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Día del Señor



El término Día del Señor es usado diecinueve veces en el Antiguo Testamento (Isaías 2:12; 13:6, 9: Ezequiel 13:5, 30:3; Joel 1:15, 2:1, 11, 31, 3:14; Amos 5:18, 20; Abdías 15; Sofonías 1:7, 14; Zacarías 14:1; Malaquías 4:5) y cuatro veces en el Nuevo Testamento (Hechos 2:20; 2 Tesalonicenses 2:2; 2 Pedro 3:10). También es aludido en otros pasajes (Apocalipsis 6:17; 16:14).

Para la mayoría de los cristianos el término hace referencia al domingo, siendo el día de adoración pública y el primer día de la semana litúrgica en la tradición cristiana, al igual que lo es en otras tradiciones culturales. Es observado por la mayoría de los cristianos como una conmemoración semanal de la resurrección de Jesucristo quien, según los evangelios, habría resucitado el primer día de la semana.[1]

Para otros grupos cristianos sabatistas, sin embargo, el día del Señor hace referencia al sábado, afirmando que Dios llama al sábado su día santo en toda la Biblia, así también como en el cuarto mandamiento;[2]​ también en tres ocasiones en el Nuevo Testamento Jesús dice ser el Señor del Sábado;[3]​ y que el apóstol Pablo enseñaba en sábado.[4]

Los cristianos gnósticos de Egipto fueron de los primeros en observar el domingo en el siglo i. Un ejemplo de reunión para partir el pan y orar se encuentra en la Biblia en el libro de Hechos, capítulo 20 versículo 7. Escritores del siglo ii, como Justino Mártir, escriben sobre la práctica de algunos cristianos guardando el domingo,[5]​ y para el año  d. C. ya había sido regulado bajo un edicto. Durante la Edad Media, la adoración en domingo se había asociado con prácticas de reposo sabático.

El nombre «domingo» proviene del latín dies Dominicus ('día del Señor'), debido a la celebración cristiana de la Resurrección de Jesús. En la antigua Roma se llamaba a este día dies solis ('día del sol').

El apóstol Juan se refiere al «día del Señor» como κυριακός ἡμέρα («Kyriaki himera») (Apocalipsis 1:10).[6]​ «Kyriaki», que significa «Señor», más adelante se convirtió en la palabra griega para el domingo. La traducción al latín del término griego «Kyriaki himera» es «Dominĭcus dies». Las lenguas procedentes del Imperio romano occidental, como el español y el italiano, tomaron la palabra «Dominĭcus» como nombre del primer día de la semana; de allí la palabra «domingo», «día del Señor». Sin embargo, a la luz de Marcos 2:28 y de Lucas 6:05, está escrito que el mismo Jesús (como «Hijo de Hombre») afirma que es el «Señor del sábado», el cual es el séptimo día bíblico. Algunos de los primeros cristianos observaban el sábado como día de reposo, mientras que otros se reunían para el culto el domingo. Sin embargo, en el año 363, las reuniones en el sábado como séptimo día fueron prohibidas por el canon 29 del Concilio de Laodicea.[7][8]

Los apóstoles de Jesús se reunían el domingo para la partición del pan (Hechos 20:7), pero no hay ninguna mención a que Cristo hubiera dado instrucciones de cambiar el día reposo. El sábado es citado en el Nuevo Testamento como el día en que los apóstoles visitaban las sinagogas para predicar a Jesús no solamente a los judíos y, aunque la partición del pan posterior a la resurrección de Jesús aparece realizada el domingo, tanto en el pasaje de los discípulos de Emaús (Lucas 24:13-32) como en el libro de los Hechos de los Apóstoles (Hechos 20:7), tampoco se menciona el cambio del sábado al domingo.

No fue hasta el 7 de marzo del año 321, cuando Constantino I el Grande decretó que el domingo sería observado como el día de reposo civil obligatorio:

Antes de la Revolución francesa, en casi todos los países de tradición cristiana estaban prohibidos en domingo los trabajos manuales, el comercio y el baile. Había excepciones en casos de trabajos urgentes o para algún tipo de corporación gremial. Tras la Revolución, el descanso del domingo fue apareciendo paulatinamente en el derecho laboral, y en la actualidad está admitido en casi todas las legislaciones.

En esta época, la Iglesia, nacida en el seno de Roma, apoyada por el emperador, usó su autoridad para transferir el día de reposo del sábado al domingo. Sin embargo, no hay justificación bíblica exacta para dicha medida, simplemente se retoma el aspecto del acontecimiento de la Resurrección de Jesús por haber acaecido el primer día de la semana.

En el siglo XVI, un concilio papal tuvo el siguiente apéndice:

La mayoría de las confesiones cristianas actualmente consideran al domingo como el día del descanso, un día sagrado y que habitualmente conlleva la asistencia a misa o al servicio dominical correspondiente. El rechazo al descanso dominical o a su valor religioso como «día del Señor» se da en Iglesias como los Adventistas del Séptimo Día y otros grupos sabatistas, que reivindican el reposo sabático del Antiguo Testamento como algo obligatorio para los cristianos.

En el Nuevo Testamento aparece ocho veces la expresión «primer día de la semana» pues el texto griego del Nuevo testamento no dice literalmente "primer día de la semana" sino "μια σαββατον" que literalmente significa "el primero de los sábados".(S. Mateo 28:1; S. Marcos 16:2-9; S. Lucas 24:1; S. Juan 20:1-19; Hechos 20:7; 1 Corintios 16:2).

