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Diana y Calisto



Diana y Calisto es la denominación convencional de un episodio de la mitología griega muy utilizado como tema artístico para la pintura mitológica a partir del Renacimiento, el Manierismo y el Barroco, entre otros, por Tiziano y Rubens; principalmente a causa de que permitía el lucimiento de los pintores en la representación de desnudos, paisajes y todo tipo de actitudes.

Su fuente principal fue Ovidio (Las metamorfosis), que refleja la equívoca relación entre la diosa Diana y su doncella Calisto. Es especialmente propicio para su representación el momento dramático en que la diosa Diana descubre que su doncella, Calisto, ha quedado embarazada de Zeus (Júpiter en la mitología romana), quien había tomado la forma de Diana para conseguir tener amores con Calisto.

Palma el Viejo, ca. 1525-1528.

Dosso Dossi, ca. 1528.

Andrea Schiavone, antes de 1563.

Pietro Paolo Bronzi, antes de 1636.

Diana y Calisto de Rubens, ca. 1635.

Gaetano Gandolfi, ca. 1785-1789.

El tema se ha dado también en escultura.

Guglielmo della Porta, ca. 1553-1555.

Ignaz Elhafen, ca. 1690-1695.

Gaspero Bruschi, ca. 1750.

François Boucher representa en Diana después del baño (1744) a la diosa y su compañera en un momento feliz. El cuadro de Federico Cervelli que lleva ese título (ca. 1670) puede reflejar más bien los amores de Calisto con Júpiter metamorfoseado en Diana; aunque tampoco puede descartarse que tal fuera la condición de la relación que mantuviera Calisto con la verdadera Diana.

Cervelli

Boucher

Tiziano pintó su Diana y Calisto entre 1556 y 1559 en Venecia.[1]​ La obra fue comprada por 45 millones de libras, conjuntamente por la National Gallery de Londres y la National Gallery of Scotland de Edimburgo, en marzo de 2012.[2]​ Actualmente se exhibe en Londres, aunque hay un acuerdo para su traslado rotatorio.[3]​ Una versión posterior, de Tiziano y su taller, con alguna alteración en las figuras, pero de fondo casi idéntico a la primera versión, se exhibe en el Kunsthistorisches de Viena.[4]

Tiziano la realizó como parte de una serie de siete (o seis)[5]​ famosos lienzos, llamada "las poesías", que representan escenas de Las metamorfosis de Ovidio (Danae recibiendo la lluvia de oro,[6]Venus y Adonis,[7]Diana y Acteón,[8]El rapto de Europa[9]​ y Perseo y Andrómeda[10]​ -la Muerte de Acteón,[11]​ otro episodio de la historia de Diana, no se computa en algunas enumeraciones-), encargada por Felipe II después de que el emperador Maximiliano II hubiera declinado la sugerencia de Tiziano de pintarlas para él.[12]​ La serie permaneció reunida en la colección real española hasta 1704, cuando el primer Borbón, Felipe V, se la ofreció al embajador francés. Poco después fue adquirida por el regente de Francia (Felipe II de Orleans), que consiguió reunir una de las más excelentes colecciones de pintura. En el contexto de la Revolución, la colección Orleans[13]​ fue vendida por Luis Felipe II de Orleans a un banquero de Bruselas en 1791 (dos años antes de ser guillotinado).[14]​ Fue enviada a Londres en 1793 y comprada por un consorcio de tres aristócratas liderados por Francis Egerton, tercer duque de Bridgewater, magnate de los canales y el carbón, que se asignó a sí mismo una gran cantidad de obras, incluyendo las dos "poesías" de Tiziano que representan episodios de Diana (además de ocho obras de Poussin, tres de Rafael y el autorretrato de Rembrandt con 51 años).[15]​ Probablemente Bridgewater fue incitado a la compra por su sobrino, George Leveson-Gower, primer duque de Sutherland, que heredó la colección de su tío a la muerte de éste, cinco años más tarde. Gower expuso la colección al público en su mansión de Westminster (Bridgewater House),[16]​ donde continuó durante siglo y medio. En septiembre de 1939, al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, la colección se trasladó a Escocia. Desde 1945 hasta su compra actual, se exhibió en la National Gallery of Scotland de Edimburgo, con la denominación de "préstamo Sutherland" o "préstamo Bridgewater" (Bridgewater loan o Sutherland loan).[17]Francis Egerton, el séptimo duque de Sutherland, declaró en agosto de 2008 su intención de poner a la venta parte de su colección, ofreciendo a los museos nacionales británicos la prioridad si reunían cien millones de libras. La campaña para reunir tal cantidad de dinero fue objeto de debate público.

La repercusión de este grupo de obras fue amplia a lo largo de la historia. William Hazlitt escribió un encomio.[18]​ Otros artistas fueron muy influidos por su contemplación, como J. M. W. Turner[19]​ y Lucian Freud[20]



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