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Edad Oscura



Se denomina Edad Oscura al periodo de la historia de Grecia que transcurre desde el colapso del mundo micénico (entre 1200-1100 a. C.) hasta la época arcaica griega (siglo VIII a. C.), caracterizado por la escasez de fuentes que hagan referencia a la muy difícil reconstrucción de las realidades históricas de este periodo.[1]

Aparentemente la Edad Oscura es un episodio de decadencia y receso cultural griego pero con los pocos datos que se tienen no es posible asegurarlo. Además se produce la sustitución paulatina del bronce por el hierro.[2]

El hundimiento de la civilización micénica dio inicio a la Edad Oscura. Ante la problemática que ofrecen las escasas fuentes para esclarecer las causas de este hundimiento se han propuesto diversas posibles explicaciones. Modernamente se tiende a considerar que fue producto de varios fenómenos interrelacionados.

En el pasado se ha ofrecido la explicación de que las destrucciones de los centros micénicos fueron llevadas a cabo por los dorios, procedentes del norte de Grecia. Esta explicación se apoya en el estudio de los dialectos griegos de la época posterior así como en el mito del retorno de los Heráclidas.

En contra de esta tesis algunos historiadores, como Z. W. Rubinsohn, han señalado que la llegada de los dorios debió producirse dos siglos más tarde de las destrucciones mientras otros, como John Chadwick, argumentan que en la época micénica ya había hablantes del dialecto dorio. Tampoco hay evidencias arqueológicas de una cultura doria que hubiera suplantado la anterior.

Se ha asociado el inicio de la Edad Oscura con una oleada de invasiones de los pueblos del mar a causa de la cercanía cronológica aproximada de la destrucción de los palacios micénicos con las invasiones documentadas en Egipto de estos pueblos. Algunas inscripciones de tablillas de lineal B de época inmediatamente anterior a la destrucción del palacio de Pilos sugieren que en esta ciudad se esperaba un ataque procedente del mar.

El origen de estas invasiones debe inscribirse en el contexto posterior a la caída del Imperio hitita que eliminó la fuente de estabilidad que había permitido la creación de redes de comercio a larga distancia y la prosperidad de las ciudades-estado del Levante durante la Edad del Bronce.

Sin una potencia dominante capaz de grandes campañas de represalia, muchos pueblos nómadas o semi-nomádas fueron capaces de atacar a las poblaciones más civilizadas.

Sin embargo nunca ha estado claro por qué tantos pueblos se pusieron en marcha a la vez y por qué súbitamente todos ellos obtuvieron una ventaja militar tan grande contra civilizaciones que llevaban siglos de hegemonía. Otros problemas de esta teoría son que en la mayor parte de las islas del Egeo no se aprecian señales de destrucción, así como la constatación de que numerosas destrucciones de Grecia continental tuvieron lugar lejos de la costa.

Al parecer estos pueblos adoptaron una serie de armas nuevas (notablemente la espada larga y la jabalina) que les permitieron enfrentar con ventaja al arma por excelencia de las aristocracias que gobernaban las ciudades-estados: el carro con arqueros. Es probable que las guerras entre ciudades se hubiesen ritualizado (tal como ha sucedido muchas veces en la historia) y que ello, en combinación con las nuevas armas hubiera dado una gran ventaja a unos nómadas determinados y sanguinarios.

Se ha propuesto que la rivalidad entre los diversos palacios micénicos pudo ser la causa de la destrucción de los mismos, así como de la disminución de los recursos y de posibles revueltas civiles contra la aristocracia.

Sin embargo, esta teoría por sí sola no consigue explicar el hecho, arqueológicamente constatado, de que fueron abandonados un número muy elevado de asentamientos menores. Por ello se ha propuesto que en el hundimiento también pudo incidir el agotamiento de los cultivos así como un empobrecimiento de una parte de población que pudo ser debido a una excesiva carga de impuestos y una gran exigencia de trabajo obligatorio.

No se puede descartar que un fuerte terremoto colaborara en el proceso de desintegración de la próspera unidad económica que alimentó las culturas de la época micénica.

Como consecuencia de la inestabilidad y las invasiones, la agricultura de tipo mediterráneo (frágil de por sí) colapsó, reduciéndose extraordinariamente la cantidad de población que podía mantener. Es posible que alguna variación climática y/o el agotamiento de terrenos agrícolas por causa de una previa sobreexplotación también coadyuvaran a la persistencia de la Edad Oscura durante cuatrocientos años. Este cambio climático no ha sido, sin embargo, suficientemente demostrado.

También se han propuesto como causa factores patológicos como la generalización de algunas enfermedades, con base al estudio de restos de huesos de excavaciones en Lerna y Tirinto.

En este periodo se ha establecido una subdivisión basada en la datación de estilos cerámicos predominantes en el Ática, que no siempre pueden extrapolarse con facilidad a otras regiones de Grecia. Se trata, pues, de fases arqueológicas, que marcan una evolución no idéntica en distintas áreas de la Hélade, pero que se emplean por consenso como un modo conveniente de clasificación general.

Durante el periodo submicénico se constata un repertorio tipológico reducido como una evolución del estilo granero micénico, con una decoración simple de líneas horizontales onduladas, verticales, triángulos o semicírculos hechos a mano. Se trata de motivos oscuros sobre fondo claro.

Se produce un gran avance en la cerámica gracias a adelantos técnicos como la aparición del torno rápido y el uso del compás y el pincel múltiple así como el perfeccionamiento de los hornos. Hay una mejora en la calidad de la decantación y de los barnices.

Los motivos de la cerámica pasan a ser totalmente geométricos con predominio de líneas rectas paralelas. Los únicos motivos curvos que aparecen se realizan con el uso del compás. La parte principal de la decoración se sitúa en la franja central del recipiente.

Los mejores ejemplos del arte protogeométrico y geométrico se encuentran en Atenas, en las necrópolis del Cerámico y del Dipylon. Hacia el final de protogeométrico aparece una variante decorativa denominada estilo de Dipylon negro.



Si bien la edad oscura se caracteriza por la falta de información podemos afirmar que fue a fines de este periodo cuando la religión griega se unificó. En su mayoría la información que tenemos es con base en los escritos de Homero y Hesíodo, fueron estos poetas quienes unificaron distintos mitos y leyendas para desarrollar una genealogía y correlación que derivaría en lo que actualmente conocemos como religión de la Antigua Grecia .

Previo a este momento la religión griega era politeísta y localizada, cada región tenía su creencia independiente, la unificación por parte de estos poetas generó un complejo de mitos, rituales y creencias donde los mitos difundidos verbalmente tomaban un rol de importancia.

Homero principalmente brinda detalles acerca de los templos y altares destinados a sacrificios animales, también nos brinda información sobre la profesionalización del sacerdocio y los templos oraculares. Estos últimos fundamentales en la épica heroica, en ellos se hacían consultas sobre el futuro de las ciudades o resultados de las guerras (Homero, Ilíada, XVI, 233-235)



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