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Culebra bastarda



La culebra bastarda o de Montpellier (Malpolon monspessulanus) es una especie de reptil escamoso de la familia Lamprophiidae. Es una serpiente venenosa opistoglifa (con los dientes inoculadores de veneno situados en la parte posterior de la boca) que no es peligrosa para el ser humano.[3]

Los ejemplares machos adultos pueden llegar a superar con facilidad los 2 m de longitud total; son frecuentemente menores, aunque individuos muy excepcionales pueden alcanzar hasta 2,55 m, siendo, por tanto, la mayor especie de la península ibérica[3]​ y del resto de Europa.[4]​ Posee dientes venenosos en la parte posterior del maxilar superior (opistoglifa).[4]

La cabeza presenta un aspecto muy característico, pues posee ojos grandes, con las escamas supraoculares muy salientes que forman una especie de ceja muy prominente que le da una expresión de mirada penetrante. La escama frontal es característicamente estrecha. Posee ocho escamas supralabiales de las que la 4.ª y la 2.ª están bordeando el ojo. Las escamas del dorso son lisas y con arcos, pero nunca carenadas, formando 17 o 19 hileras en el centro del cuerpo: de 160 a 189 escamas ventrales. La cola representa aproximadamente 1/4 de la longitud total. Presenta un dorso oliváceo o pardusco claro generalmente uniforme, mostrando en el tercio anterior una zona de manchas negruzcas (en los machos y de vez en cuando hembras) muy características (mancha de silla de montar), y las partes inferiores amarillentas con un ligero moteado oscuro. Los jóvenes presentan 5 o 7 hileras de manchas oscuras a lo largo del cuerpo, siendo más grandes las centrodorsales que las de los flancos.

La evidencia genética sugiere que la especie se originó en el Magreb, migrando hacia el sur de Europa entre 83 000 y 168 000 años atrás y hacia el sureste de Europa y el oeste de Asia posteriormente. Está más estrechamente relacionado con la especie norteafricana Malpolon moilensis y con una especie extinta que data del Plioceno de España, Malpolon mlynarskii, con la que forma el género Malpolon. El género cuenta con un buen registro fósil, que se remonta al Plioceno, tanto en el suroeste de Europa y el norte de África.[5]

Es una especie terrestre poco trepadora. Es muy activa, agresiva y rápida.[cita requerida]

Se alimenta de pequeños mamíferos (hasta gazapos de conejo), aves y lagartos, así como otros ofidios de menor tamaño e incluso ejemplares de su propia especie, pero los jóvenes principalmente capturan lagartijas e invertebrados.

La cópula se realiza en los meses de abril o mayo, y en junio tiene lugar la puesta, que consta de un máximo de 18 huevos.

Si se siente amenazada o acorralada puede elevar la cabeza como una cobra, siseando fuertemente para impresionar a su oponente y, en última instancia, atacar y morder. Aunque es venenosa, tiene los dientes en la parte trasera de la boca, lo que la hace inofensiva para los seres humanos. El envenenamiento es muy raro y solo ocurre en circunstancias excepcionales, particularmente, si el dedo se inserta profundamente en la garganta de la serpiente.

Debido a la situación posterior de sus colmillos, es difícil que estos lleguen a ser efectivos al morder al hombre. Sin embargo, los ejemplares de mayor tamaño, al poseer una boca de gran amplitud, sí pueden causar envenenamienos leves, nunca mortales.[4]

Solo se conocen algunos casos de envenenamiento en los seres humanos, uno de los cuales se produjo cuando se insertó un dedo en la boca de la serpiente. En tal caso, la picadura viene acompañada por la inflamación local y el dolor, edema y/o linfangitis o síntomas neurológicos (parestesias, disfagia, ptosis, disnea) o, excepcionalmente, una leve parálisis. Estos efectos son, sin embargo, pasajeros y tienen una fácil cura.[6]​ No obstante, el tratamiento médico es indispensable en caso de envenenamiento.

El veneno es de baja toxicidad; un tratamiento sintomático es suficiente para tratar un envenenamiento.

La naturaleza no amenazante de la serpiente, junto con su baja persecución por parte del hombre, la ha convertido en una de las especies más comunes en toda su extensión, incluso en áreas ocupadas por humanos.

El animal no se ve amenazado por sus interacciones con los seres humanos y está evaluado como «preocupación menor», pero a menudo muere atropellada por los coches cuando cruzan una carretera. Algunos agricultores le dan caza y es utilizado a veces por los encantadores de serpientes y vendido como curiosidad, principalmente en el norte de África.[1]​ Incluso en las zonas habitadas por seres humanos, la población es estable y en algunas zonas en crecimiento.

Por otra parte, esta serpiente puede considerarse beneficiosa para los humanos por la gran cantidad de roedores que consume.

La culebra bastarda figura en el Anexo III de la Convención de Berna de 1982, lo que significa que es una de las especies protegidas de Europa.[7]​ Por otra parte algunos países donde la especie está presente optaron por aplicar su protección, por ejemplo, en Francia.[8]

Culebra bastarda juvenil engullendo una lagartija ibérica (Podarcis hispanica)

Culebra bastarda en dunas costeras

Detalle de la cabeza

Ejemplar adulto irguiendo la cabeza

Ejemplar enroscado en una carretera



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