El Obispado de las Islas de la Fortuna también llamado Obispado de Telde, fue el primer obispado de Canarias (hoy extinto), siendo erigido por Clemente VI el 7 de noviembre de 1351, en Telde, en la isla de Gran Canaria. Dicho Papa dictó una bula, denominada Coelestis rex regum, erigiendo como obispo al carmelita fray Bernardo Font. El escudo de la ciudad de Telde lo recuerda, no sólo con el báculo episcopal, sino también con una leyenda latina en la que se recoge que fue Telde la primera ciudad y sede episcopal de las Islas Canarias, aunque dicho obispado no tuvo continuidad.
El Obispado de Telde fue básicamente un proyecto de evangelización de Canarias de misioneros mallorquines y catalanes, que fracasó por las razias piráticas de los europeos que enfurecieron a los aborígenes. Esta situación desembocó en el martirio de trece misioneros eremitas catalanes que fueron arrojados por los aborígenes a la sima de Jinámar en 1493.
La Iglesia católica mantiene la memoria de los obispados desaparecidos y en la actualidad el Obispado de Telde sobrevive como Diócesis titular, es decir, como una diócesis que hoy existe únicamente en su título. El 21 de septiembre de 2013 el Papa Francisco nombra a Giampiero Gloder Arzobispo titular de Telde y jefe de la escuela diplomática de la Santa Sede. Aunque el título de Arzobispo titular de Telde es de carácter simbólico más que real debido a su condición de diócesis desaparecida.
Sus primeros obispos fueron mayormente frailes misioneros mallorquines y catalanes:
Aparte de éste de Telde, posteriormente han existido tres obispados más en la Historia de Canarias:
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