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Edris Rice-Wray



¿Qué día cumple años Edris Rice-Wray?

Edris Rice-Wray cumple los años el 21 de enero.


¿Qué día nació Edris Rice-Wray?

Edris Rice-Wray nació el día 21 de enero de 1904.


¿Cuántos años tiene Edris Rice-Wray?

La edad actual es 119 años. Edris Rice-Wray cumplirá 120 años el 21 de enero de este año.


¿De qué signo es Edris Rice-Wray?

Edris Rice-Wray es del signo de Acuario.


¿Dónde nació Edris Rice-Wray?

Edris Rice-Wray nació en Newark.


Edris Roushan Rice-Wray Simon "Edris_Rice-Wray_Carson" (Newark, Essex Country, New Jersey, USA, 21 de enero de 1904 - San Andrés Cholula, Puebla, México, 19 de febrero de 1990) fue una científica y activista estadounidense.

Pionera en la investigación médica que ayudó a probar el valor de la píldora anticonceptiva oral, y trabajó en las primeras investigaciones sobre la inyección anticonceptiva.

La Dra. Rice-Wray era la hija de Mabel y Theron Canfield Rice-Wray casados en 1903. Originaria de la ciudad de Nueva Jersey, La Dra. Rice-Way pasó gran parte de su vida adulta en México y Puerto Rico. La fe era un aspecto importante de su vida personal. Ella era de la fe Bahá'i (pionera de la Fe baha’i en México) y escribió el libro Bahá'i Portales-a-la-libertad mientras estaba en México.

Recibió el premio del sesquicentenario de «el conocimiento , la sabiduría y el coraje de servicio»" de la Universidad de Michigan en 1967. El periódico estadounidense The Wall Street Journal-Home Journal la nombró una de los 75 mujeres más importantes de América en 1971.

En el Vassar College obtuvo su licenciatura en Medicina. En la Universidad de Míchigan obtuvo una especialidad médica en Salud Pública. En la Universidad Northwestern University obtuvo una especialidad médica en Planificación Familiar. Asistió también a la Universidad Cornell, donde fue miembro de la hermandad de mujeres Alpha Phi.

Fue miembro del cuerpo docente de la Escuela de Medicina de Puerto Rico y directora médica de la Asociación de Planificación Familiar del mismo país. Participó en los primeros ensayos clínicos a gran escala de trabajo de la historia por más de 17 años hasta que la ONU (Organización de las Naciones Unidas) la llamó para trabajar en México, donde fundó en 1959 la primera Clínica de Planificación Familiar de la Ciudad de México, el periódico El Universal citó: «Es la primera clínica de planificación en América Latina».

Ella atendió y consultó a varias mujeres mexicanas y motivo a usar la pastilla anticonceptiva en su Clínica Asociación Pro-salud Maternal fundada en 1963 también en la ciudad de México, donde fue directora. Al fin de proseguir en demostrar la eficacia y seguridad de la píldora, los ensayos en humanos tuvieron que ser llevados a cabo y reportar los avances que se obtenía con la píldora, ese era uno de los trabajos que efectuaba. Puerto Rico fue seleccionado como un sitio de prueba en 1955, en parte porque no había una red existente de clínicas de control de natalidad que asistieran a las mujeres de bajos recursos en la isla. Los ensayos comenzaron allí en 1956, algunas de las mujeres fueron invitadas a probar la píldora (Enovid) y la Dr. Rice-Wray le escribió a Gregory Goodwin Pincus (biólogo estadounidense e investigador quien co-inventó la píldora anticonceptiva oral combinada) y ella informó [la pastilla] «da cien por ciento de protección contra el embarazo pero causa algunas reacciones secundarias y eso no permite que sean aceptables». cada experimento fue supervisado por la Dr. Edris Rice-Wray ella siempre tenía la ventaja de estar cerca de la gente y atenderlos clínicamente, la Dr. Rice-Wray nunca perdió su interés en hacer que la píldora fuese una realidad y en buscar métodos más eficaces para el control de la Natalidad.

