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El príncipe Ígor



El príncipe Ígor (título original en ruso, Князь Игорь, Kniaz Ígor) es una ópera en cuatro actos y un prólogo con música de Aleksandr Borodín y libreto en ruso del propio compositor. Debido a la muerte de Borodín en 1887, la ópera quedó inacabada y la partitura fue corregida y terminada por los compositores Nikolái Rimski-Kórsakov y Aleksandr Glazunov. El estreno póstumo tuvo lugar en San Petersburgo, en el teatro Mariinski, el 4 de noviembre de 1890.

El libreto, del propio Borodín y de Vladímir Stásov está basado en un poema épico ruso del siglo XII y se corresponde, vagamente, con la historia narrada en el Cantar de las huestes de Ígor, que relata la campaña del príncipe ruso Ígor Sviatoslávich contra las tribus de los pólovtsy, invasoras en 1185.

La partitura incluye las famosas danzas corales conocidas como «Danzas polovtsianas» (o Danzas de los pólovtsy), que divulgaron en Europa occidental los ballets de Diáguilev y que se interpretan independientemente en los conciertos. Otra pieza destacada es el aria del jan Konchak, para bajo.

Después de considerar brevemente el drama de Lev Mei La novia del zar como tema (más tarde asumido en 1898 por Nikolái Rimski-Kórsakov, su 9.ª ópera), Borodín empezó a buscar un nuevo proyecto para su primera ópera. Vladímir Stásov, crítico y asesor de Los Cinco, sugirió el Cantar de las huestes de Ígor, un poema en prosa épico del siglo XII, y envió a Borodín un guion para una ópera en tres actos el 30 de abril de 1869.[2]​ Inicialmente, Borodín encontró la propuesta interesante pero de enormes proporciones:

Después de recoger material de fuentes literarias, Borodín empezó a componer en septiembre de 1869 con las versiones iniciales del arioso de Yaroslavna y la cavatina de Konchákovna, e hizo un esbozo de las danzas polovtsianas y la Marcha de los pólovtsy. Pronto empezó a tener dudas y dejó de componer. Expresó sus recelos en una carta a su esposa: "Hay tan poco drama aquí, y nada de movimiento... Para mí, la ópera sin drama, en sentido estricto, no es natural."[4]​ Así empezó una época de alrededor de cuatro años en la que no siguió componiendo El príncipe Ígor, sino que empezó a apartar materiales para la ópera en otras obras, la Sinfonía n.º 2 en si menor (1869–76) y la ópera-ballet en colaboración Mlada (1872).[5]

El proyecto Mlada pronto terminó, y Borodín, como otros miembros de Los Cinco, que estaban implicados —César Cui, Modest Músorgski, y Rimski-Kórsakov—pensó en formas de reciclar la música con la que había contribuido. De los ocho números que había compuesto para el Acto IV de Mlada, aquellos que metió (o devolvió a) El príncipe Ígor están el N.º 1 (Prólogo: El coro de apertura en do mayor), N.º2 (material para el arioso de Yaroslavna y el aria de Ígor), N.º 3 (Prólogo: El eclipse), N.º 4 (Acto III: El trío), y N.º 8 (Acto IV: El coro final).[6]

Borodín regresó al Príncipe Ígor en 1874, inspirado por el éxito de sus camaradas Rimski-Kórsakov y Músorgski en la representación de sus óperas históricas La dama de Pskov (1873) y Borís Godunov (1874). Este período también marca la creación de dos nuevos personajes, los desertores Skulá y Yeroshka, quienes tienen mucho en común con los monjes deshonestos Varlaam y Misaíl en Borís Godunov.

En sus memorias, Rimski-Kórsakov menciona un concierto en el año 1876 en el que se interpretó el "coro final" de Borodín, la primera representación pública de música del Príncipe Ígor identificada por él:

La idea de un epílogo coral en el libreto original sin duda estaba inspirado por el ejemplo de Una vida por el zar de Glinka, a cuya memoria El príncipe Ígor está dedicada.

La principal ocupación de Borodín fue la química, incluyendo la investigación y la enseñanza. Sin embargo, pasó mucho tiempo apoyando la causa de la mujer, para gran consternación de sus compañeros compositores, quienes entendían que debía dedicar su tiempo y talento a la música.[8]​ En 1876, un frustrado Stásov abandonó la esperanza de que Borodín acabase alguna vez El príncipe Ígor, y ofreció su libreto a Rimski-Kórsakov.[9]​ Rimski-Kórsakov en lugar de ello ayudó a Borodín a orquestar importantes números -por ejemplo, las Danzas polovtsianas- en preparación para una interpretación de concierto en 1879:

Borodín trabajó en El príncipe Ígor, cogiéndolo y dejándolo, durante casi 18 años.

