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Dialecto riojano



El dialecto riojano es el conjunto de variedades dialectales del español habladas en la región española de La Rioja: Estas presentan rasgos relacionados con el antiguo idioma navarroaragonés y con el vasco.

La lengua romance de la Rioja en la Edad Media suele considerarse parte del área del antiguo idioma navarro-aragonés, para con el tiempo ser progresivamente castellanizada, sobre todo tras pasar su soberanía del Reino de Navarra al de Castilla. Además se sabe que se habló vasco en la parte occidental de la región como mínimo hasta finales del siglo XV o principios del XVI. [1]​ Diversos autores han propuesto que esta lengua estaría extendida probablemente a la totalidad de la región hasta una época indeterminada, lo que explicaría las numerosas huellas existentes de este idioma repartidas por todo su territorio que podemos encontrar en la actualidad. [2]

Dialectólogos como Manuel Alvar suelen subdividir el área en dos subdialectos: el de La Rioja Baja y el de la Alta; el de La Rioja Alta tiende a compartir algunos rasgos con zonas próximas de Castilla y León (provincias de Burgos y Soria), y el de la Rioja Baja a hacer lo mismo con Aragón y Navarra. Siempre teniendo en cuenta el sustrato de rasgos lingüísticos riojanos comunes a estas dos áreas, mucho mayor que las pequeñas diferencias existentes entre ellas.[3]​ Otros como José María Pastor Blanco discuten sin embargo esta clasificación y lo consideran una unidad, o en todo caso lo subdividen en los pueblos de los valles del alto Najerilla y el resto de la región.[4]

La importancia filológica del español hablado hoy en La Rioja desde el punto de vista de la dialectología hispánica es la pervivencia de antiguos rasgos del primitivo romance riojano, que se suele vincular al idioma navarro-aragonés, así como el haber sido capaz de sumar e integrar caracteres lingüísticos de muy distintas procedencias en hibridismo.[5][6]​ También el conservar hasta la actualidad diversas formas arcaizantes desaparecidas en el común de la lengua a pesar del uniformismo idiomático impuesto [6]​ y la sorprendente conservación de mozarabismos altomedievales. [7]

Algunos autores dividen esta lengua en dos subdialectos, el de La Rioja Alta, que ocupa las comarcas de Haro, Anguiano, Ezcaray, Nájera y Santo Domingo de la Calzada y tiende a verse influenciado por el habla de Castilla y León (Burgos y Soria), y el de la Baja, que ocupa las comarcas de Arnedo, Calahorra y Alfaro, que hace lo mismo con el de Aragón y Navarra, siempre teniendo en cuenta por supuesto los rasgos dialectales comunes a todo el espacio riojano; y luego está La Rioja Media, que ocupa la sierra de Cameros y la comarca de Logroño, donde hay una confluencia de rasgos riojalteños y riojabajeños.[3]​ Sin embargo, como ya se ha mencionado, esta división es discutida por otros filólogos, que solo encuentran una posible subdivisión entre los pueblos cercanos al nacimiento del río najerilla y el resto de la región. A pesar de ello, creen que los más acertado es considerar al espacio lingüístico riojano como una unidad.[4]

Cada una de las comarcas anteriores tiene una parte de valle y otra de sierra. Estas zonas montañosas tienen unas pocas diferencias lingüísticas con respecto a la parte del valle del Ebro, debido a la trashumancia en épocas anteriores que hizo que captaran algunas características de otras lenguas como, por ejemplo, del extremeño, o bien se dan porque proceden de la lengua mozárabe.

Esta región fue reconquistada por el Reino de Pamplona. La lengua romance hablada en La Rioja sería el navarroaragonés en su variedad local llamada riojano precastellano. En esta lengua es en la que están escritas las glosas emilianenses. Para algunos expertos este dialecto es el precursor del castellano, para otros es algo completamente distinto; en La Rioja en esta época también era hablada una variedad del idioma vasco.

En el año 1176 La Rioja fue anexionada al Reino de Castilla debido al Laudo arbitral del Rey Enrique II de Inglaterra, perdiendo el Reino de Navarra su soberanía sobre la misma.

A partir del siglo XII con el paso del tiempo la región se fue castellanizando poco a poco, con lo cual, una buena parte de las características de este dialecto serían restos de las lenguas habladas anteriormente en la región. También se conservan algunos rasgos del idioma mozárabe, de otras lenguas de la península que pudieron ser captadas por medio de la trashumancia y otros rasgos a los que se les atribuye un origen solamente de la lengua latina.

