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Dialecto toscano



Indoeuropeo
  Itálico
    Latino-Falisco
      Romance
       Romance oriental
         Italorromance

El toscano es una variedad de italorromance que se desarrolló durante la Edad Media y que sirvió de base para el italiano. Poco influida por otras lenguas románicas, se impuso sobre las demás lenguas y dialectos italianos gracias al prestigio de sus grandes escritores del siglo XIV: Dante Alighieri, Francesco Petrarca, Giovanni Boccaccio, y, en época posterior, de Maquiavelo y Francesco Guicciardini, que confirieron al toscano la dignidad de "lengua literaria" de Italia. A partir del siglo XVI dejó de identificarse con el nombre del habla regional (toscano), que tuvo su propia evolución, tomando la función de lengua nacional con el nombre de italiano.[1][2]​ En la actualidad las diferencias más marcadas entre el toscano y el italiano estándar son de carácter fonético y, en menor medida, lexical.

Al momento de la unificación de Italia, en 1861, el italiano ya tenía el estatus de idioma oficial en todos los Estados italianos pre-unitarios, como lo eran, entre otros, el Reino Lombardo-Véneto (Milán y Venecia) dentro del Imperio austrohúngaro; y hasta en el Cantón del Tesino y en parte del Cantón de los Grisones, territorios que conforman la Suiza italiana.

En los territorios del rey de Piamonte, por ejemplo, así como en los demás estados italianos, el idioma italiano fue reconocido por el Duque Manuel Filiberto de Saboya en 1562 como lengua oficial de la mayor parte de sus territorios, incluso en el condado de Niza (it. Nizza), que actualmente está incorporada a Francia, con la única excepción de Saboya y de algunos valles de los Alpes occidentales, donde el idioma administrativo era el francés.

Sin embargo, el italiano no era la lengua veicular utilizada diariamente por la mayor parte de la población, que seguía hablando las lenguas regionales no estandardizadas (y por eso llamadas dialectos), limitando el uso del italiano a la administración, a la literatura y, para quien podía permitírselos, a los estudios.[3]

Además, no obstante el prestigio literario y el reconocimiento del italiano como lengua administrativa y de los estudios, escritores como el milanés Alessandro Manzoni, se dieron cuenta, también a través de la comparación con la evolución de otras lenguas romances, como el francés, dominado por él prefectamente, que el italiano escrito, en parte por su fidelidad a los modelos clásicos de la época de Dante y en parte por su cristalización derivada propio de su utilización exclusivamente culta y no diaria e informal, era una lengua muy arcaica y distante del mundo moderno.

En las obras de Manzoni, entre las cuales la novela histórica I promessi sposi (Los novios) es la más importante, existe el enfoque y el esfuerzo para modernizar el italiano, inspirándose, en parte, directamente en el toscano hablado. A través de este esfuerzo el italiano se enriqueció de neologismos volviéndose más moderno y menos estático y arcaico, de manera que pudiera ser más fácilmente enseñado a las masas, en las escuelas del nuevo reino de Italia (1861-1946).

Con Manzoni llegó a su fin una discusión centenaria, la questione della lingua, en la cual había participado también Dante (en su obra De Vulgari Eloquentia), que veía dos facciones principales, una que sostenía la estandardizacion de una lengua italiana sobre la base de un único dialecto, concretamente el de Florencia, y otra que se proponía normalizar la lengua literaria común tomando lo mejor de los varios dialectos hablados en la península.[4]

Hay que precisar, además, que el dialecto toscano moderno ya no es idéntico al italiano estándar, porque se ha evolucionado mucho desde los tiempos de Dante y ahora tiene varias características propias que no están presentes en la lengua nacional, como por ejemplo la aspiración de "c" en "carne" (esp. "carne"), que hoy en Florencia, Siena y Grosseto se pronuncia "harne", casi "jarne", mientras que, en el resto de Italia, incluyendo Córcega (políticamente francesa) y Cerdeña, se pronuncia tal como está escrito.

Hoy en día en la isla de Córcega se encuentra la forma más fiel al antiguo dialecto hablado en los tiempos en que el fenómeno de la "gorgia" no estaba presente. Por razones de aislamiento lingüístico desde la conquista por parte de la República de Génova y sucesivamente por la imposición del francés por parte de Francia, el corso es el subdialecto toscano que más se ha mantenido aislado en los últimos tres siglos y esto pone algunas consideraciones que hay que marcar:

1) El Corso no es muy inteligible entre toscanohablantes pertenecientes a la región italiana política denominada Toscana y toscanohablantes corsos. Entre los dos hay que hablar muy despacio y buscar muchos sinónimos a la hora de dialogar, mucho más que entre toscanos peninsulares actuales y sus subdialectos, excepto algunos subdialectos del archipiélago Toscano como el extinto Capraiese de la isla de Capraia.

