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El curioso impertinente



El curioso impertinente es una novela corta, del mismo estilo que las Novelas ejemplares, intercalada por Miguel de Cervantes en la primera parte del Quijote. Es leída por el cura Pero Pérez en la venta de Palomeque.

Ambientado en Florencia, el relato refiere la historia de dos amigos llamados Lotario y Anselmo, y de la esposa de este, Camila. Anselmo, presa de una impertinente curiosidad, pide a Lotario que corteje a Camila, para saber si esta le es fiel. Al principio, Camila rechaza indignada las pretensiones de Lotario, y Anselmo queda muy satisfecho de la fidelidad de su mujer, pero decide que Lotario insista. Al fin, Lotario y Camila se convierten en amantes, mientras Anselmo continúa convencido de la lealtad de ambos. Una circunstancia imprevista hace, sin embargo, que se descubra toda la verdad, Camila huye de su casa, y Anselmo muere de pesar al momento de escribir la causa de su muerte.

La fuente más antigua del asunto de la novela ejemplar de Cervantes está en la Historia, libro I, de Heródoto, en la historia de fin trágico de Candaules que quiere que su favorito Giges contemple a su esposa desnuda. El gozo compartido entre amigos, propio de la cultura helénica no es entendido por su esposa, una bárbara para quien mostrarse desnuda en público es una deshonra ignominiosa. El mismo asunto es tratado en la antigüedad griega por Xantos, Nicolás de Damasco y Platón.

Otra fuente es el tema del medio amigo y del amigo íntegro de origen oriental, introducido en la cultura europea por el judío converso oscense Pedro Alfonso en el siglo XII en su Disciplina clericalis, una compilación de exempla escrita en latín y difundida por todo occidente. La moraleja del cuento oriental es que la verdadera amistad triunfa por encima de cualquier desgracia, incluidas las provocadas por el amor. En la literatura medieval española el cuento del amigo íntegro o del medio amigo está recogido en El libro del cavallero Zifar (hacia 1300), en El conde Lucanor (1335) de don Juan Manuel y en el Libro de los ejemplos por a. b. c. (primera mitad del siglo XV) entre otros, puesto que su difusión fue muy amplia. Ya en siglo XVI, lo encontramos en El patrañuelo (1567) de Juan de Timoneda.

Pero la forma definitiva la adopta tras su tratamiento por parte de Boccaccio en el Decamerón. Con esto se convierte en novella, cuyo fin primordial es entretener. En esta versión se pone en pie de igualdad a los dos amigos.

Poco después de su aparición en la primera parte del Quijote de 1605, ya sirvió de fuente de inspiración a un desarrollo más amplio en la comedia trágica titulada también El curioso impertinente, de Guillén de Castro, escrita hacia 1606. Algunas de las diferencias radican en que en la novela de Cervantes la impertinente curiosidad o prueba de Anselmo acaba provocando una perversión de los valores, en principio considerados como firmes, tanto de Lotario, su amigo «perfecto» como de su esposa Camila, que tras la caída, generan mentira, fingimiento y por fin, una tragedia en cadena en la que mueren los tres protagonistas. Desdichado final ejemplar para advertencia de que no se debe jugar con fuego.

Del mismo modo, la plena catarsis del desenlace de Cervantes se convierte en Guillén de Castro en un final de tragicomedia. Muere Anselmo, paga con ello la alteración del orden de los afectos naturales entre Lotario y Camila que ha generado y rinde por fin tributo a todo lo que Lotario le había generosamente dado, a su amor en primer lugar. A su vez, Lotario y Camila se unen en feliz matrimonio, como convenía a los cauces de la ya triunfante comedia nueva lopesca.

En cambio en la comedia de Guillén de Castro la dama, Camila y Lotario (en este caso se trueca el antropónimo de los protagonistas masculinos) se aman, cuando, llega Anselmo de un viaje y cae presa de los encantos y virtud de Camila. Lotario, que ha sido criado en casa de Anselmo y debe su inserción social a este, le cede a Camila en matrimonio. La impertinente prueba de Anselmo pondrá a prueba la firmeza de su esposa que, a diferencia de la Camila cervantina, «atrevida y amoral» en palabras de Christiane Faliu Lacourt, es virtuosa y maneja las riendas del destino, consiguiendo lo que se propone sin renunciar a la virtud extrema de la que desde el inicio de la comedia hace gala. Como dice Faliu-Lacourt, (op. cit., pág. 177) «Desaparece Anselmo, causa de todos los males, y aun él, consciente de sus faltas, recibe la muerte como un bien».

Algunos autores han interpretado que en esta novela Cervantes defendía, entre otras cosas, la «imposibilidad de debate o polémica religiosa entre cristianos y musulmanes». Esta controversia entre religiones sería imposible porque no puede realizarse con «ejemplos palpables, fáciles, inteligibles, demostrativos, indubitables, con demostraciones matemáticas que no se pueden negar [···]». Por esta dificultad, señalada por Cervantes, de que cristianos y musulmanes puedan llegar a convencerse entre sí, se le atribuye como posible una postura «escéptica, tolerante o pacificadora» que el mismo autor habría adoptado «sin ningún tipo de dudas y a pesar de frases o formulaciones concretas [···] resaltadas como defensa ante posibles sospechas».[1]

En la lengua inglesa, el personaje cervantino Lotario, bajo la forma britanizada Lothario, ha llegado a constituir un epónimo, de forma que en inglés, Lothario sirve para designar al seductor egoísta y sin escrúpulos. El término se popularizó a través de la obra de 1703 «La bella penitente» (The Fair Penitent), de Nicholas Rowe,[2]​ una de las varias derivaciones inglesas de la obra de Cervantes.



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