La franja que engloba tierras riojanas, navarras y aragonesas, es un todo dotado de grandes afinidades geográficas, históricas, socio-económicas, etc., y, por ende, lingüísticas. Aunque la primitiva situación idiomática de esta área haya desaparecido desde hace varios siglos, en el campo lingüístico sobreviven todavía numerosos vestigios de su personalidad lingüística perdida. [8]

Además de la lengua romance de la región en la época medieval, que suele considerarse parte del antiguo idioma navarro-aragonés, en la parte occidental de La Rioja se habló euskera (en los valles de los ríos Oja y Tirón con extensiones hasta el río Najerilla) [3][2][9]​ como mínimo hasta aproximadamente finales del siglo XV, principios del XVI [1]​ y estando probablemente extendida a la totalidad del territorio riojano hasta una época remota indeterminada [2]​. Esta situación dejó abundantes restos toponímicos vascos repartidos por toda La Rioja que han sobrevivido hasta la actualidad y en menor medida rasgos lingüísticos, especialmente léxico relativo a la vida rural y medio ambiente, (herramientas, plantas, animales, actividades agro-ganaderas etc..) que son las de mayor probabilidad de conservación.[10]​ El euskera hablado en La Rioja no era una mera importación del norte, si no que tenía rasgos dialectales y peculiaridades propias, además partía de un sustrato de hablantes del mismo en la zona muy antiguo, muy anterior a las supuestas repoblaciones vascas habidas en la edad media. [11][12]​ Antiguamente se pensaba que el euskera hablado en la región era debido a las mencionadas repoblaciones, pero los nuevos hallazgos y nuestro mejor conocimiento de las lenguas peninsulares nos indican que no fue así, si no que ya era utilizado en la región en épocas muy primitivas prerromanas.[13][14]​ Hoy en día se sabe que existe toponimia vasca repartida por toda la región, aunque la mayor densidad se encuentra localizada en su zona occidental y dentro de ella en la parte sur del valle del Oja. Mientras que la menor se sitúa en la zona noreste, en el límite con Navarra. Por esta razón se ha postulado que el euskera iría desapareciendo de La Rioja en dirección este-oeste norte-sur llegándose a conservar en la zona sur-oeste hasta la edad moderna. [11]​ No hay que descartar en absoluto la posibilidad del bilingüismo, dado que esta situación es habitual en zonas fronterizas del euskera con otro idioma, como era el caso de La Rioja. [15]

Asimismo, además de todo lo anterior debemos tener en cuenta también para explicar estos hechos lingüísticos los estrechos lazos que han existido a lo largo de la historia de esta región con Álava, Navarra y Aragón,[16]​ así como la gran influencia cultural que ejerció sobre la misma la Diócesis de Calahorra, la cual fue sufragánea de la de Zaragoza hasta 1547 .[17]​ También su alejamiento y localización periférica con respecto a los principales centros de poder (Burgos, Toledo, Pamplona...), [18]​ y su peculiar geografía que la ailslan de otros territorios peninsulares, especialmente de la meseta.[19]​ Y es que en palabras del profesor Buesa: "Esta visión de ciertos rasgos fónicos, morfológicos y léxicos es una prueba de los estrechos lazos que existieron en el pasado entre Álava, La Rioja, Navarra e incluso Aragón. No son casos fortuitos debidos al azar: la geografía y la historia condicionan los hechos lingüísticos".[20]

Estos rasgos se han conservado gracias al aislamiento geográfico de la zona.


Ejemplos de léxico propiamente riojano y otras palabras compartidas con otras regiones, pero no pertenecientes al español normativo.


En La Rioja, el acento es muy diferente al castellano y al aragonés y recuerda al del País Vasco y Navarra. Se trata de un hecho lingüístico probablemente muy antiguo que acaso nos traslade a los orígenes mismos del idioma. Esto es así excepto en algunas zonas periféricas muy concretas de la región, como en los pueblos cercanos al nacimiento del Río Najerilla, donde la entonación es idéntica a la castellana. Esto es consecuencia de unos lazos muy estrechos dados por la proximidad. También en los pueblos de la comarca de Alfaro, es muy característica su entonación, consistente en alargar la vocal final, similar a la de Tarazona, Tudela o la propia Zaragoza.[32]

Se encuentran multitud de obras escritas en dialecto riojano antiguo en monasterios de esta región como los de San Millán de la Cogolla o Valvanera, hallándose cada vez menos a medida que transcurre el tiempo, siendo en la actualidad inexistente en forma escrita, el único autor conocido que utiliza esta lengua es Gonzalo de Berceo en obras como por ejemplo Milagros de Nuestra Señora o La vida de Santa Oria.


Un ejemplo de unos versos de Gonzalo de Berceo en riojano medieval:

Ixién d'élli dos ríos, dos aguas bien cabdales,
ríos eran muy fondos, non pocos regajales,
blanco era el uno como piedras cristales,
el otro plus vermejo que vino de Parrales.


Traducción al español actual estándar:

Nacían de él dos ríos, dos aguas bien caudalosas,
ríos muy profundos, no pocos regalajes,
blanco era uno como piedras cristales,
el otro más rojo que vino de Parrales.

Actualmente se encuentra en continua desaparición, debido sobre todo al éxodo rural que se lleva produciendo desde principios del siglo XX, y también a su reconocimiento como lengua vulgar. Está reducido al ámbito rural y a la gente de mayor edad, aunque algunas de sus características ya desaparecieron completamente hace tiempo, y en ciudades como Logroño todavía se puede seguir escuchando alguna palabra de su vocabulario o la conjugación de algunos tiempos verbales propia de este dialecto.

A pesar de que ha generado mucha literatura en épocas recientes, el desconocimiento de su existencia es absoluto, incluso en la propia sociedad riojana, en la que se considera una forma inculta de hablar propiamente rural. Si esto no cambia está condenado a desaparecer completamente en pocos años.



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