2) La morfología física de Córcega y su historia comporta la diferenciación de dicho subdialecto toscano en 3 variantes (y zonas) que también tienen algunas dificultades en ser entendidas con fluidez entre los habitantes de la misma isla teniendo ellos que recurrir, muy a menudo, al italiano estándar (los mayores) o al francés (los más jóvenes).

3) Debido a que hasta mediados de 1800 Córcega usaba como lengua escrita oficial el italiano estándar el corso nunca se llegó a uniformar gramaticalmente y en su léxico.

4) El umbral de corsohablantes en Córcega sufre de constante reducción y erosión debido a la contaminación lingüística francesa y a los escasos recursos que el estado pone a disposición para su salvación.

5) La zona norte de la isla es la que más parecido lingüístico, conexión comercial y cultural, tiene con su patria lingüística toscana y la antigua República de Pisa.

6) Las zonas del sur y la capital, Ajaccio, son el resultado de la interacción entre toscano literario antiguo, siciliano y sardo, formando un híbrido lingüístico cuyo dialecto es reconocido como melódico y parecido también a muchos dialectos del sur de Italia bastante lejanos del toscano actual.

7) Francia puso en marcha una verdadera "Desitalianización" de la isla con muchas medidas como mover la capital de la región desde Bastia hacia Ajaccio para evitar que la isla siguiese comunicando culturalmente con su patria lingüística.

8) El dialecto hablado en el norte de la isla de Cerdeña es derivación de los dialectos corsos del sur con contaminaciones del idioma sardo, por lo que los hablantes del norte de la isla no se entienden con el resto de los sardos y teniendo que usar siempre el italiano estándar como se hace entre peninsulares y sardos.

9) Entre el toscano y el italiano hoy en día sigue una intensa actividad de intercambios lingüísticos con reciprocidad por lo que cada día se influencian mutuamente, evolucionando en el tiempo, pero esto ya no ocurre más entre corso y toscano, ni entre corso e italiano.

Por todas estas razones, muchos expertos clasifican lo que viene llamado 'idioma corso' como dialecto y prefieren incluirlo como subdialecto toscano, abriendo un debate lingüístico.

Los italianos aprendieron el toscano leyendo los textos y no de viva voz de los hablantes toscanos nativos. En esto, el italiano difiere del español, ya que fueron los nativos de Castilla en primera persona quienes difundieron su lengua a través de la Reconquista en España y la Conquista de América.

El dialecto toscano es un conforma un conjunto compuesto de muchos dialectos locales menores, con pequeñas diferencias entre ellos. La mayor subdivisión es entre los dialectos toscanos septentrionales y los dialectos toscanos meridionales.

Los dialectos toscanos septentrionales (de este a oeste):

Los dialectos toscanos meridionales son (este a oeste):

El dialecto toscano es hablado por alrededor de 3 500 000 personas, sin los habitantes de la provincia de Massa-Carrara, que hablan un subdialecto derivación de uno de los dialectos perteneciente a la familia de emiliano-romañol.

El dialecto tiene características bastante homogéneas, pero todos los subdialectos tienen algunas pequeñas diferencias entre ellos. Su forma literaria (el italiano estándar) se habla en toda Italia, incluyendo algunas regiones vecinas (como la Suiza italiana y la península de Istria, políticamente dividida entre Croacia y Eslovenia), así como en el micro-Estado de San Marino (enclave dentro de Italia) .

Algunos autores, entre ellos G. I. Ascoli (1873) y G. Devoto (1970), han identificado en el toscano, y por ende en el italiano moderno, la lengua románica contemporánea que mejor retiene los rasgos del latín, sin embargo, se ha criticado que, no obstante los rasgos que aducen en favor de dicha postura sean especialmente relevantes, el toscano-italiano tiene, así como las demás lenguas románicas modernas, numerosas innovaciones, por lo que no puede verse como una lengua más arcaizante que todas las demás en todos los aspectos, aunque sì filológicamente más cercana al latín.[5]

La expresión "gorgia toscana" indica la transformación de las consonantes oclusivas sordas /k/, /t/ y /p/ en fricativas en posición intervocálica [h], [θ], [ɸ]. Un ejemplo típico es la llamada "aspiración" (en realidad se trata de fricación), ya citada, de 'c' en posición intervocálica.

