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Eduardo López Bustamante



¿Qué día cumple años Eduardo López Bustamante?

Eduardo López Bustamante cumple los años el 9 de diciembre.


¿Qué día nació Eduardo López Bustamante?

Eduardo López Bustamante nació el día 9 de diciembre de 1881.


¿Cuántos años tiene Eduardo López Bustamante?

La edad actual es 142 años. Eduardo López Bustamante cumplirá 143 años el 9 de diciembre de este año.


¿De qué signo es Eduardo López Bustamante?

Eduardo López Bustamante es del signo de Sagitario.


¿Dónde nació Eduardo López Bustamante?

Eduardo López Bustamante nació en Maracaibo.


Eduardo López Bustamante (Maracaibo, Venezuela, 9 de diciembre de 1881- 30 de junio de 1939) fue uno de los intelectuales más destacados de Venezuela, durante la primera mitad del siglo veinte y una figura ilustre de la jurisprudencia venezolana. Este periodista, abogado y poeta, se distinguió por ser un férreo defensor de los derechos humanos y de la libertad, durante la dictadura del general Juan Vicente Gómez.

Eduardo López Bustamante nació en el sector "Los Haticos" de Maracaibo, el 9 de diciembre de 1881. Era el hijo mayor de don Eduardo López Rivas y de doña Carmen Bustamante de López. Su padre era un conocido periodista, editor y director del diario El Fonógrafo y de la revista El Zulia Ilustrado. Era además el propietario de una famosa casa editorial de Venezuela, la Imprenta Americana.

Su madre era sobrina del médico venezolano Francisco Eugenio Bustamante y descendiente del general Rafael Urdaneta, por la línea paterna. Doña Carmen falleció durante los primeros años de la adolescencia de su hijo mayor, quedando la formación del joven y de sus hermanos enteramente a cargo del progenitor.[1]

López Bustamante creció dentro de una atmósfera intelectual, a la sombra de su padre. Desde su niñez aprendió varios idiomas, lo cual le llevó a ocupar, cuando era aún muy joven, un cargo importante en el diario "El Fonógrafo". A los 18 años era el traductor de las noticias internacionales del diario, que por esa época llegaban a los periódicos en el idioma original de cada país.

El joven se fue involucrando poco a poco en la profesión periodística y ascendiendo dentro de la empresa familiar. Allí adquirió formación y ética profesional. Él y sus hermanos, Carlos, Enrique y Teresa, se formaron trabajando bajo la dirección de su padre. Llegaron a conformar un equipo de comunicadores sociales muy importante en el país, convirtiéndose después en lo que, según el escritor Alfredo Tarre Murzi, se considera una auténtica dinastía de escritores: la Dinastía López de Venezuela.[2]

Eduardo López Bustamante se casó en 1910 con Aurora Pérez Luzardo, hija del general Eduardo Pérez Fabelo, destacado militar zuliano, interventor de la aduana del puerto de Maracaibo y personaje íntimamente ligado a la historia del Estado Zulia. El matrimonio tuvo seis hijos, entre ellos Aurora López Pérez, pionera de la enfermería en Venezuela. Doña Aurora Pérez de Lopez era hermana del jurista zuliano Néstor Luis Pérez Luzardo, sobrina-nieta del Dr. Joaquín Esteva Parra y abuela de Luis Giusti López.[1]

López Bustamante trabajó al lado de su padre hasta el mes de diciembre de 1908. A partir de ese momento el progenitor se retiró y dejó a cargo de su hijo mayor la dirección del diario "El Fonógrafo" y de la "Imprenta Americana", posición para la cual le había preparado a lo largo de su vida.

Durante sus años como director los talleres de la imprenta se renovaron, acordes con el nuevo siglo. Las nuevas linotipias permitieron un tiraje mayor y López Bustamante llevó el periódico a ocho páginas. Creó además en Caracas una edición simultánea de "El Fonógrafo", bajo la dirección local de su hermano Carlos López Bustamante, y en Madrid la primera corresponsalía de Venezuela en Europa, a cargo de su hermano Enrique López Bustamante.[3]

A través del diario “El Fonógrafo” Eduardo López Bustamante modernizó el periodismo tradicional en Venezuela y sentó las bases de las comunicaciones de hoy. El concepto de tres polos de información, Maracaibo-Madrid-Caracas, era algo nunca visto a principios del siglo XX y el trabajo de varios periodistas coordinando la labor, representó el primer intento de lo que hoy son las corresponsalías.[4]

López Bustamante y sus hermanos protagonizaron una cruzada por la vanguardia, que en 1918 José Rafael Pocaterra describió en su libro “Memorias de un venezolano de la decadencia”. Se refería entonces al diario “El Fonógrafo” como “lo único que se había parecido a periódico moderno en Venezuela”. Las ediciones de Caracas y Maracaibo -escribía- representaban dos grandes y modernos diarios venezolanos, de ocho páginas cada uno”.[3]

