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Diócesis de Astorga



La diócesis de Astorga de la Iglesia católica en España es aquella cuya sede episcopal está en la Catedral de Santa María, en la ciudad leonesa de Astorga. Desde 1954 es diócesis sufragánea de la archidiócesis de Oviedo.

Su actual obispo, desde el 8 de junio de 2020, es Jesús Fernández González.[2]

La diócesis extiende su jurisdicción eclesiástica sobre las comarcas leonesas de Maragatería, la Cabrera y El Bierzo (6299 km²), la orensana de Valdeorras (1700 km²) y las zamoranas de Sanabria, La Carballeda, Valles de Benavente y parte de Aliste (3526 km²).[3]​ Antiguamente también se extendía a Miranda do Douro (Portugal).

En los últimos cincuenta años, la diócesis ha perdido alrededor de cien mil habitantes y han quedado despoblados cuarenta y cinco pequeños núcleos rurales.

La Diócesis de Astorga, para su acción pastoral y funcional, se divide en áreas denominadas arciprestazgos, una división que ha ido cambiando a lo largo de los tiempos, en razón de los habitantes y núcleos de población bajo su tutela, así como de los sacerdotes o párrocos disponibles, una reducción o concentración que el año 2022 se concreta en la existencia de cuatro arciprestazgos. Estos arciprestazgos, a su vez, se dividen en once Unidades Pastorales, detallados a continuación:[4]

NOTA: La integración de entidades en los arciprestazgos se considera en función de la parroquia, un ente cuyos límites espaciales no tienen porqué coincidir con los límites administrativos de los municipios, resultando más asociadas a núcleos de población, pedanías, incluso barrios, resultando la parroquia una entidad territorial inferior al municipio, lo que puede resultar confuso en determinas estudios o análisis.

Es una de las diócesis más antiguas de España: sin contar las antiguas tradiciones que hablan de la fundación por el apóstol Santiago,[5][6]​ ni las conjeturas que señalan su paso por Astorga camino de Galicia,[7]​ ni los falsos cronicones inventados en el s. XVII que mencionan a San Efrén y a otros obispos legendarios,[8]​ se tienen evidencias históricas de la existencia de la diócesis en el convento jurídico asturicense, con capital en Asturica Augusta, en la provincia romana de Gallaecia, ya desde mediados del s. III. Algunos autores[9]​ suponen que por aquel entonces las actuales diócesis de Astorga y León estaban unidas en una sola, aunque otros consideran que no hay pruebas concluyentes de este hecho.[10][11]

Los primeros siglos de la diócesis no fueron fáciles para los católicos, que debieron afrontar la pervivencia de los dioses paganos, las persecuciones ordenadas por diversos emperadores romanos, la aparición de numerosas heterodoxias y las sucesivas invasiones de pueblos germánicos y musulmanes: el primer obispo del que se tiene constancia documental, Basílides, fue destituido por libelático durante las persecuciones ordenadas por Decio en un episodio que requirió la intervención del obispo Cipriano de Cartago y del papa Esteban I; su sucesor Sabino desarrolló su episcopado durante las represiones de Valeriano, y contemporánea suya fue la mártir Santa Marta, actual patrona de Astorga, supuestamente hermana de San Vidal y tía de Justo y Pastor.[12]​ La diócesis también estuvo representada en el Concilio de Elvira, el primero celebrado por la iglesia cristiana en Hispania cerca del año 300 en el contexto de las persecuciones de Diocleciano, al que acudió el obispo Decencio.