Hubo más de 50 publicaciones de la Doctora que hablaban sobre el control de la natalidad y de investigaciones que la Dr. Rice-Wray hizo; en la revista Life en la década de 1970 fue publicado como mujer importante de la década. Recibió varios premios por su labor en la difusión de la píldora en América Latina por demostrar su eficacia y beneficios, ella fue la consignataria de Planned Parenthood Federation of America (Federación de Planificación Familiar de Estados Unidos). En 1978 recibió el importante premio Margaret Sanger Award.

Le importaba mucho la salud pública y el bienestar de la nación mundial es por eso que hizo un muchos discursos sobre «El valor de la píldora anticonceptiva», «La igualdad del hombre y mujer», «Los hechos de los métodos anticonceptivos», «El problema para las madres que abortan», «El crecimiento demográfico», «La población en los años posteriores», etc. en 1965 pronunció un discurso con el presidente de la Clínica de Planificación Familiar de EE. UU. Alan Guttmacher sobre el crecimiento de la población y la demanda de servicios y productos alimenticios para las naciones y lo difícil que será para los años 2000.

El 11 de mayo de 1960 salió a la venta por primera vez la píldora anticonceptiva. En la actualidad se considera que Margaret Sanger, Katharine McCormick y Edris Rice-Wray son las «madres» de la píldora anticonceptiva.

En febrero de 1956, la Dra. Rice-Wray accedió a supervisar un gran estudio sobre la píldora anticonceptiva (BCP) realizado por el Dr. Gregory Pincus[1]​ en su unidad de salud pública en Río Piedras (Puerto Rico) ―un complejo de viviendas de bajos ingresos en un suburbio de San Juan (Puerto Rico)―. Con la ayuda de una trabajadora social, Iris Rodríguez, la Dra. Rice-Wray comenzó a reclutar a mujeres casadas con fertilidad reconocida para que participaran en un ensayo clínico de la píldora anticonceptiva (BCP).[2]

Un grupo de tratamiento de 100 mujeres se comparó con un grupo de 125 usuarios de condones o diafragmas. De las primeras 100 mujeres participantes, 30 se retiraron debido a efectos secundarios adversos que un artículo periodístico publicó. Hubo muchos participantes dispuestos que estaban ansiosos de tomar los lugares de los que abandonaron. No es sorprendente que, una vez que se corrió la voz, más mujeres de bajos ingresos trataron de inscribirse en el estudio. Las mujeres de clase alta económicamente hablando también llegaron a la clínica para pedir la píldora anticonceptiva (BCP).[3]

En diciembre de 1956 debido a su trabajo con la píldora anticonceptiva, la doctora Rice-Wray fue presionada a renunciar por la ONU y OMS a la Secretaria de Salud de Puerto Rico para ser parte de la OMS de México porque solicitaban su labor. Pero antes de irse a aceptar una posición con la Organización Mundial de la Salud (OMS) en México, Rice-Wray informaba que 221 mujeres estaban tomando correctamente la píldora anticonceptiva (BCP),[3]​ y no habían tenido ni un solo embarazo y cuando ellas decidan podrán embarazarse sin problemas. Afortunadamente, ella continuó su trabajo, con la OMS en México. Ella también ayudó a organizar la píldora anticonceptiva (BCP) haciendo ensayos clínicos en Haití en 1957. La mayoría de los datos clínicos iniciales sobre píldora anticonceptiva (BCP) pueden vincularse a los esfuerzos de la doctora Rice-Wray y sus colaboradores. Con esta base, la pastilla anticonceptiva podría ser presentada ante la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA).

En la década de 1970 Rice-Wray se trasladó a Puebla, en el municipio de Cholula, donde trabajó como profesora en la UDLA en los campos de la ecología, la Antropología y Estudios de la Población, donde siguió teniendo consultas médicas ayudando y aportando conocimientos a la medicina en San Pedro Cholula y en San Andrés Cholula (Puebla) incluyendo propaganda del uso de la píldora anticonceptiva y donde en el año 1985 fue nombrada socia emérita de la Asociación Médica de Cholula. Durante los últimos días de su vida, vivió en Cholula, Puebla, México, y murió en su casa en San Andrés Cholula, acompañada de sus hijas y nietos.

Ella nació en la fe bajai (Bahaísmo) Fe bahá’í siendo pionera en la fé en Puerto Rico y después en México.