"El eje Maracaibo-Madrid- Caracas fue el primer intento de una visión global del periodismo venezolano. El director de “El Fonógrafo”, Eduardo López Bustamante, tenía a su cargo la coordinación y la edición matriz del diario en Maracaibo. En Caracas estaba al frente Carlos López Bustamante, encargado de la edición simultánea de la capital, y el contacto con Europa lo ejercía Enrique López Bustamante, corresponsal del diario en Madrid. Al frente de la Imprenta Americana, donde se editaba “El Fonógrafo” de Maracaibo, estaba Teresa López Bustamante, que controlaba el telégrafo y el flujo de información entre las tres capitales." [4]

A partir de 1908, el diario comenzó a padecer la represión y la censura del gobierno del dictador recién estrenado, Juan Vicente Gómez. El general Gómez, que asumió el poder el mismo año en que López Bustamante se encargó de "El Fonógrafo", protagonizó uno de los regímenes dictatoriales más largos y feroces de Hispanoamérica. Como lo explica el escritor José Rafael Pocaterra en su libro Memorias de un Venezolano de la decadencia, los López Bustamante no escaparon de aquella tiranía, mucho más brutal que todas las anteriores. Los regímenes despóticos anteriores, escribe Pocaterra, habían respetado aquel periódico, cuyo progreso material era una consecuencia de su enorme responsabilidad moral.[3]

La nueva perspectiva de información trajo episodios sonados dentro y fuera del país. Tal es el caso de un artículo de Enrique López Bustamante, corresponsal en Madrid, que el escritor José Rafael Pocaterra relata así: “en una de sus crónicas el corresponsal ironizaba en relación a un tema comentado por la prensa española, sobre las galanterías del Rey de España con una célebre actriz. El embajador de España en Caracas formó una alharaca por el artículo aparecido en El Fonógrafo, porque lo había reproducido ampliamente la prensa de Madrid, y dirigió una nota al Ministro de Exteriores de Venezuela. Pocos días después se abrió juicio contra El Fonógrafo, pero los tribunales del Zulia declararon sin lugar la pintoresca demanda”.[3]

El escritor Gastón Montiel describe en su libro sobre los abogados distinguidos del Zulia, cómo Eduardo López Bustamante protagonizó un célebre episodio a través del editorial de "El Fonógrafo", publicado con motivo del natalicio del libertador Simón Bolivar. El diario había recibido recomendaciones del gobierno de hacer un panegírico del dictador Juan Vicente Gómez, comparándolo con el padre de la patria. López Bustamante escribió un editorial satírico, describiendo en metáforas la barbarie del régimen gomecista y revelándose abiertamente ante la vanidad del dictador:[5]

La Primera Guerra Mundial había comenzado en 1914, cambiando el panorama internacional y la política y economía de todos los países involucrados; Venezuela no podía escapar. Gómez se inclinaba por el imperio alemán en el conflicto, aunque mantenía una aparente neutralidad frente a la comunidad aliada. En 1917, Eduardo decidió abrir una edición simultánea de "El Fonógrafo" en Caracas, bajo la dirección de su hermano menor, Carlos López Bustamante. Según el escritor y colaborador de "El Fonógrafo" José Rafael Pocaterra, la edición capitalina gozó desde el comienzo de una gran popularidad porque, a diferencia de otros medios informativos de la época, "El Fonógrafo" simpatizaba con los países Aliados. Esta posición molestaba a Gómez, quien, a partir de entonces, decidió acabar con el diario a toda costa. En palabras del escritor Pocaterra, por esa época llovían amenazas, anónimos y ultrajes.[6]

Pocaterra explica además que la política editorial trajo como consecuencia el desbalance económico de "El Fonógrafo", cuyos avisos publicitarios, que provenían en su mayoría de las firmas de importación y comercio alemanas con sede en Maracaibo, comenzaron a ser retirados. La presión del gobierno sobre el diario se hizo cada vez más intensa pero los hermanos López Bustamante continuaron con su línea editorial independiente.[6][7]

El 23 de agosto de 1917, el periódico fue allanado por tropas del gobierno. Las oficinas de "El Fonógrafo" en Caracas y Maracaibo fueron clausuradas definitivamente, terminando con ello, escribe José R. Pocaterra, el esfuerzo de dos generaciones... y 38 años de existencia del gran diario zuliano. López Bustamante se exiló en Curacao donde vivió dos años expatriado.[7]

En 1919 regresó a Venezuela bajo falsa promesa de armisticio, pero fue encarcelado durante cinco años en una fortaleza colonial ubicada en la entrada del Golfo de Venezuela: El Castillo de San Carlos de la Barra. Muchos de sus mejores poemas fueron escritos durante el largo cautiverio.

que me encierran y oprimen
asisto de las horas el lento desfilar
los recuerdos se agolpan en mi cerebro y gimo
y me bebo las lágrimas

En el castillo de la isla de San Carlos del Zulia pasó López Bustamante sus cinco años de cautiverio, con grillete y perno en los pies y viviendo en condiciones infrahumanas. Compartió su celda con un sacerdote muy respetado en la ciudad de Maracaibo, Olegario Villalobos, de quien recibía clases de latín. López Bustamante, a su vez, se encargó de enseñarle francés al sacerdote, y después de aquellos difíciles años les unió siempre una gran amistad.