Los católicos guardan el domingo porque en este día ocurrieron los hechos más importantes relacionados con la salvación, basados en la traducción antes mencionada. De esta forma, así como los judíos guardaron el sábado para recordar la obra de la creación, así los cristianos celebran el domingo para recordar la obra de la redención.

La idea de la preeminencia del domingo sobre el sábado proviene de la Biblia y de la tradición de la naciente Iglesia católica con sus concilios y los escritos de los llamados Padres de la Iglesia.

De hecho Pablo de Tarso dice:

Otro dato bíblico que confirma la importancia del domingo es que el libro del Apocalipsis menciona el Día del Señor. La costumbre de llamar a este primer día de la semana el "día del Señor" se basa en la creencia que "el día del Señor" significa el Domingo (Ap 1,10). Porque Juan dice haber estado en el Espíritu en el día del Señor. Juan tuvo la visión por la cual escribiría ese libro. Aunque, muchos creen que el término el día del Señor no se refiere a un día de la semana en particular sino a un evento, el del juicio de Dios, pues en todo el Antiguo Testamento el día del Señor se refiere al juicio de Dios sobre las naciones. Esto va de acuerdo con la temática del libro de Apocalipsis.

Esforzad los aullidos, porque cercano está el día del Señor; la desolación será como de la terrible mano del Señor. (Isaías 13:6). Versión Torres Amat.

En el Concilio de Jerusalén, celebrado hacia el año 50, cuyo objetivo principal era determinar si el gentil piadoso creyente en Jesús debía convertirse formalmente al judaísmo (lo que implicaba ser circuncidado y seguir todos los preceptos del Antiguo testamento (o sea, la Torá judía), la postura que expuso Santiago está registrada en Hechos (15:20); la asamblea lo aprobó y posteriormente envió a otros creyentes para que comuniquen la decisión tomada:

Abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de la sangre, de lo ahogado y de la fornicación.

Esto podría dar entender junto con otras exhortaciones de Pablo de Tarso en sus cartas, que en realidad la observancia del Sábado es para los judíos y no para los cristianos.

Mientras que algunos dicen que en la Biblia se aparenta que los cristianos en los primeros años del cristianismo observaban el sábado como día de descanso y de adoración al Señor, en la tradición apostólica esto no es así. Existen numerosos testimonio de los padres apostólicos y de los padres de la Iglesia en donde se afirma que los cristianos en los primeros años del cristianismo empezaron a observar el domingo como día de descanso y de adoración al Señor, sustituyendo así el sábado por el domingo.[10]

La Didaché, el escrito cristiano más primitivo que existe dice:

Ignacio de Antioquía, quien fue ordenado obispo por el mismo Juan el apóstol, en el año 110 escribió:

Justino Mártir, vivió entre los años 100 y 164. En su primera apología escrita, en el capítulo 67 dice:

Orígenes en el año 225 escribió:

Jerónimo de Estridón, vivió entre los años 340 y 420 escribió:

El Catecismo de la Iglesia católica expone lo siguiente:

«Nos reunimos todos el día del sol porque es el primer día [después del sábado judío, pero también el primer día], en que Dios, sacando la materia de las tinieblas, creó al mundo; ese mismo día, Jesucristo nuestro Salvador resucitó de entre los muertos» (San Justino, Apologia, 1,67).

Sin embargo los pasajes antes mencionados como base para la observancia dominical caen en contradicción cuando se consultan dichos textos en el original griego, pues no aparece el término "primer día de la semana" sino "el primero de los sábados" como aparece en algunas versiones más fidedignas. Animamos al lector a buscar los textos antes mencionados en el texto griego y para su sorpresa la expresión "el primer día de la semana" no esta y en su lugar aparece la palabra sabbatov :

οψε δε σαββατον τη επιψοσκουση εις μιαν σαββατον.... (Mateo 28:1)


Y advancado el sábado, amaneciendo para el primero de los sábados, vino María Magdalena, y la otra María, a ver el sepulcro. (Mateo 28:1)Versión Stendal .

YComo paßo el Sabbado, Maria Magdalena, y Maria de Iacobo, y Salome, compraron drogas aromaticas, para venir à vngirlo. Y muy de mañana, el primero de los Sabbados, vienen àl ya el Sol. (Marcos 16:1-2) Versión del Oso 1569.

Y el Primero de los Sabbados, jlos dià partir el pã, Paulo les enua, auiendo de partirel día y a largó el hala media noche. (Hechos 20:7)V del Oso.

El domingo se distingue expresamente del sábado, al que sucede cronológicamente cada semana, y cuya prescripción litúrgica reemplaza para los cristianos. Realiza plenamente, en la Pascua de Cristo, la verdad espiritual del sábado judío y anuncia el descanso eterno del hombre en Dios. Porque el culto de la ley preparaba el misterio de Cristo, y lo que se practicaba en ella prefiguraba algún rasgo relativo a Cristo (cf 1Co 10, 11):

Los que vivían según el orden de cosas antiguo han pasado a la nueva esperanza, no observando ya el sábado, sino el día del Señor, en el que nuestra vida es bendecida por Él y por su muerte» (San Ignacio de Antioquía, Epistula ad Magnesios, 9, 1).

La liturgia distingue unos domingos respecto de otros, y así:

Estos son algunos de los nombres que recibe el domingo en distintos idiomas:



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