La Cumbre de Paz en Oriente Medio de Camp David (en hebreo, ועידת קמפ דיוויד לשלום במזרח התיכון, Veidat Camp David LeShalom VeMizraj HaTijon) (también llamado Camp David II) de julio de 2000 se llevó a cabo entre el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton; el Primer Ministro de Israel, Ehud Barak, y el representante de la Autoridad Palestina, Yasser Arafat. La cumbre fue convocada para el 11 de julio, concluyendo el 25 de julio, sin que se logre un acuerdo. En su conclusión, una Declaración Trilateral fue emitida definiendo los principios acordados para guiar las futuras negociaciones. Esta conferencia no logró alcanzar un acuerdo definitivo que ponga fin al conflicto palestino-israelí.
El 5 de julio de 2000, el presidente Bill Clinton anunció su invitación a Ehud Barak y Yasir Arafat para llegar a Camp David para reanudar las negociaciones sobre el proceso de paz en Oriente Medio. Quería aprovechar el genius loci de Camp David, donde el presidente Jimmy Carter fue capaz de negociar un acuerdo de paz entre Egipto, representado por el presidente Anwar Sadat y el Estado de Israel, representado por el Primer Ministro, Menachem Begin, con los Acuerdos de Camp David de 1978.
En los Acuerdos de Oslo de 1993 entre el primer ministro israelí, Yitzhak Rabin y Arafat se había dispuesto que en un período de cinco años se debía establecer la Autoridad Palestina en Cisjordania y la Franja de Gaza. Durante ese período, ambas partes debían discutir las cuestiones finales, en particular las cuestiones de Jerusalén, los refugiados, los asentamientos, las fronteras y la distribución del agua. Sin embargo, el proceso interino puesto en marcha en Oslo, ni cumplió con las expectativas israelíes ni con las árabes, y Arafat sostuvo que la cumbre era prematura.
Cada parte acusó a la otra por la responsabilidad del fracaso de las conversaciones. Los palestinos dijeron que no se les había ofrecido lo suficiente; y los israelíes afirmaron que no podía ofrecer más. Clinton cargó el fracaso de la reunión sobre Arafat. Este fue acusado de no presentar una contrapropuesta a lo presentado por Barak y Clinton, y por hacer poco o nada por prevenir los disturbios en los territorios que estallaron después de la conferencia.
Shlomo Ben Ami, exministro de Asuntos Exteriores y asistente de la conferencia, también acusó a Arafat por las fracasadas negociaciones y por el estallido de los disturbios dos meses después[cita requerida]. En unas declaraciones al periódico español La Vanguardia en julio de 2010, Shlomo Ben Ami declaró que «Lo que ocurrió allí, es que por primera vez en la historia se quebraron los grandes tabus del conflicto. Las fronteras del 1967, los refugiados palestinos, los colonos judíos, y ante todo, el futuro de Jerusalén.» y que lo que falló fue «Ante todo, los problemas políticos internos de todas las partes.». Precisó que por parte israelí «El principal error estaba relacionado con Jerusalén.», y que entendía que los palestinos rechazaran entonces el 92% de Cisjordania, pero que estos cometieron un error al rechazar tener el 98% en la cumbre de Taba en enero de 2001. Concluyó que para alcanzar la paz era necesario que «EEUU forme una coalición internacional» que «influya en las partes», y que era «vital un marco de arbitraje internacional».
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