El espejo de la bruja (película)

Rosita Arenas
Armando Calvo
Isabela Corona
Dina de Marco
Carlos Nieto

El espejo de la bruja es una película de la época de oro del cine mexicano de terror, estrenada el 12 de julio de 1962, bajo la dirección de Chano Urueta y protagonizada por Rosita Arenas, Armando Calvo, Isabela Corona y Dina de Marco.

Sara (Corona) es una bondadosa bruja que trabaja como ama de llaves en la casa de una pareja, compuesta por el cirujano Eduardo (Calvo) y su bella esposa Elena (Marco), que comparte su condición de bruja con el ama de llaves. Sara encanta un espejo para hacer que éste muestre el porvenir. En un atisbo al futuro ambas descubren que Eduardo está planeando asesinar a Elena para casarse con otra mujer, la hermosa Déborah (Arenas). Sara intentará salvar a Elena de la muerte con un conjuro, pero no logra evitarlo. Cuando Eduardo aparece en la casa con Déborah, con quien ya se ha casado, Sara decide vengar la muerte de Elena con todos los medios mágicos que encuentre a su alcance.

El espejo de la bruja fue producida por Abel Salazar, protagonista y también productor de El vampiro y El ataúd del vampiro, célebre díptico de Fernando Méndez sobre vampirismo en México. Además de marcar el regreso al cine de la actriz de la época dorada del cine mexicano, Isabela Corona, el filme tuvo a la cabeza del reparto a la esposa de Salazar, Rosita Arenas, en el papel de la desafortunada segunda esposa. El guion fue escrito por dos especialistas en cine de terror, Alfredo Ruanova y el director y guionista Carlos Enrique Taboada, realizador de filmes de culto como Hasta el viento tiene miedo, El libro de piedra y Veneno para las hadas.

El director Chano Urueta tuvo una larga trayectoria como realizador de películas de todos los géneros, como Hombres del mar (1938); El signo de la muerte (1939), en la que dirigió a Cantinflas; Los de abajo (1940), según el libro de Mariano Azuela; El conde de Montecristo (1942) y la película con la que se inició el género de “cine de luchadores" La bestia magnífica en 1953. Ese mismo año Urueta dirigió El monstruo resucitado, con la actriz checa Miroslava y hasta el fin de su carrera hizo otros títulos recordados por los fanes del cine fantástico, como la admirada La bruja (1954) (que contiene una escena que evoca M, de Fritz Lang) y la inenarrable El barón del terror (1962), entre la risa, el espanto y lo insólito; y dio vida al personaje Tsekub Baloyán en la versión fílmica de Chanoc (1970).