La ejecución de Prisciliano en el año 385 no consiguió erradicar su doctrina, entre cuyos partidarios se encontraba el obispo Dictino, que tras su conversión al catolicismo en el I Concilio de Toledo del año 400 ganó fama de santidad. La primera mitad del s. V estuvo marcada por la llegada de los pueblos germánicos: el paso de los vándalos, el asentamiento en Gallaecia de los suevos y sus luchas contra los visigodos y romanos; por esta época Santo Toribio, que en su correspondencia con Hidacio[13]​ todavía mencionaba la presencia de priscilianos en su sede,[14]​ fue testigo de la conversión del reino suevo de Remismundo al arrianismo. Este mismo prelado restauró los templos destruidos por el visigodo Teodorico II y trajo de Jerusalén un fragmento de la Santa Cruz, que actualmente se venera en el Monasterio de Santo Toribio de Liébana.

El Concilio de Lugo del 569 convocado por el rey Teodomiro erigió a la diócesis lucense como metropolitana, y Astorga fue señalada como una de sus sufragáneas, aunque esta situación duró poco tiempo, pues en tiempos del obispo Polemio (m. 588) ya volvía a serlo de Braga. Por estas fechas el Parroquial suevo señalaba los límites de la diócesis: «Ad Asturicensem sedem ipsa Astorica: Legio, Bergido, Petra speranti, Comanca, Ventosa, Maurelos superiores et inferiores, Senimure, Francelos, Pesicos».[15]​ Arrianos y católicos convivieron en el reino suevo hasta que en el año 586 fue conquistado por Leovigildo y anexionado al reino visigodo de Toledo. Tres años después el rey Recaredo convocó el III Concilio de Toledo, en el que se declaró el catolicismo religión oficial, con la presencia de Talasio como prelado asturicense. El siglo VII fue conocido por la expansión del movimiento cenobítico en El Bierzo; bajo los episcopados de Concordio, Oscando, Candidato, Elpidio, Isidoro o Aurelio florecieron santos como Fructuoso de Braga, Valerio del Bierzo, Máximo, Bonelo o Baldario,[16]​ que retirados a la vida eremítica fundaron el monasterio de Compludo o el de San Pedro de Montes.

Las noticias de la diócesis se pierden tras el obispado de Aurelio (693); en el año 711 se produjo la invasión musulmana, y poco después comenzó desde el norte la Reconquista y la expansión del Reino de Asturias sobre el Emirato de Córdoba. Astorga fue ganada durante el reinado de Alfonso I, y se supone que la diócesis fue restaurada en el 747,[17][18]​ aunque su repoblación no comenzó hasta cien años más tarde:[19]​ durante el reinado de Ramiro I (842-850), el obispo Novidio consiguió la jurisdicción eclesiástica sobre los territorios que antes de la invasión musulmana le habían pertenecido (Braganza, Aliste, Sanabria, Tibres, Caldelas, Caurelle, Quiroga y Valdeorras[20]​), y durante el de Ordoño I el conde Gatón reconquistó gran parte de León y Zamora. Ya por estas fechas la diócesis había perdido parte de su territorio en favor de las de Oviedo y León; no se sabe con certeza si fue sufragánea de la primera, mencionada como diócesis metropolitana en el concilio de Oviedo del año 872, que algunos autores califican de apócrifo.[21]

El siglo X vio florecer claros varones: San Genadio, San Fortis, San Urbano o Salomón promovieron la construcción de los monasterios de San Miguel de Escalada, Santo Tomás, Santiago de Peñalba, San Alejandro o San Andrés y la renovación del de Santa Leocadia de Castañeda,[22]​ en el estilo que más tarde se llamaría el arte de repoblación. En el 946 se celebró un concilio en el monte Irago, cuyas actas se han perdido.[23][24]​ En el 953 perdió parte de las iglesias de Toro cuando Ordoño III las segregó de Astorga para erigir el obispado de Simancas, pero en el año 974 Ramiro III suprimió esta nueva diócesis devolviendo las cosas a su estado anterior.[25]

De acuerdo al Anuario Pontificio 2019 la diócesis tenía a fines de 2018 un total de 250 000 fieles bautizados.

Además, según cifras oficiales, en el Seminario Mayor de Astorga se formaron siete seminaristas durante el curso 2017-18.[27]



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