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Detective (investigador)



Detective es un término de origen inglés, que literalmente significa detectar un hecho, descubrir, develar, investigar, desenmascarar o aclarar circunstancias así como personas con ellas involucradas. La palabra proviene del latín detectus, y este del verbo detegere formado por de- (quitar) y -tegere (cubrir); en resumen y en su origen significó "quitar la cubierta".[1]

Como término policial, detective[2][3]​ es aquel que investiga ciertos hechos así como las circunstancias que los rodearon, y así como las personas relacionadas o involucradas con los mismos. Un detective es un investigador, que puede ser privado o miembro de la policía (oficial de policía, que no viste uniforme, sino que va de paisano, siendo una figura que generalmente se da en países anglosajones).

Los detectives privados, para poder desarrollar su labor, deben tener algún tipo de autorización para desempeñar estas actividades, así como una capacitación adecuada. En España, se exige la titulación universitaria de investigación privada, mientras que en otros países solo es preciso solicitar un permiso oficial.

En la ficción, en el cine[4]​ o en la literatura,[5]​ detective es cualquier persona que resuelve crímenes.

Aun cuando parezca extraño, a diferencia de otros países del continente europeo que disponían de policía en exceso, Inglaterra no contó con una fuerza policial estatal hasta bien entrado el siglo XVIII.

La custodia de los bienes y las vidas de los ciudadanos de Londres, por ejemplo, se encomendaba a agentes o detectives privados que ejercían su oficio en condiciones harto precarias.

Eran conocidos como los “Carlitos”, porque su existencia databa del antiguo tiempo de los reyes Carlos. Su cargo no era muy codiciado por el inglés medio, y únicamente aceptaban ejercer tal función de vigilancia, ancianos cuya jubilación no alcanzaba para sobrevivir o desocupados carentes de cualquier preparación.

No era de sorprender que frente a los embates de una delincuencia irrefrenable, la ciudadanía clamara por verdadera protección. No obstante, se siguió insistiendo con detectives o agentes particulares, tras leyes promulgadas durante los reinados de Jorge II (1737) y de su sucesor Jorge III (1777), monarcas que ordenaron la creación de una guardia nocturna destinada a patrullar la City de Londres y otras ciudades prominentes de Gran Bretaña, con el objeto de evitar incendios, hurtos, homicidios, violaciones, y desórdenes en general.

Pero esta legislación fracasó, pues los detectives que sustituyeron a los “Carlitos”, aunque eran hombres más jóvenes, duchos, y mejor equipados, en muchos casos también eran corruptos y congeniaban con los bribones. Se generalizó y se tornó habitual por aquel entonces la práctica de la felonía y de los sobornos.

De hecho, los habitantes se veían forzados a acordar con los malhechores, entregándoles dinero para que aquellos accediesen a devolver los bienes y valores que previamente habían hurtado.

A veces, estos detectives impuestos por las leyes de los reyes Jorge intercedían entre el agresor y la víctima logrando un trato medianamente justo, actuando con probidad y eficacia, pero tal conducta no constituía la regla sino la rara excepción.

Ilustrados por estas líneas, los lectores deben entender que el concepto "detective" evolucionó a lo largo del tiempo, variando también de un país a otro y a veces en forma bastante importante (referencias: [Thomson-1937], [Cornwell-2006], [Pombo-2011]).

Las historias sobre detectives son usuales en la literatura desde el inicio del siglo XIX. Sherlock Holmes, personaje de Arthur Conan Doyle, así como Hércules Poirot, personaje de Agatha Christie, son los detectives más famosos en las novelas y en la pantalla grande.

Y otros célebres detectives/investigadores[6]​ imaginados por distintos escritores de ficción en distintas épocas son:

