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El ángel exterminador (película)



El ángel exterminador es una película surrealista de Luis Buñuel producida en México por Gustavo Alatriste y protagonizada por Silvia Pinal (esposa del productor), Enrique Rambal y Claudio Brook. Fue realizada tras el éxito internacional de Viridiana, también producida por Gustavo Alatriste e interpretada por Silvia Pinal. Se estrenó en la Ciudad de México el 22 de septiembre de 1962.

Un grupo de burgueses de la Ciudad de México es invitado a una cena en la mansión de los Nóbile, después de asistir a la ópera. Mientras, los sirvientes y los cocineros sienten muchos deseos de abandonar la mansión y se marchan. Al terminar la cena, los invitados se dan cuenta de que no pueden salir de la habitación por una razón misteriosa totalmente desconocida, aunque aparentemente no hay nada que lo impida. A medida que van pasando los días, el alimento y la bebida empiezan a escasear, los anfitriones y los invitados enferman, la basura se acumula y duermen donde pueden. A partir de ese momento, la etiqueta, las buenas costumbres y la cordialidad poco a poco se acaban perdiendo y los burgueses se comportan como auténticos salvajes.


Lo que interesaba a Buñuel de este asunto es la posibilidad de hacer una película de catástrofe, de naufragio, como el evocado por La balsa de la Medusa de Gericault, solo que en un lujoso interior burgués, con el comportamiento refinado de la aristocracia llevado a sus más humillantes límites de degradación. Pero también lo inexplicable de la desgracia, la lucha contra un impedimento desconocido y azaroso.[cita requerida]

Se han propuesto explicaciones religiosas o marxistas de esta película, aunque Buñuel raramente usa la alegoría o la metáfora. Es más frecuente en su obra la greguería de Ramón Gómez de la Serna, el ultraísmo y el surrealismo, los cuales se sitúan en un plano más allá de las interpretaciones alegóricas. Sí se explora en la obra la degradación del comportamiento humano ante situaciones límite, incluso en la clase social en que presuntamente las normas de cortesía son más cultivadas.[cita requerida]

En su análisis hay que tener en cuenta también el humor y el esperpento. Así, cuando por fin pueden salir tras haber curiosamente conseguido estar todos y cada uno en la misma exacta postura en que comenzó la trágica encerrona y tocar la misma sonata de Pietro Domenico Paradisi que se interpretó en la recepción primera, van todos exultantes a una misa de Te Deum y, al finalizar el rito, de nuevo la inexplicable situación de que no pueden salir de la iglesia. Pero ahora ya no son una decena, sino centenas quienes están atrapados, y como antes Buñuel les permitió que llegaran corderos que, sacrificados, fueron sabroso ternasco a su hambruna, ahora, y en el plano final, vemos zigzaguear en su auxilio a todo un rebaño ovino, mientras que la policía reprime a balazos unas manifestaciones de protesta que casualmente están sucediendo en el exterior, y la banda sonora emite campanadas, balazos y esquilas sobre la impresión de la palabra «fin».

El director usó en esta película sistemáticamente las repeticiones de secuencias, aunque no idénticas. A pesar de que en muchas ediciones se han cortado creyendo erróneamente que constituían defectos de montaje, estas son plenamente conscientes. Nada más comenzar la película vemos a todos los invitados que vienen de la ópera entrar en la mansión de Nóbile. Y entran dos veces. Pero con sutiles diferencias. En una secuencia el punto de vista de la cámara en el plano en que atraviesan la puerta de entrada es en un acentuado picado y en otra, en claro contrapicado. Del mismo modo vemos a las criadas, que, a la vez van saliendo de la casa, sin ningún motivo aparente, salir dos veces y esconderse de nuevo en sendas ocasiones al ver la llegada de los burgueses a la cena; el brindis es propuesto dos veces por el anfitrión... más de una decena de estas repeticiones, que dan un ritmo extraño y poético al film, podrían contarse.

En cuanto a los detalles de los diálogos, ha de tenerse en cuenta que es una película ideada enteramente por Buñuel, aunque colaboraba siempre con un guionista «escritor». Por ello, está el film trufado de bromas privadas y recuerdos de juventud, sueños de la etapa surrealista y chistes habituales de sus conversaciones. Se permitió incluir uno de los gags de su etapa de Hollywood, escrito en mayo de 1944 (y registrado por Buñuel en la Screen Writers Guild con el número 30.454 en fecha de 14 de noviembre de 1945) con destino a una película de Robert Florey titulada The beast with five fingers (1947).[cita requerida]

Luis Buñuel realizó un autoremake del filme diez años después en su El discreto encanto de la burguesía (1972).


Esta película recibió el Premio Fipresci de la crítica internacional y premio de la Sociedad de Escritores del Cine en Cannes de 1962.[1]

Tras el éxito en Cannes de Viridiana, a Buñuel se le permitió volver a rodar una película con entera libertad, aunque no con todos los medios económicos que habría deseado. Y todo ello porque El ángel exterminador es un retrato de la alta burguesía, y Buñuel se quejó en sus memorias de lo parco que hubo de ser en cuanto a diseño de producción en esta película en particular:

El título de la película está inspirado en una idea de José Bergamín. Al principio se iba a titular Los náufragos de la calle Providencia, pero Bergamín le comentó que quería titular una obra teatral El ángel exterminador, y Buñuel, entusiasmado, le pidió prestado el título, a lo que Bergamín respondió que no era suyo, sino de una obra muy antigua, el Apocalipsis de la Biblia.

Esta película ocupa el lugar decimosexto en la lista de las 100 mejores películas del cine mexicano, según la opinión de veinticinco críticos y especialistas del cine en México, publicada por la revista Somos en julio de 1994.[2]​ En la actualización de esta lista publicada publicada por el portal Sector Cine en junio de 2020, ocupa el lugar 3.

Además, es listada entre las mil mejores películas de todos los tiempos por el New York Times.[3]

En la película Midnight in Paris (2011) de Woody Allen, el personaje Gil Pender (Owen Wilson) viaja en el tiempo a la década de los 20 y conoce, entre otros, a Luis Buñuel (Adrien de Van). En ese encuentro, Gil le propone a Buñuel la idea de El ángel exterminador y el propio Buñuel se muestra sorprendido ante la premisa, sin terminar de entenderla.

The Exterminating Angel es una ópera con música de Thomas Adès y libreto de Tom Cairns basada en la película de Buñuel. Se estrenó en el festival de Salzburgo 2016.[4]

En enero de 2018, Blanca Portillo puso en escena su versión de El Ángel Exterminador en el Teatro Español de Madrid.[5]​ De hecho, pese al mérito en la dirección del film que marcó hitos en la filmografía mexicana, quedó en la crítica la insatisfacción de que la ambientación no hubiera sido armada en Paris, como fue la intención inicial.



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