«Portales a La libertad»[4]​ con permisos para publicarlo en México por la Doctora Edris Rice-Wray siendo que para ella era importante la devoción como su trabajo, compartiendo la fé y trabajó con el Instituto Bahá'i Ameila Colins en San Andrés Cholula teniendo muchas personas compartiendo la fé.

Estiércol de cocodrilo, hueso de comadreja, testículos de castor: Estos son sólo tres de los ingredientes inverosímiles que los seres humanos han utilizado en un intento de evitar el embarazo durante los siglos pasados. Pero fue, finalmente, la progesterona conejo, y una mezcla de plantas medicinales indígenas mexicanas que proporcionaron la clave de seguridad, una control de la natalidad efectiva, y de tal modo hay una apasionante historia, una que Jonathan Eig cuenta con suspenso y elegancia en El nacimiento de la píldora.

La historia comienza en 1950, con una reunión de una noche de invierno «por encima de Park Avenue [...] una anciana a quien le encantaba el sexo» y un científico comparado una vez como Frankenstein. La mujer era Margaret Sanger, que había pasado 40 años en una cruzada para iniciar la organización de la planificación familiar. El científico era Gregory Pincus, autor de polémicos intentos de criar conejos en una placa de Petri. Sanger explicó a Pincus su sueño de toda la vida, una idea tan escandalosa como para parecer mágica: un método barato, algo sencillo para el control de la natalidad que permitiera que el sexo fuera espontáneo y que no permitiera cometer errores en el calor del momento. Una mujer debía ser capaz de utilizarlo sin el conocimiento de su pareja sexual. Tenía que ser reversible y seguro, por lo que si la mujer quería quedar embarazada, ella pudiera en un futuro hacerlo sin repercusiones negativas para su hijo. Lo mejor sería una píldora. «¿Puedes hacer eso?», le preguntó Sanger a Pincus.

Es difícil recordar hoy lo radical que esta proposición fue en 1950. La búsqueda de Sanger era liberar a las mujeres a tener relaciones sexuales sin el miedo o la posibilidad de un embarazo, lo que les permite continuar su educación, carreras, igualdad de condiciones con los hombres, y salud. El control de la natalidad disponible en forma de preservativos como condones y diafragma tenía un alto índice de fracaso en esos tiempos. Las mujeres estaban desesperadas por controlar el tamaño de sus familias, como lo demuestran las 250 000 cartas que recibió Sanger pidiéndole ayuda:

Este libro contiene más detalles que ilustra las duras vidas de las mujeres antes de la llegada de la píldora, que hace un trabajo magistral y una explicación de la imaginación, la perseverancia y atrevimiento que tomó para aliviar su difícil situación del mundo. En la década de 1950, en la mayor parte de los Estados Unidos de Norte América, la difusión de información del control de Natalidad llegó a ser ilegal debido a la «obscenidad» de las leyes y por su rigurosidad; por motivo de la violación de estas leyes, Sanger fue arrestada muchas veces en su larga carrera. en 1917, un juez de primera instancia sentenció que las mujeres «no tienen el derecho a copular con la sensación de seguridad de que no habrá un embarazo resultante».[5]

Pincus también era una persona que aceptaba riesgos, negó un puesto en Harvard por sus experimentos radicales con la fertilización in vitro. Pero con 2000 dólares de Sanger y de la Asociación de Planificación Familiar, estableció un laboratorio en Worcester (Massachusetts) y ―junto con otros dos científicos, MC Chang y Hudson Hoagland― comenzaron a probar con conejas las inyectándoles de la hormona progesterona. Pincus encontró que, a pesar de los hábitos de apareamiento prolíficos, no se embarazaban. La emoción generada por este descubrimiento es tan emocionante para leer; La investigación científica, no lucrativa, motivado por Pincus (se negó a patentar su investigación), pero necesitaba más dinero para continuar su trabajo. Se introdujo en la Investigación a Katharine McCormick. Ella era «feroz y encantadora», una de las primeras mujeres en graduarse con un título en el MIT y la heredera de una gran fortuna. Ella se había hecho amiga de Sanger, ayudando a abrir la primera clínica de planificación familiar en Brooklyn en 1916. Una de las muchas anécdotas maravillosas en este libro cuenta cómo, en 1923, McCormick se atrevio y ayudó a contrabandear más de 1000 diafragmas de Europa en los dobladillos cosidos de la ropa de alta costura y enviado a Estados Unidos.

