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Ebionismo



Ebionismo o ebionaioi (griego: Ἐβιωναῖοι; derivado del hebreo אביונים ebion, que significa "el pobre" o "los pobres"), es un término patrístico que hace referencia a una o varias sectas judeocristianas que existieron durante el cristianismo primitivo.[1]​ Veían a Jesús como el Mesías pero manteniendo una cristología "baja", es decir, afirmaban que Jesús era el Mesías pero rechazaban su preexistencia, esto es, que tuviera naturaleza divina y que su nacimiento hubiera sido virginal[2]​ e insistían en la necesidad de seguir los ritos y leyes judías cumpliendo preceptos como la circuncisión, el sábado o las prohibiciones alimenticias (cashrut).[3]​ Los ebionistas solo utilizaban uno de los evangelios según los hebreos,[4]​ reverenciaban a Santiago y rechazaban a Pablo de Tarso como un apóstata de la ley.[5]​ Su nombre sugiere que otorgaban un especial valor a la pobreza voluntaria. Las últimas comunidades ebionitas podrían haber desaparecido alrededor del siglo V.

Los ebionitas se deben distinguir, tal y como Ireneo de Lyon deja claro ya en el siglo II, de los nazarenos, judíos creyentes en Jesús como Mesías, y descendientes de la primitiva iglesia judía de Jerusalén, que sí creían en la divinidad de Jesús y además celebraban el sábado como día de reposo del Señor.

Ya que no hay evidencia arqueológica autentificada para comprobar la existencia de los ebionitas, su naturaleza e historia no pueden ser reconstruidas de referencias que no han perdurado. Lo poco que se conoce de ellos viene de referencias críticas por influencias de antiguos teólogos y escritores de la iglesia cristiana, quienes los consideraban "heréticos" y "judaizantes".[6]​ Sin embargo, de acuerdo con los estudiosos de la actualidad quienes han estudiado su pertenencia a la historia, los ebionitas existieron como una comunidad distinta de la cristiandad temprana, antes y después de la destrucción de Jerusalén en el año 70 de nuestra era, pero fueron marginados y perseguidos por cristianos gentiles a pesar de la posibilidad de que hayan sido tan fieles a las enseñanzas de Jesús como el mismo Pablo de Tarso.[7][5][8]

En el año 140 de nuestra era, Justino Mártir, en su texto más antiguo que conocemos, describe una secta alejada de la iglesia que observa la Ley de Moisés, y que la sostienen como obligación universal.[9]​ En el 180 d. C., Ireneo de Lyon fue el primero en usar el término "ebionitas" para describir una secta herética y judaizante, que calificaba como tercamente aferrada a la ley.[10]​ En el 212 d. C., Orígenes remarca que el nombre deriva de la palabra hebrea "evyon", que significa pobre.[11]​ El más completo pero a la vez cuestionable relato viene de Epifanio de Salamis, quien escribió un tratado de herética en el s. IV, denunciando 80 sectas heréticas, entre las cuales se encontraba el ebionismo.[12]​ Estas son descripciones generales de su ideología religiosa, aunque en ocasiones hay citas de sus evangelios, que de otra manera estarían perdidos para nosotros.

Usualmente dependiendo entre sí para su valoración, los Padres de la Iglesia distinguieron a los ebionitas de los carpocracianos, cerintos, elcesaiteos, Nazarenos, y sampsaenos, muchos de los cuales eran las primeras sectas de judíos discípulos de Jesús que sostenían su gnosticismo tradicional referentes al punto de vista cristiano que los ebionitas rechazaban. Eusebio de Cesarea menciona, sin embargo, que la minoría ebionista se acercó a hacer suyas estas ideas a pesar de continuar con el nombre de la secta.[13]



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