Durante su cautiverio, se dedicó al estudio del Derecho. La clausura definitiva de la imprenta y del diario dejaba claro para el periodista la necesidad de tener otra profesión, con el fin de abrirse paso al reincorporarse a la sociedad venezolana, gobernada aún por Gómez. Por ello, al quedar en libertad, Eduardo López Bustamante estaba preparado para recibir el título de abogado.

En cuanto salió de la prisión se trasladó a la ciudad de Mérida, en Los Andes venezolanos, y se presentó a los exámenes de Derecho. Recibió su título de doctor en Ciencias Pólíticas en la Universidad de Los Andes el 14 de octubre de 1924. Según el escritor Gastón Montiel Villasmil, a partir de entonces fue un auténtico apasionado de la base fundamental del derecho.[8]

Contaba con el respeto del pueblo zuliano, dentro del cual, de acuerdo al escritor Alfredo Tarre Murzi, gozaba de gran popularidad. Se encargó de múltiples casos sin cobrar un centavo, entregándose a los más necesitados de sus servicios como abogado. Su paso diario por la Plaza Bolivar de la ciudad, constituía un acontecimiento en el centro de Maracaibo. La gente lo esperaba desde tempranas horas de la mañana y su jornada comenzaba en estrecho contacto con los que dependían de su ayuda. Familias enteras de las comunidades zulianas, se congregaban frente a la estatua de Simón Bolivar a la espera del Doctor López Bustamante.

También hacían acto de presencia los trabajadores de la recién estrenada explotación petrolera en el Estado Zulia, por cuyos intereses y beneficios, de acuerdo al escritor venezolano Ciro Nava, llevó a cabo una cruzada jurídica. Cuando se inició en Venezuela el movimiento obrero, a raíz de la explotación petrolera, Eduardo López Bustamante tomó partido al lado de los asalariados y se convirtió en defensor líder de los derechos de los trabajadores. En este aspecto, escribe Nava, la obra del doctor Eduardo López Bustamante es de intenso recuerdo y valía para el Zulia. Sus campañas contra el viejo imperialismo yanqui en América hispana fueron únicas en Venezuela y en el continente. El escritor venezolano Gastón Montiel Villasmil agrega que López Bustamante escribió diversos trabajos de interesante contenido jurídico relacionados con el tema, entre ellos destaca el titulado "La responsabilidad de los accidentes de trabajo".

Realizó también una investigación de once capítulos sobre el arrendamiento de obras en la legislación venezolana, considerada por los estudiosos una obra magnífica y reseñada con frecuencia en las publicaciones dedicadas a la jurisprudencia. La Revista de Derecho de La Universidad del Zulia, del año 1963, se refiere a este famoso trabajo: El magnífico trabajo jurídico, monográfico, titulado "Del arrendamiento de obras", producto del estro fecundo de quien fuera en vida Eduardo López Bustamante...relevante figura intelectual...

Durante los años que ejerció como abogado, López Bustamante volvió a ser editor. Creó ORDO, "Revista Mensual de Derecho, Jurisprudencia y Legislación", donde fueron tratados a profundidad los más variados temas jurídicos. Los ejemplares de ORDO se conservan en la Biblioteca Nacional de Venezuela, en la ciudad de Caracas.

Eduardo López Bustamante fue uno de los dos abogados escogidos para comenzar la reapertura de la Universidad del Zulia, después de la larga clausura ordenada por Cipriano Castro. El 13 de agosto de 1930 se permitió la apertura de una única escuela: la Escuela de Ciencias Políticas. Junto al Dr. Pedro París, López Bustamante tomó las riendas de la nueva Universidad del Zulia, que poco a poco iría incorporando otras facultades. Se mantuo como docente en la posteriormente creada Escuela de Derecho hasta su muerte y fue además Secretario General de Gobierno del Estado Zulia y Ministro de la Corte Suprema del Estado Zulia. Fue también uno de los más activos reorganizadores del Colegio de Abogados del Estado Zulia en 1935 y miembro de su junta directiva.[8]

Eduardo López Bustamante falleció en Maracaibo el 30 de junio de 1939 y su repentina muerte conmovió a la comunidad marabina. Fue velado en su residencia de la calle Carabobo de Maracaibo, número 4-23, que aún sigue en pie en la ciudad que lo vio nacer. De allí salió el cortejo hacia la Iglesia Catedral, seguido del pueblo del Zulia en procesión, que dio a sus funerales la pompa del dolor colectivo.[9]

Representantes de todas las comunidades del Estado Zulia se unieron a la familia y a los obreros y empleados petroleros, venidos de la costa oriental del lago para cargar el féretro. Según diarios locales de la época, la impresionante multitud congregada en los alrededores obligó a las autoridades a cerrar el tráfico de vehículos en la zona, mientras el cortejo caminaba de la residencia familiar hasta la Iglesia Catedral de Maracaibo para celebrar el funeral.

Los restos de Eduardo López Bustamante reposan al lado de los de su esposa, en el panteón de la familia Pérez Luzardo del cementerio "El Cuadrado" de la ciudad de Maracaibo.



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