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Cultura de Trincheras



La cultura de Trincheras es un complejo arqueológico cuyos portadores vivieron en la región noroeste de Sonora (México), se desarrolló entre los años 200-1450 d.C. Algunos autores la asocian con el área mogollón de Oasisamérica, aunque es probable que hayan recibido también influencia de los hohokam. Entre los sitios más conocidos de esta cultura se encuentra el sitio epónimo de Cerro de Trincheras.

Son dos los principales rasgos culturales que se asocian a la cultura de Trincheras. Por un lado, se encuentran los llamados «cerros de trincheras», que son montes de origen volcánico cuyas laderas fueron modificadas por la construcción de muros y terrazas. Por otro lado, se encuentra la difusión de ciertos tipos de cerámica, particularmente los llamados «cerámica trincheras lisa», «cerámica trincheras púrpura sobre café» y «cerámica trincheras púrpura sobre rojo». La difusión de ambos rasgos no coincide del todo.[1]​ Para delimitar el área de la cultura de Trincheras, arqueólogos como Thomas G. Bowen, de la Universidad del Estado de California en Fresno, se apoyaron en la difusión de la cerámica trincheras púrpura sobre rojo —aunque en realidad se trata de dos tipos, el que propiamente se llama de esa manera y el «trincheras púrpura sobre café»— que se caracteriza por su ornamentación en color púrpura. Esta cerámica se encuentra sobre todo en las cuencas de los ríos Concepción, Magdalena y Altar.[2]

La cultura de Trincheras se desarrolló en un área de gran diversidad ecológica dentro de la cual, Bowen y otros autores posteriores han identificado cuatro zonas: la fluvial —valles de los ríos Magdalena, Altar y Concepción—, la costera, la desembocadura del río Concepción y la zona interior, alejada de los ríos y la costa.[3]​ Es necesario considerar que la región por donde se extendió esa cultura se encuentra en el desierto de Sonora. Esto podría explicar la preferencia mostrada por los portadores de la cultura de Trincheras por establecerse en las lomas bajas de origen volcánico, pues así podían aprovechar mejor los escasos recursos hídricos con propósito de su incipiente agricultura. Por otro lado, los cerros también son fuente de materia prima para la fabricación de herramientas de piedra, y no se deben obviar los probables usos astronómicos y rituales que podrían haber tenido estas formaciones orográficas para sus habitantes.[1]

Uno de los principales problemas para establecer una cronología de la cultura de Trincheras es la escasez de datos precisos sobre la antigüedad de los restos materiales. Monica propuso una cronología en cuatro estadios que fue corregida en 1993 por McGuire y Villalpando.

La fase Atil en la cronología de McGuire y Villalpando corresponde al estadio Trincheras II en la cronología de Bowen. Como los sitios que Bowen asoció con el estadio II contenían abundantes residuos de lasqueado y las herramientas de piedra parecían ser sucesoras de la lítica cochise, Bowen concluyó que «estos sitios sugieren que la cultura Trincheras se inició sencillamente con la adopción de la alfarería por parte de aquellos portadores de la cultura cochise […] se presume que sucedió en los últimos siglos anteriores a la era cristiana».[4]​ Los estudios más recientes de McGuire y Villalpando señalan que la evidencia arqueológica no contradice la presunción de Bowen en cuanto a la adopción de la cerámica entre grupos cochise, sin embargo, ubican esta innovación entre los años 200 y 700 de la era común. De acuerdo con los mismos estudios, la fase Atil concluyó en el año 800. La mayor parte de los yacimientos identificados con ese estadio se encuentran en el interior y la costa de la región de Trincheras. Algunos de ellos presentan cerámicas burdas y algunas muestras de cerámica trincheras lisa y púrpura sobre café.[5]

Para Bowen, la cultura de Trincheras permaneció con pocos cambios sustanciales por un período de tiempo muy amplio, aunque de duración indeterminada. En ese tiempo se fueron desarrollando algunas innovaciones en la forma y decoración de la cerámica y se amplió el repertorio de artefactos propios de la región. Ciertas innovaciones fueron producto de desarrollos locales —entre ellos la cerámica trincheras púrpura sobre rojo— pero otros se debieron al contacto con los pueblos hohokam, en la cuenca del Gila y el Colorado.

Entre otras cosas, durante el estadio Trincheras III aparecen no solo nuevos tipos de cerámica, sino también nuevas puntas de proyectil, metates acanalados con metlapiles subrectangulares, adornos de piedra y concha (eran muy populares los brazaletes de Glycymeris). Se comenzaron a realizar cremaciones en agujeros, inhumaciones y quizá se construyeron canales. Uno de los sitios mejor conocidos correspondientes a esta etapa es La Playa.

La última etapa de la cultura de Trincheras está asociada a unos cuantos sitios localizados en las márgenes de los ríos. Dichos sitios fueron fechados por Bowen en el siglo XIV de la era común. La cultura de Trincheras se había transformado de forma importante aunque los motivos de la transformación cultural de la cultura de Trincheras no son conocidos en profundidad. Lo cierto es que en estra época la lítica cochise ya no era dominante. En la región de Trincheras aparecen cerámicas no nativas, entre ellas las llamadas «salado rojo», «gila policromo», «Tucson policromo» y cerámicas tardías de Chihuahua.

Al parecer la cultura de Trincheras siguió vigente hasta el siglo XIV de la era común. Lo que ocurrió después de su desaparición se desconoce en buena medida. Cuando los españoles llegaron a Sonora, la región de trincheras era habitada por los pimas.



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