Este fenómeno tiene su punto culminante en Florencia, en Siena mientras que tiende a debilitarse tanto hacia el oeste como hacia el este (en áreas como Arezzo o Cortona no existe la "gorgia"), mientras existe, pero limitadamente a 'c', en la Maremma grossetana y en las zonas de la provincia de Pistoia y de Pisa que lindan con Florencia y con Siena, por ejemplo en San Miniato y en Volterra.

Un fenómeno morfológico, citado también por Alessandro Manzoni en su obra maestra "I Promessi Sposi" es el pronombre dativo doble.

Para el uso de un pronombre de persona como objeto indirecto (a alguien, a algo), también llamado caso dativo, el italiano estándar utiliza una construcción preposición + pronombre, a me (a mí), o utiliza un forma de pronombre sintético de derivación latina, mi (me). El dialecto toscano hace uso de ambos en la misma oración como una manera de intensificar el dativo/objeto indirecto:

Esta forma está generalizada a través de las regiones centrales de Italia, no sólo en la Toscana, y hasta hace poco, era considerada una redundancia y un error por los lingüistas italianos. Hoy en día los lingüistas no lanzan invectivas contra esto. En algunos dialectos el pronombre acusativo doble (me mi vedi - tú me ves a mí) puede ser escuchado pero es considerado un arcaísmo y es poco usado.

Los artículos definidos masculinos singular y plural ambos son fonéticamente [i] en las variedades florentinas del toscano, pero son distinguidos por su efecto fonológico en siguientes consonantes. El singular provoca alargamiento: [i kkane] (el perro), mientras que el plural permite la debilitación consonántica: [i hani] (los perros). Como en italiano, es normal que el singular masculino lo antes de consonantes no permita /l/ en grupos (lo zio "el tío", lo studente "el estudiante"), aunque formas tales como i zio pueden escucharse en variedades rústicas.

Un fenómeno morfológico encontrado a través de la Toscana es el uso de la partícula idéntica para el si impersonal (no debe ser confundido con el si pasivo o el si reflexivo), como la primera persona plural. Es básicamente el mismo uso de on en la lengua francesa o el uso de a gente, en el portugués brasileño.

Es posible hacer uso de la construcción si + tercera persona en singular, que puede ser unida por el pronombre de la primera persona plural noi, porque la partícula "si" ya no es percibida como una partícula independiente, sino como parte de una conjugación verbal.

El fenómeno es encontrado en cada tiempo verbal, incluyendo en tiempos compuestos. En estos tiempos, el uso "si" requiere una forma de essere (ser o estar) como verbo auxiliar, incluso si el verbo tiene avere (tener) como verbo auxiliar. El participio pasado crece con el sujeto en género y número si el verbo requiere essere como auxiliar, mientras que no crece en género y número si el verbo requiere avere.

Otro fenómeno morfológico en el dialecto toscano es que puede aparecer abreviado el tiempo presente de la primera persona singular de los verbos fare (hacer) y andare (ir).

Estas formas se dan por dos motivos. Una es el cambio fonológico natural por la pérdida de /d/ y la reducción de /ao/ a /o/ en el caso de /vado/ → /vao/ → /vo/. Asimismo, posiblemente, ha influido la analogía con las formas de la segunda y la tercera persona singular de los mismos verbos, que presentan formas reducidas respecto al resto de la conjugación del verbo:

Otro fenómeno morfológico prevaleciente en el toscano es la pérdida de las desinencias de género y número de los adjetivos posesivos de las tres personas singulares en posición proclítica:

El fenómeno es bastante similar a la formación de los adjetivos posesivos en español.

Otro fenómeno morfológico con excepción de algunas áreas del subdialecto florentino y que marca sustancial diferencia del italiano estándar es la pérdida del final infinitivo -re de los verbos:

Característica importante de esta pérdida es que el acento permanece en la posición precedente y no se cambia en la nueva penúltima sílaba, diferenciando con frecuencia la nueva forma de la tercera persona singular del indicativo presente.

Las mayores diferencias entre los dialectos está en el léxico, que también distingue los diferentes subdialectos. El léxico toscano comparte con el italiano estándar la casi totalidad del vocabulario, pero tiene un buen número de palabras de uso sólo regional.

A continuación las palabras toscanas más conocidas en Italia:



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