Avery Ryan, Batman, Rust Cohle, Conan Edogawa, Patrick Jane, James Bond, Miss Marple, John Luther, Elliot Stabler, Veronica Mars, L Lawliet, Max Payne, Cole Phelps, Ray Velcoro, Fox Mulder, L, Dana Scully, Anita Van Buren, Jack Bauer, Horatio Caine, Philip Marlowe, Charlie Chan, Lord Peter Wemsey, Nero Wolfe, Dick Tracy, Adrian Monk, Perry Mason, Shinya Kōgami, Ellery Queen, Olivia Benson, Martin Hart, Vincent Hanna, C. Auguste Dupin, Mike Hammer, Sam Spade, Nero Wolfe, Inspector Clouseau, Inspector Japp, Kojak, Columbo, Jules Maigret, Arsenio Lupin, Tommy y Tuppence Beresford, Parker Pyne, Mac Taylor, Barnaby Jones, Philo Vance, Delegado Mello Pimenta, Nancy Drew, Jessica Fletcher, Ed Mort, Donald Cragen, D.B. Russell, Gregory House, Richard Castle, Khaterine Beckket, Mark Hoffman, Ignacio Bravo Cisneros, Kyoko Kirigiri, Shuichi Saihara, Alfred Cortés, Alicia Sibeiro, Judith.

En varias series televisivas de drama policial, los detectives son presentados como la élite del cuerpo policial.

En España, la figura y profesión del detective se enmarca en el desarrollo de la investigación privada, no existiendo ninguna relación con las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, como sí existe en el mundo anglosajón, donde el detective suele ser un oficial de policía, que va de paisano.

Esta profesión está regulada por ley de Seguridad Privada (ley 5/2014, de 4 de abril), donde se establece el marco legal que describe y normativiza: en qué consiste las funciones del detective, quién puede desarrollarlas, requisitos del detective (con respecto a su formación universitaria, cómo deben ser las sociedades de detectives, etc), régimen disciplinario y sancionador, etc. Esta ley, en su nuevo texto, remite múltiples aspectos importantes al reglamento que la desarrolla, sin embargo, hasta la fecha, no ha salido la nueva reforma del texto legal, que debería haber aparecido con la ley.

Existen unas 4.000 licencias o TIP (Tarjeta de Identidad Profesional) expedidas, sin embargo, se calcula que menos del 50 % ejercen esta profesión en la actualidad (menos de 1400 despachos).

¿Cuánto Cuesta contratar un detective en España?

¿Está interesado en saber cuánto vale un detective privado en España? El precio medio en toda España está entre los 30 euros y 80 euros la hora.

Las referencias se toman de Cádiz, Málaga, Sevilla, Córdoba, Granada y otras ciudades del sur como las más económicas. Por otra parte, con precios medios están Murcia, Mallorca, Alicante o Zaragoza entre otras ciudades. Finalmente las ciudades más grandes como Madrid, Barcelona o Valencia se sitúan como las más caras.

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En Brasil, la profesión de detective particular, que no debe ser confundida con la de investigador de policía, está asociada con su formación y destreza, aunque no requiere ningún tipo de afiliación en ningún sindicato o asociación profesional.

Pero para que un detective pueda ejercer su profesión legalmente, necesita que se registre en la Prefeitura Municipal de la ciudad donde va a ejercer, obteniendo así su inscrição municipal. En adición, también deberá realizar con regularidad sus aportaciones económicas al INSS, a través del pago de la Guia da Previdência Social (GPS), escogiendo el valor inicial de su contribución. Y así, cumpliendo con esas formalidades y obligaciones, se podrá ejercer la profesión de detective en forma legal.

El Ministério do Trabalho e Emprego (MTE), califica al detective particular a través del CBO 3518-05 - DETETIVE PROFISSIONAL, por lo que en Brasil la profesión está legalmente constituida y reconocida.

A pesar de que la actividad aún no está reglamentada por el Governo Federal o a través de alguna ley ordinaria, la profesión es muy antigua en el país, y existe hace más de setenta años. La registración o colegiación, según decisión del Supremo Tribunal Federal, no es obligatoria, pero se suele hacer en forma voluntaria, pues sirve como punto de referencia para los profesionales.

Muchos de estos trabajadores se dedican a investigar desapariciones de adultos y de menores, así como a conformar distintos tipos de pruebas luego utilizadas en procesos judiciales (adulterios, divorcios, hurtos, robos, localizaciones de paradero, homicidios, chantajes, seguimiento de sospechosos o monitoreo electrónico).

El Senado Federal, a través de la Lei nº 3099 de fecha 24 de febrero de 1957, estableció en Brasil las condiciones para los servicios de informaciones reservadas o confidenciales, de tipo comercial o de tipo personal. Y el Decreto nº 50.532 de fecha 3 de mayo de 1961, se ocupa del funcionamiento de las empresas a las que se refiere la citada ley número 3099.



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