Borodín murió de repente en 1887, dejando inacabado El príncipe Ígor. Rimski-Kórsakov y Stásov fueron a casa de Borodín, recogieron sus partituras, y se las llevaron a casa de Rimski-Kórsakov.

El relato, muchas veces repetido, de que Glazunov reconstruyó y orquestó la obertura de memoria después de habérsela oído al compositor es verdadera sólo en parte. La siguiente afirmación del propio Glazunov clarifica la cosa:

El estreno mundial se produjo en San Petersburgo el 4 de noviembre (23 de octubre en datación antigua) del año 1890 en el Teatro Mariinski. Diseñaron los escenarios Yánov, Andréyev y Bocharov, mientras que Lev Ivánov fue el maestro de baile.

Más tarde le siguió el estreno en Moscú. Primero en 1892 por la Sociedad de Ópera Rusa, dirigida por Iosif Pribik. El estreno en el Bolshói se dio en 1898 con dirección de Ulrij Avranek. Otros estrenos destacados fueron el de Praga en 1899, y en París en 1909, con una producción de Serguéi Diáguilev presentando a Fiódor Chaliapin como Gálitski y Maria Kuznetsova como Yaroslavna. Londres vio la misma producción en 1914 dirigida por Thomas Beecham, de nuevo con Chaliapin como Gálitski. En 1915 el estreno en los Estados Unidos ocurrió en el Metropolitan Opera, pero se representó en italiano y fue dirigido por Giorgio Polacco. La primera representación en inglés fue en el Covent Garden el 26 de julio de 1919, con Miriam Licette como Yaroslavna.[15]​ En España se dio por primera vez en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona, en 1922.

Esta ópera se representa poco; en las estadísticas de Operabase aparece la n.º 153 de las óperas representadas en el período 2005-2010, siendo la 11.ª en Rusia, con 20 representaciones.

En enero y febrero de 2009 se representó en el Teatro Aalto por la Ópera de Essen. Mientras algunos aspectos de la producción fueron inusuales, un crítico señaló que "colocar las Danzas (polovtsianas) como final es una idea elegante, […] los directores Andrejs Zagars y Noam Zur han presentado así un Príncipe Ígor musical y dramatúrgicamente coherente. Un sentido aplauso para una tarde que merece la pena en la ópera.[16]

En junio de 2013 el Teatro Bolshói de Moscú produjo una nueva representación de la ópera bajo la dirección del célebre Yuri Liubímov. La coreografía de las danzas polovtsianas corresponde a la famosa versión de Kasián Goleyzovski de 1933.

Numerosas ciudades rusas han sido ocupadas por los pólovtsy. El príncipe Ígor, que reina en Putivl, donde vive con su esposa, la princesa Yaroslavna, quiere defender sus tierras y, desoyendo los consejos de su esposa y del pueblo que ha creído intuir, a causa de un eclipse, un mal presagio, se pone al frente de su ejército y marcha contra el jan Kontchak. Con él va su hijo Vladímir. Deseoso de suplantarlo, Gálitski, su cuñado, soborna a Skulá y a Yeroshka tratando de erigirse en señor de aquellas tierras.

En el campo de los pólovtsy nace, entre los hijos de Ígor y de Konchak, un idilio. Mientras que Konchákovna obtiene el consentimiento de su padre para contraer matrimonio con Vladímir, el príncipe Ígor se opone al mismo. Suena la famosa aria del príncipe Ígor "Ni sná, ni ótdyja izmúchennoy dushé...". A cambio de un acuerdo de paz, Konchak ofrece al príncipe Ígor la libertad, pero este rechaza el ofrecimiento. El coro de muchachas polovtsianas canta "Uletáy na krýliaj vetra...". Los pólovtsy ejecutan sus aguerridas danzas.

Sabiendo que su ciudad está amenazada, el príncipe Ígor no vacila más y se escapa abandonando a su hijo. El jan no lo persigue, pero retiene a Vladímir al que desposa con su hija.

El príncipe Ígor vuelve a Putivl donde es recibido como un héroe por su esposa y por el pueblo.




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