontrar el número áureo de cada año en el ciclo de la Luna debe considerarse como primer año de este el del nacimiento de Jesucristo, se añade uno al año vulgar, y se divide la suma por 19, y el cociente será el número de ciclos de la luna transcurridos desde 4º de nuestra era y lo que sobre será el número áureo.

Se ha hecho un calendario lunar perpetuo, por cuyo medio se averigua todos los años pasados y futuros, el día de la luna nueva de cada mes, y el día de la Pascua de cada año.

Consta de cuatro columnas que comprende los días del mes, el número áureo, la letra dominical y la epacta de cada día y en los meses de marzo y de abril se añade una columna más para el término pascual que es lo que sirve de norma a los autores de calendarios. Es además de gran utilidad para los diversos cálculos astronómicos y para su uso es necesario seguir una serie de reglas y operaciones que exigen gran estudio y paciencia.

Por espacio de muchos siglos, desde la fundación de la Iglesia, era costumbre fechar los documentos eclesiásticos por calendas, nonas e idus y los documentos privados por las fiestas de los santos, como todavía la observan los obispos católicos de Inglaterra e Irlanda.

El año empezaba el 25 de marzo mes que llamaban primero pero en la junta anual del año 1751 se nombró una comisión para que informara sobre la reforma que acababa de introducir en el calendario el rey Jorge II.

La opinión de la comisión, fue que en todos los documentos y escritos de los amigos, desde el día último del décimo más próximo, llamado diciembre, se debía observar el nuevo cómputo y que en consecuencia el primer día del undécimo más próximo, llamado enero, debía ser considerado por los amigos, como el primer día del mes del año 1752, debiendo seguir los demás meses el orden del calendario común. Este informe fue adoptado por esta comunidad religiosa y es el que observa.

No dan nombres a los días de la semana, sino que los designan por números, empezando por el domingo 4, lunes 2, martes 3, etc.

En septiembre de 1793, la nación francesa resolvió crear una nueva era y formar un nuevo calendario fundado en principios filosóficos y La Convención decretó lo siguiente:

El año se dividió en 12 meses, cada mes en 30 días y se añadieron al fin del año 5 días, que deberían celebrarse como fiestas con el nombre de sansculottides

El calendario del que hacen uso los chinos les sirve tanto para la división del tiempo, como para sus cálculos de astrología, agüeros, vaticinios y demás prácticas de su cultura y tiene un ciclo arbitrario de 60 años, establecido en 2637 antes del reinado del emperador Yau.

Otras divisiones del tiempo podrían ser las siguientes:



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