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Eduardo Parra Pizarro



Eduardo Parra Pizarro (Los Andes, 24 de agosto de 1943) es un poeta y músico multinstrumentista chileno, miembro fundador del grupo Los Jaivas junto a sus hermanos Claudio y Gabriel.[1]​ En Los Jaivas se desempeñó como tecladista y letrista entre 1963 y 2010, año en que se bajó del escenario definitivamente por razones de salud.[2]​ Sin embargo, sigue cumpliendo funciones dentro del grupo dedicado a la administración del sitio web de Los Jaivas.[cita requerida]

Desde pequeño tuvo una sensibilidad distinta a la de sus hermanos Claudio y Gabriel, también músicos, quienes tenían un carácter más contemplativo y racionalista. Esto lo llevó a simpatizar con la bohemia porteña de Valparaíso, y a huir de su casa a la edad de 15 años, con la idea de recorrer el continente. Las variadas circunstancias de la vida lo obligaron a llegar solo hasta Tocopilla.[1]

Con la creación del grupo, Eduardo asumió la tarea de ser pianista, aunque después comienza a ejecutar el órgano. De hecho, es su órgano eléctrico el que Los Jaivas deben vender para reunir el dinero para poder pagar su primera grabación profesional: El Volantín, de 1971.

Eduardo fue el poeta y escritor del grupo Los Jaivas. Su actividad creativa como literato lo ha llevado a publicar algunos libros, como los poemarios: La Puerta Giratoria (1968),"Pequeño contratiempo justo a final de siglo" (1980), Cuentos de Paciencia-Ficción (1981), Mamalluca (1999), Ruego por ti, Valparaíso (2004), "La isla de la dulzura" (2007) y "Santiago" (2013). [3]​ Además, forma parte del grupo de jóvenes intelectuales que da vida a la actividad cultural de Valparaíso y Viña del Mar en los primeros años de la década de 1970. Con ellos; poetas y escritores, tales como Juan Luis Martínez, Tito Valenzuela, Sergio Badilla Castillo, Juan Cameron, Fernando Rodríguez y Eduardo Embry, pintores, entre ellos, Freddy Flores Knistoff, Jorge Osorio Tejeda, Marco Antonio Hughes, Francisco Rivera Scott, Hugo Rivera Scott y músicos y artistas; Eduardo protagoniza largas jornadas de debates culturales y va conformando la base de su creación lírica.[1]

Aunque el crédito Los Jaivas aparece bajo casi todas ellas, Eduardo es el integrante del grupo que ha aportado la mayor cantidad de letras a la banda. Su verso, cercano a la naturaleza y a la Madre Tierra tanto como a los sentimientos más puros del ser humano, se adapta perfectamente a la creación musical del resto del grupo.

En lo musical, Eduardo es el encargado de entregar, con sus sintetizadores, la atmósfera y los adornos musicales a los temas, a través de característicos e intrincados solos de inusitada belleza y fuerza, como los que aparecen en "Sube A Nacer Conmigo Hermano" de Alturas de Machu Picchu (1981); "Guajira Cósmica" de El Indio (1975); "Canción del Sur", del disco homónimo de 1977, casi todo el disco Obras de Violeta Parra; la "Milonga Carcelaria" de Arrebol (2001) y muchas otras. Asimismo, es el único Jaiva además de Gato en cantar la voz solista de una canción completa: se trata de "El Residente Nacional", de Arrebol, que aprovecha su característica voz baja para desarrollar un tema irónico y chispeante, a la vez que suave y sereno.

Después de 2003, con la muerte de su compañero de banda y amigo Gato Alquinta, su primera reacción fue de no querer volver a los escenarios; sin embargo, rectifican y junto a los hijos de Gato, logran resucitar al grupo y lo mantienen en actividad constante hasta la actualidad.[4]

Durante 2009, anuncia su retiro de los escenarios, producto de las consecuencias de la poliomielitis, que lo afecta desde niño, y que lo ha acompañado durante años. El músico continúa su residencia en París, junto con su familia, y prepara nuevos libros de poesía, ya alejado del ajetreo de las giras con Los Jaivas.[5]



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