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Disputa de los ritos



La controversia de los ritos es el conflicto que surgió a finales del siglo XVII en el que los misioneros jesuitas en China se enfrentaron a la autoridad del Papa.

En Europa, se ve con mucho interés el desarrollo de las colonias en regiones alejadas. China, debido a su diferente civilización, despierta el interés de los intelectuales. Esta curiosidad es alimentada por los numerosos libros escritos por los misioneros, especialmente jesuitas.

Hacia finales del siglo XVII tiene lugar entre la opinión religiosa el debate de los ritos: una confrontación entre un cristianismo chino ortodoxo y una adaptación a los hábitos y usos locales.

Los debates se articulan alrededor de varios puntos. El primer punto, se refiere a la traducción del término Dios. El primer nombre, tianzhu, viene de los budistas, mientras que el segundo, tiandi, deriva del confucionismo.

La cuestión consiste también en saber si la palabra Cielo, tian, es para los chinos el simple cielo material o si contiene también la idea de un principio supremo. De la misma forma, todas las palabras vinculadas al culto cristiano (templo, sacrificio, etc.) se han extraído de los clásicos chinos por los Jesuitas. El segundo punto se refiere a una tablilla caligrafiada y ofrecida por el emperador con la inscripción “adorar el cielo”, jing tian. Esta tablilla se copia y se coloca en las iglesias de China. Los chinos la veneran, ya que viene del emperador. ¿Es un simple símbolo de protección del emperador o es idolatría?.

Después de 1633, el debate se extiende al resto de órdenes misioneras. Los dominicos acusan a los jesuitas de permitir a sus convertidos celebrar ritos de sus antepasados y confucionistas. En 1639, comienza una investigación ordenada por Roma para averiguar la veracidad de las acusaciones. Los decretos de los papas se siguen y se contradicen. En 1645, un decreto del papa Inocencio X declara estas ceremonias como supersticiosas e idólatras. En 1656, un decreto opuesto del nuevo papa Alejandro VII considera una parte de las ceremonias, los homenajes a los antepasados, como hábitos civiles. Finalmente, en 1669, Clemente IX declara el primer decreto válido. Ante las distintas proclamaciones, reina la confusión. En 1693, un mandamiento propuesto por Monseñor Maigrot, Vicario Papal en Fukien (o Fujien), es el elemento desencadenante de la crisis. Contiene una propuesta: utilizar la palabra tianzhu para denominar a Dios, prohibir la tablilla imperial en las iglesias, prohibir también los ritos a Confucio y condenar los cultos a los antepasados. Esto sucede al mismo tiempo que el emperador Kangxi publica el Edicto de la Tolerancia.

Los jesuitas y el resto de órdenes de misioneros comparten distintas opiniones. En el grupo de los favorables a los ritos, se encuentran los misioneros que llevan mucho tiempo en China, influenciados por los intelectuales chinos. Del mismo modo, los seguidores de Ricci, partidarios de convertir a la clase social alta, son también favorables a los ritos. Otro grupo de misioneros que trabajan en la cristianización del pueblo llano y que se enfrentan a diario a los ritos y supersticiones locales, son favorables a la propuesta de Monseñor Maigrot. Por otra parte, a los chinos no les parece bien que los misioneros se opongan a sus ritos y tradiciones.

En el año 1704 un decreto del papa Clemente XI condena definitivamente los ritos chinos. Se reanudan los puntos de la propuesta de Monseñor Maigrot. En ese mismo momento se instala por el emperador el sistema de “piao”, un permiso de residencia que incluía la condición de seguir la práctica de Matteo Ricci de tolerar los ritos. Maigrot como enviado del Papa en China se niega a tomar el “piao”, por lo que es expulsado del país.

El emperador Kangxi se implica entonces en el debate. Convoca al ayudante de Maigrot y lo somete a una prueba de cultura; éste no consigue leer una serie de caracteres, por lo que el emperador declara que es su ignorancia lo que le hace decir idioteces sobre los ritos. Además le acusa de revolver entre los espíritus antes que preocuparse de extender la fe cristiana. Los chinos comienzan a percibir la falta de unidad en el mensaje de los misioneros.

Una nueva delegación encabezada por Monseñor Mezzabarba llega a China para hacer aceptar a los jesuitas el mandamiento de Maigrot. La tensión se rebaja y Mezzabarba es presionado para que apruebe los ritos. Una bula papal de Benedicto XIII en 1721, concede ocho concesiones requeridas por los jesuitas que son transmitidas por Mezzabarba. Una nueva bula papal, esta vez de Benedicto XIV, revoca estas concesiones y exige en adelante un juramento por parte de los misioneros.

Entre estos decretos, Yongzheng sucede como emperador a Kangxi y prohíbe el cristianismo en 1724. A partir de 1746, hay persecuciones, se busca y se envía a todos los europeos en China a Macao, y de allí a Europa. El gobierno busca también a los convertidos y los obliga a renunciar a su fe. La represión se vuelve más dura y violenta, primero en las ciudades y posteriormente en el medio rural.



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