En 1952, McCormick comenzó a financiar la investigación de Pincus, pero más que dinero, Pincus necesitaba sujetos para prueba humanos. Estaba seguro de que las mujeres con impaciencia en probar un nuevo método anticonceptivo aceptarían. Durante siglos las mujeres han empleado medios peligrosos para poner fin a embarazos no deseados como inyectarse a sí mismas aguarrás, utilizaban sondas, ingiriendo pociones de mosca española y aceite tanaceto. El problema para Pincus sería cómo mejorar «los límites de la ley y la ética» para poner a prueba la progesterona en las mujeres. Necesitaba la ayuda de un médico de confianza.

John Rock era su hombre, jefe de la clínica de esterilidad en el Hospital Gratis para Mujeres de Boston (Estados Unidos). Él había tenido cierto éxito en el tratamiento de problemas de fertilidad femenina, dando a sus pacientes la progesterona y el estrógeno, siendo un católico devoto. Rock escuchó cuando sus pacientes explican las complejidades de la vida de las mujeres: algunas cicatrices por abortos mal practicados, otros en los problemas de salud a causa de los embarazos múltiples, muchos tratando de criar a más hijos de los que podrían apoyar. Decenas de sus pacientes le pedían una histerectomía: fue el único método que «Como la compasión de garantizar el fin de sus días de embarazo. [...] Abrumado por su devoción hacia la Iglesia católica, «las opiniones religiosas de Rock cambiaron».

Pincus comenzó ensayos de progesterona con algunos de los pacientes de Rock. El equipo más tarde reclutó enfermeras y probando con enfermos mentales sin su consentimiento. Las pruebas fueron una enorme carga: Los participantes soportaron biopsias endometriales, frotis vaginales diarios, la temperatura elevadas, y los efectos secundarios tales como náuseas. Pocas mujeres podían soportar la rutina de tiempo suficiente para obtener resultados fiables. Finalmente, el equipo incluyó a la Dra. Edris Rice-Wray, una médica de Puerto Rico. Una «rebelde», que quería ayudar a las madres pobres de la isla limitaran el número de hijos que engendraban (en promedio de 6,8 hijos por cada mujer). A partir de 1956, la progesterona se dispensó a las mujeres en Puerto Rico y en Haití. Estos sujetos del ensayo son heroínas anónimas. Eig escribe que los científicos violaron dos protocolos de investigación de la medicina moderna. No informaron a los pacientes de la finalidad del estudio ni les advirtieron de posibles riesgos.

En 1960, la FDA aprobó la píldora para su uso como control de la natalidad en los Estados Unidos. Rock presionó el proyecto al Papa para que le diera la bendición, también, de que los católicos estarían de acuerdo en que la píldora no era más que un refinamiento del «método del ritmo» que la iglesia sancionaba, ya que utiliza las hormonas naturales del cuerpo para controlar la fertilidad. Pero en 1968, una encíclica papal lanzó estas esperanzas. Rock, por sus esfuerzos, fue llamado «un violador moral». Sin embargo entre los 100 millones de mujeres en todo el mundo que toman la píldora hoy en día muchas son católicas y ya es visto para bien en la Iglesia, sin duda porque todo cambio que se logra para bien de la sociedad pero que implica un gran cambio siempre va haber obstáculos y críticas por la ley y la iglesia pero al ver sus beneficios la sociedad lo aceptará para su mejoría y el cambio de las conciencias sociales respetando las opiniones de los demás.

Esta es la historia de cuatro «inadaptados rebeldes valientes», El nacimiento de la píldora rebosa de detalles fascinantes, como el hecho olvidado de que Prescott Bush (padre y abuelo de los presidentes Bush) sirvió como tesorero de la primera campaña de recaudación de fondos de Planificación Familiar, en 1947. En nuestros tiempos, cuando el progreso en la salud reproductiva de la mujer se deshace y se hace rehén de la derecha religiosa, cuando las legislaturas y tribunales amenazan con negar los milagros de la ciencia y el progreso humano tan deslumbrantementes retratado aquí, tomen en cuenta esta historia y leanla completa, el libro de Jonathan Eig es una lectura esencial.[6]



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